4 장

2.5K 174 5
                                    

Una de sus cejas se levantó lentamente mientras la miraba fijamente a la cara. "No lo he decidido", murmuró. "Te lo haré saber cuando lo haga". Dio media vuelta y caminó al otro lado de lo que ella ahora reconocía como una especie de cabaña de troncos.

_____ cerró brevemente los ojos, lo suficiente como para respirar hondo en un esfuerzo por no desmayarse nuevamente. Kim Namjoon, pensó, mientras la bilis le subía por la garganta. Allá en Gyeonggi era considerado más infame que Jung Jong Seok, y más despiadado también. Jung Jong Seok, el hombre que supuestamente dejaba a sus víctimas inconscientes enseguida, y esperaba hasta que estuvieran muertas para hacerles cosas espantosas. Según los rumores, Kim Namjoon les hacía todo eso a sus presas mientras aún vivían... y eran concientes de lo que les estaba haciendo.

La ráfaga de adrenalina que experimentó inicialmente al reconocerlo se esfumó, dejándola entumecida y helada hasta los huesos. Sus dientes empezaron a castañetear mientras observaba la cabaña a su alrededor, buscando posibles rutas de escape. Sólo había una... la puerta de entrada. De alguna manera, darse cuenta de eso la hizo sentir más desesperanzada aún, más hundida y deprimida.

La cabaña de troncos era pequeña, muy pequeña. Consistía en una única habitación dividida en tres ambientes distintos. Pegado a la estufa a leña estaba el dormitorio, que equivalía a la cama, sobre la que la habían recostado, y una nudosa cómoda de pino. Del lado más "alejado" de la cabaña, donde estaba parado Kim Namjoon ahora, estaba la cocina. La conformaban una hornalla diminuta, una pequeña y nudosa mesa de pino, y dos aparadores. Y, finalmente, había un baño en el centro. No ostentaba más que un inodoro.

Dios santo del cielo, se dijo a sí misma, no podía morir aquí, mientras sus dientes castañeteaban como locos. Aquí no. Por favor, aquí no.

_____ se irguió en la cama, mientras los cobertores de pluma en los que la habían envuelto se amontonaban alrededor de su cintura. Sus senos quedaron a la vista en el helado cuarto, sus pezones color rosa sobresalían como dagas por el frío. Se quedó sin aliento al darse cuenta de que estaba desnuda, luego se quedó sin aliento nuevamente al sentir un punzante dolor que le atravesaba el cráneo. Gritó mientras caía de espaldas sobre la cama; el latido de su cabeza era demasiado insoportable como para ponerse a pensar en lo que implicaba el hecho que sus senos desnudos estuvieran en exhibición.

"Deja de sacudirte", gruñó una voz masculina en un tono bajo. Sintió que la cama se hundía levemente y supo que él se había sentado a su lado. "El airbag te pegó fuerte en la cabeza. Debe haber causado que algo en la camioneta te haga un corte en allí, además. Sacudirla de esa manera no ayuda mucho".

_____ no podría haber abierto los ojos, aun si su vida hubiera dependido de ello. Toda su cara estaba arrugada en una máscara congelada de dolor, el interminable golpeteo en su cabeza era como una migraña amplificada mil veces. "Du-duele", jadeó, agarrándose la cabeza. "A-ayúdeme... duele".

"Shh, bueno, cálmate. Te estas sobreexcitando", dijo suavemente.

Estaba sobreexcitada por muchas razones. El dolor era sólo una de ellas. La más importante era la pregunta de cuánto más dolor debería soportar, sólo que la próxima vez vendría de mano del extraño hombre. Afortunadamente, el dolor que estaba experimentando en ese momento era demasiado intenso como para ponerse a pensar en alguna de las atroces posibilidades.

El le agarró la mano y la separó con fuerza de la herida. Kim Namjoon, pensó ella... ¡Kim Namjoon! Esto era como despertarse y encontrar a Freddy Krueger inclinado sobre ti con un cuchillo para cortar carne y una botella de Chianti.

"Si sigues tocándola, tendré que atarte", murmuró, haciendo que su cuerpo se paralice por primera vez. "He atravesado muchas dificultades para que esta herida se cure –cinco días de molestias, de hecho– y no dejaré que arruines los resultados".

_____ se preguntó, histérica, si la estaba curando sólo para poder divertirse volviendo a cortarla en pedacitos, pero, atinadamente, se guardó el comentario. "Lo siento", susurró, agitando los párpados por un instante. Trató de enfocar su cara, pero no pudo. El dolor le había nublado la visión. Todo lo que pudo registrar fueron esos ojos negros y penetrantes clavándole la mirada. "Perdón", masculló, cerrando los ojos una vez más.
"Sólo mantén los ojos cerrados", dijo con voz apagada. "Voy a tratar de conseguirte más sopa después de que descanses un poco".

Sus palabras activaron un recuerdo distante en _____, ¿una escena retrospectiva de los cinco días que había pasado inconsciente, quizás? Pequeñas impresiones, raídos destellos de consciencia.

Unas fuertes manos que la levantaban. Sopa de fideos caliente bajando por su garganta. La sensación de un trozo de tela fresco apretando contra su cabeza seguida del penetrante olor a ungüento. Una respiración cálida susurrando palabras reconfortantes en su oído. Una lengua enrollándose en uno de sus duros pezones.

_____ lloriqueó silenciosamente mientras caía en un pesado e inevitable sueño. Deseaba haber imaginado la última parte, y que Kim Namjoon no tuviera ningún interés en ella como mujer, o fundamentalmente, como potencial presa. Podría haber jurado que le gustaban las chicas de cabello negro. Pero por otra parte, quizás el período de abstinencia de víctimas de tres años lo había vuelto menos selectivo. Rogó que ese no fuera el caso.

"Duérmete", murmuró su captor, mientras sus manos caían hacia los cobertores amontonados bajo su ombligo. Las estiró lentamente sobre su cuerpo, mientras la yema de sus dedos le generaban piel de gallina cuando rozaban su piel desnuda. "Y dicho sea de paso, prefiero las castañas".

_____ habría boqueado si hubiera tenido la energía suficiente, pero como no la tenía, tuvo que conformarse con encogerse mentalmente. No tuvo la intención de decir eso sobre sus víctimas anteriores en voz alta, sólo quiso pensarlo.

El último destello de consciencia que recuerda, antes de que la venza un profundo y pacífico sueño, fue la impresión de que la envolvían con cobertores para darle calor...
Y que la yema de un pulgar rozaba ligeramente uno de sus prominentes pezones antes de que los cobertores la cubrieran hasta el cuello.

Desaparecidos [ Kim Namjoon y tú] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora