17 장

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Dos noches después...

Namjoon se despertó en el medio de la noche con una dolorosa erección. Recostado sobre su espalda, con las manos detrás de la cabeza, exhaló mientras él y su verga miraban al techo.

No había movido un dedo para tocar a _____ en dos días. Era lo correcto, se consoló a sí mismo. Era lo correcto, pero también lo más difícil. De sólo pensar en su estrecha y succionadora concha, se ponía duro como una roca. Y esos pezones...

Frunció el ceño, diciéndose que no debía llegar a eso.

Algo bueno había resultado de los dos últimos días sin sexo, sin embargo. Aun si ella no le creía sobre las violaciones, estaba bastante seguro de que _____ creía que él no la lastimaría a ella en particular. Eso era bueno. Un buen comienzo.

La parte mala era que dudaba que la pequeña y sensual _____ comenzara a anticiparse a sus necesidades sexuales otra vez como solía hacerlo, especialmente ahora que no tenía más miedo de que la corten en mil pedazos.

Aceptó tristemente que casi deseaba haberla dejado vivir con esa terrible fantasía.

Pero eso no habría estado bien. Mentalmente, había sufrido ya suficiente, y no quería hacerle pasar nada más.

Namjoon se dio cuenta de que _____ tenía que resolver más que sólo las cuestiones sobre el pasado de él y si le podía creer o no. También tenía que resolver la realidad del momento, la realidad de su confinamiento. Él sabía que ella no quería ser forzada a quedarse en la cabaña con él. Lo que ella no entendía era que él tampoco quería mantenerla aquí contra su voluntad. Quería que se quede, es cierto, pero porque ella lo deseara, algo que sabía que no pasaría jamás.

Cuidarla durante todos esos días, sin saber si viviría o moriría, había cambiado algo en su interior. Por muchos años no se permitió sentir nada por nadie, no desde el día en que Lee Haneul había aparecido durante el día de visita en la cárcel del condado para decirle que habían terminado. Le había dicho que no le creía. Le había dicho que se parecía demasiado al sujeto del identikit. No testificaría en favor suyo, no aceptaría sus llamadas, nada.

Habían terminado.

Ver a Lee Haneul irse fue como una puñalada en las tripas. Si ella no le creía, tenía pocas esperanzas de que alguien más lo hiciera. Y, por supuesto, tuvo razón. Nadie le creyó entonces y nadie le creía ahora.

Después de eso, Namjoon se cerró por completo. Como si importara ahora. En prisión no había nadie a quién acercarse, a menos que a uno le gustara el pan con manteca por el trasero, que a él no. Cerrarse fue más fácil. Hasta que conoció a _____.

Para cuando la sacó de la camioneta destrozada, ella ya estaba inconsciente. Su cabeza tenía un golpe bastante serio, y por el corte que tenía, sospechó que fue otra cosa además del airbag. No pensó que sobreviviría esa noche, pero lo hizo. La cuidó bien, la observó tan vigilantemente como un perro guardián, sólo se fue de su lado lo suficiente a buscar algo que cazar para comer y cortar leños para la estufa.
Dos días más tarde, ella comenzó a volver en sí por breves lapsos de tiempo. Pensó que _____ no recordaría mucho de ello, o nada en absoluto, porque había estado delirando con fiebre. No fue consciente de dónde estaba hasta el quinto día.

Namjoon estaba agradecido de que ella no podía recordar esos primeros días, porque estaba bastante seguro de que _____ tendría una peor imagen de él –suponiendo que eso fuera posible– si supiera que la había tocado íntimamente. No la había penetrado ni nada de eso, pero le había chupado los pezones. Algo muy feo para hacérselo a una mujer inconsciente, notó. No tenía excusa. Lo único que podía decir en defensa propia era que había sentido mucha ternura hacia ella mientras la cuidaba, y hacía realmente mucho tiempo que no estaba cerca de una mujer desnuda, y sus pezones eran tan duros y...

Desaparecidos [ Kim Namjoon y tú] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora