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"No estoy de acuerdo", dijo ella temblorosa. "Hombre de poca fe".

Él arrugó el ceño. "_____, confío en ti con todo mi corazón. Tú lo sabes".

"¿Entonces qué piensas que he estado haciendo estos últimos tres meses?". Ella sonrió ante su confundida expresión, luego se quitó el bolso del hombro y comenzó a revolver su contenido. "El infierno no tiene furia como la de una mujer desdeñada". Levantó rápidamente sus cejas al alcanzarle un periódico. "O la de una mujer injustamente separada del hombre que ama".

Namjoon tomó lentamente el periódico de su mano. Su mirada pasó rápidamente de su cara al titular. Se paralizó. Sus ojos se agrandaron con descreimiento.

"¿Esto es real?", preguntó en un tono aturdido.

"Ah, sí", susurró _____. Ella sonrió de oreja a oreja. "Muy real".

Estaba demasiado conmocionado como para hacer otra cosa que mirarla fijamente. Ella no lo culpaba. Namjoon pasó de ser un buscado fugitivo condenado a un hombre libre en un abrir y cerrar de ojos.

El periódico contaba todo sobre cómo había contratado a detectives privados y usado sus conocimientos de computación para hacer un trabajo de investigación ella misma, todo con la esperanza de encontrar suficientes "agujeros" en la evidencia como para al menos conseguir que Namjoon tenga un nuevo juicio con un abogado de verdad que lo represente. Tuvo que decirle la verdad a su familia sobre lo que había ocurrido cuando la historia salió a la luz, por supuesto.

Conmocionó a todos, por decirlo suavemente. Estaban aturdidos, pero la entendieron. Su madre fue la primera en alentarla para que vuelva a la cabaña, insistiéndole para que vaya a buscar a Namjoon y lo trajera de regreseo.

La ganancia por su trabajo duro y dinero invertido fue mejor de lo que anticipaba. Atraparon al verdadero violador. Es más, su sangre coincidía positivamente con la mancha de sangre que encontraron en el auto de la primera víctima. Ayer, el asesino con la cicatriz tan parecida a la de Namjoon presentó un alegato de no culpable por demencia.

Cualquiera fuera el resultado, Kim Namjoon era un hombre libre.

"¿Tú hiciste esto... por mí?", murmuró.
_____ asintió con la cabeza. "Quisiera poder decir que tu libertad se debe por completo a mi brillantez y persistencia, pero...". Suspiró, con una sonrisa triste. "Tenías razón respecto a que él se iría, Namjoon", susurró. "La policía de Guri encontró cuatro cuerpos más hace dos meses. Inicialmente, pensaron que eras tú porque estabas suelto, por decirlo así; pero el forense volvió y dijo que no era posible, que las muertes habían ocurrido durante un período de tiempo anterior a tu huída".

"Siento que haya sucedido de esa manera", se lamentó en voz baja.

"Yo también". Su mirada oscura encontró la de él. "Pero estoy tan feliz de que seas libre".

"Ah, _____". Namjoon la alzó y le dio un gran abrazo. Cerró los ojos mientras la abrazaba, hamacándose lentamente hacia delante y atrás sobre sus talones. "Gracias", dijo, un poco tembloroso. "Esto es lo más increíble que alguien ha hecho por mí".

Ella lo abrazó fuertemente, disfrutando la sensación de su duro cuerpo sosteniendo el de ella, inhalando el perfume masculino que pertenecía solamente a él.

"Por nada", susurró ella.

Namjoon pestañeó, luego exhaló. La apretó nuevamente antes de bajarla al suelo. "Esto se siente... bueno, extraño, por lo menos".

_____ hundió los dientes en su labio inferior.

Él levantó una ceja. "¿Qué sucede?".

"Me preguntaba..." Aclaró su garganta y habló un poco más alto. "Me preguntaba adónde irías ahora que puedes ir donde quieras". Se sonrojó y apartó la mirada.

Namjoon la tomó de ambos lados de su cara y la obligó a mirarlo. Sus ojos eran más intensos de lo que los había visto antes. "Señorita, usted no ya podría deshacerse de mí aunque lo intentara".

_____ respiró hondo para no llorar. "Promesas, sólo promesas", dijo con una sonrisa.

Él no le sonrió. Sus ojos brillaban, sin embargo. "Creo que Gyeongsang suena como un gran lugar para empezar de nuevo".

"Lo es", susurró ella. Ella buscó su mirada. "Entonces, ¿vas a besarme, o qué?".

Namjoon sonrió. "Besarte. Casarme contigo. Darte hijos". Levantó las cejas al acercarla a su lado, y comenzó a bajar con ella la colina. "Le dije, señorita, ya no se deshará de mí ahora".

_____ le sonrió. La parte de los hijos, o al menos de uno, ya estaba encaminada. Reprimió una sonrisa sagaz, y decidió decírselo más tarde. Dios sabe que ya tenía demasiadas emociones fuertes para tratar de manejar en este momento.

Ella nunca se había sentido más feliz, o más en paz –o más segura sobre su futuro– en toda su vida. Su destino estaba con Kim Nam Joon . El hombre al que amaba tanto hasta doler. "¿No quieres juntar tus cosas antes de que caminemos hasta mi auto?".

Él se paralizó. Ambos se detuvieron y se dieron vuelta para mirar una última vez la pequeña y remota cabaña en lo alto de las montañas. La cabaña con recuerdos agridulces.

Se habían enamorado allí, pero ambos habían sido prisioneros, también.

Namjoon disintió lentamente con la cabeza. Apretó a _____ contra él y siguió bajando la pendiente. "Tengo todo lo que necesito aquí". Dobló su cuello y la besó sobre la cabeza. "Ahora llévame a casa para que te pueda amarrar como corresponde".

_____ rió por lo bajo. "Sólo si me prometes hacerme tú-sabes-qué primero".

"Corazón", Namjoon dijo con ese sensual acento arrastrado suyo, "te haré tú-sabes-qué todos los días por el resto de tu vida".

"Promesas, sólo promesas".

Desaparecidos [ Kim Namjoon y tú] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora