¿Qué pretendes?

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Un chico de cabello morado, caminaba de manera calmada.
Había estado huyendo de Verde hace unos momentos. No esperaba eso, bueno, tal vez un poco. Ser utilizado como conejillo de indias gracias a su cuerpo inmortal. Pero aquello no significaba que no le dolieran todos esos los locos experimentos en los que se envolvía cuando el científico estaba cerca suyo.
Por eso había salido huyendo del cuarto y más que se encontraba Reborn, parecía estar disgustado por algo. Entonces era mejor huir antes de ser usado como pelota ante estrés.

Camino por el campus sin preocupaciones, sin ningún motivo para sospechar que la vida le tenía preparado un par de cosas.
Se topó con Luce, aquella chica de voz dulce, cabello negro y lindos ojos de la misma tonalidad. Con un tatuaje o marca de nacimiento de un lirio.

—¡Hola, Skull!—la chica saludo alegremente.

Él intento evitarlo, lo hizo. Algo se revolvía en su estómago cada que la miraba. Podía recordar como escogió a su actual nube aún cuando sabía que él era uno de los más fuertes para protegerla. Pero no dejo que le afectara, solo sonrió dándose la vuelta lentamente.

—Hola, Giglio Nero-San—saludó cortésmente, haciendo una pequeña reverencia. Por primera vez desde que se habían vuelto a ver con la chica sin la maldición estaba siendo educado con ella.

—Mouu, Skull—se quejó la chica—llámame Luce, nos conocemos desde hace años.

—No puedo, Luce-San—sonó despectivo sin querer—somos conocidos. Usted no es parte de nuestra familia.

Y pudo notar como la chica se encogía evidentemente apenada por el asunto. Le restó importancia dispuesto a seguir caminando. Eso tal vez le quitaría el mal sabor de boca presente.
Pero la pelinegra tenía otros planes al respecto. No podía soportar que ahora ninguno de esos chicos que antes querían ser parte de su familia había encontrado a donde pertenecer.

—Se que ya tienes un cielo, pero nada impide que seamos amigos Skull—si no la conociera, podría jurar que estaba celosa.

Skull no sabía exactamente de qué estaba hablando la chica. Así que simplemente se quedó callado, observando. Nadie podría decir que no fuera un hablador, un tipo mal intencionado. Pero ahora no estaba seguro de a qué quería llegar ella diciéndole ese tipo de cosas, las provocaciones eran claras y sería muy estúpido de su parte caer en ellas. Entonces solo se relajo, si era verdad que había un cielo Arcobaleno no permitiría que alguien los alejará. No cuando posiblemente lo aceptaría, aún con su marcada torpeza y narcisismo en ocasiones. Lo defendería de los abusos de Reborn.

—Y eso influye en nosotros, ¿Por qué?—cuestionó intentando no parecer sorprendido.

—¡Por que somos amigos desde lo de la maldición!—aceptó sin miedo.

Pero Skull no lo acepto tan fácilmente. Suspiro resignado a ignorarla por un largo tiempo. Pero es que la sola insinuación de que eran amigos lo ponía de un humor inestable. No sabe en qué momento termino arrastrando a la chica hasta su dormitorio, mientras está hablaba por lo bajo de cosas a las que no estaba presentando atención. Solo estaba muy irritado cuando abrió la puerta de su cuarto y se encontró a todos sus compañeros. En especial a verde abrazando a un pequeño niño (en cuanto a estatura y al parecer un poco en la edad) de cabello castaño, mientras lo besaba como si el mundo se acabará.

Reborn estaba peleando con Viper, insultando se y a punto de pelear. Un brillo morado le saco de sus pensamientos, junto a uno de llamas naranjas que resonaba con su chupete. Eso le dejo con la boca abierta, comprendiendo al fin porque la pelinegra hablaba de esa forma, porque insinuaba que tenía un cielo. Camino a grandes pasos hasta los dos chicos y sin pensarlo mucho arrebato de los brazos del de cabello verde a ese pequeño castaño de cabello que desafiaba la gravedad. Lo sostuvo por la cintura y dió un par de vueltas riéndose emocionado. Feliz de sentir que todo ese vacío dentro suyo era llenado de forma tan magistral.

—¿Tú eres nuestro cielo?—preguntó sin dar tiempo a que el menor respondiera.

Solo deslizó sus labios contra los del menor en un beso suave, con una mano lo sostuvo y con otra empujó su nuca para poder hundirse en sus besos. Algo, muy en el fondo algo le aseguraba que ese pequeño estaría en su vida para siempre. Qué no necesitaba saberlo, porque el brillo de sus llamas fundiéndose con las suyas le hizo saber que estaría destinado a una eternidad juntos.
Luce retrocedió un poco intentando alcanzar el picaporte de la puerta, ya que las miradas encima suyo fueron de todo menos agradables.

Reborn no le importó, simplemente le dió una patada al idiota de Skull en el trasero para que soltará al castaño.

—Deja ha Dame-Tsuna, lacayo—ordenó enojado, ¿Es que acaso todos se creían con el derecho de besar al chico?

—Ehhh—el de cabello morado dejo bajar al chico y miro a su amigo con asombro—¿Cómo se llama?

—Soy Tsunayoshi Sawada, Skull-San—la vocecita del niño solo consiguió que lo mirará perdidamente enamorado.

—Eres tan tierno—pellizco la mejilla derecha del de piel bronceada.

Sonrió divertido, con calma. Estaba relajado, sin importar que dijeran. Su actitud nunca había cambiado tanto, solo era un poco más infantil, una pequeña manera de cómo sobre llevar la maldición. Una pequeña picazón en su pecho en el lado izquierdo, casi sobre su corazón le hizo saber que sus pensamientos eran correctos, luego miraría como había quedado su marca, pero estaba seguro que habría algo sorprendente dulce que presumir después. Estaba destinado a permanecer el resto de sus días a lado de esa pequeña pelusa de cabello castaño. De ese conejito que parecía sorprendido de ser amado de esa peculiar forma.

Tal vez por eso no escucho el alboroto a su alrededor. Como Lal sacaba a Luce que solo quería que dejarán ir al niño, que le explicarán como es que estaba hechando por la borda su vida, su felicidad. Como Mammon exigía que se fuera de la habitación, Colonello solo abría la puerta dejando en claro que no había forma de hacerlos renunciar. Verde solo estaba ignorando el mundo, junto con Reborn para hacer planes de venganza, mientras que Fon simplemente observaba todo en silencio y sonreía aún cuando sus manos y largas terminarían ocultandolo. Y él, disfrutaba en mudo silencio la perfección de esos ojos brillando en color ámbar gracias a sus llamas, el chiquillo parecía enojarse ante la discusión que el quería ignorar, sus labios rojos y esa manera de apretar las manos en busca de calma. Aún cuando lo único que quería era defender a las personas que ama.

—Eres perfecto—apenas rozó sus labios en un beso casto cuando se vió siendo alejado del menor.

Tal vez debería competir con sus demás compañeros por la compañía de Tsuna. Valeria totalmente la pena.

Realmente Luce no es mala, tal vez solo se preocupa. Pero sus pensamientos egoístas no le dejan ver qué hay gente sufriendo y que ella pudo hacerlos felices, en serio LoL, lamento si parece lo contrario. No odio a ningún personaje.

Love in the SkyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora