Ponle un nombre a esto.

2.7K 264 12
                                    

Tsuna suspiro rendido y cansado. Dos sensaciones que podrían describirse de manera similar. Pero que tenían el origen en diferentes puntos de frustración.
Solo observo a dos de sus guardianes que parecían enojados, no estaba entendiendo totalmente el punto. Pero sabía que era demasiado grave como para obtener su atención.

—¿Y qué tienen que decir en su defensa?—cuestionó por lo bajo admirando a los dos chicos removerse nerviosamente.

—Bueno, realmente nada Tsunayoshi-Kun—confesó Mukuro sin su típica risa.

—Bueno, Omnívoro. La piña comenzó todo—la voz normalmente sería sonaba rencorosa.

—¿Disculpa alondra-kun?—el enojo empezaba ha ser evidente en el chico mayor.

Tsuna solo pudo suspirar y mirar con odio a todo el maldito papeleo que se encontraba en su escritorio. Se visualizo en unas tres o cuatro horas logrando llegar a su cuarto. Pero no pudo imaginarse si estarían felices sus destinados. Solo se deslizó por la silla con elegancia torpe y con una dulce mirada le pidió a sus guardianes salir. Aunque en realidad no tenía nada de dulce una promesa de muerte silenciosa. Qué no sería descubierta hasta la mañana siguiente, o en el caso más leve solo ser usado de saco de boxeo para que el décimo Vongola pueda sacar fuera de su sistema toda la energía acumulada e ira que solía formarse en su interior al conseguir papeleo inecesario.

—¿Qué hice para merecer esto?—se quejó por lo bajo en una mueca silenciosa.

Pero siguió firmando y leyendo los papeles con rapidez que no era ciertamente visto en público. Su agilidad y forma de ser cambiaba drásticamente al estar solo, o con sus guardianes. Demostraba ser el líder temido que Vongola necesitaba en ciertos momentos. Pero nunca dejaba de ser tan dulce y suave.
El sonido de la puerta siendo tocada de forma apresurada logro sacarlo de su momento de jefe.

—Adelante—dejo de lado los papeles y la pluma, con una dulce sonrisa listo para recibir a quien estuviera buscándole.

—Lamento la interrupción—la voz suave de Fon logro que Tsuna se relajará visiblemente.

—Hmmm—tarareó dulcemente mientras se apoyaba en sus brazos acomodándose un poco mejor para observar atentamente al azabache—no es ninguna molestia. Siempre tendré tiempo para cualquiera de ustedes.

La suave risa del chino consiguió que el castaño sonriera abiertamente. Con una mirada sorprendida se encontró admirando de cerca al chico.

—¿Sucede algo?—cuestinó sin importarle que estuviera arrugando con sus codos todos sus papeles—no sueles aparecer por aquí a menos que fuera algo importante.

—No, realmente quería hablar de algo—cerro la puerta y puso seguro para que nadie les interrumpirá.

—Bueno, te escucho—confesó perdido—aunque no me imagino de que se trate.

El chico de trenza solo observo al castaño con una leve mueca que era cubierta por su mano derecha y las largas mangas de su traje. Entonces pudo sentir el nerviosismo puro de su destinado. Y sin pensarlo mucho comenzó a querer tomar la mano del chico. Que esté solo acepto gentilmente esperando, tal vez una queja de como era como cielo o una conversación que marcará algún asunto con los chicos. Pero lo que recibió no era claramente lo que estaba esperando.

—Tsuna, necesitamos que le pongas un nombre a esto—exclamó por lo alto sosteniendo ahora la suave mano con las suyas—se que quieres demasiado a tus guardianes, que los adoras. Pero necesitamos que nos digas que está sucediendo.

Eso lo tomo por sorpresa. Su mirada parecía delatarlo. Porque solo abrió la boca y la cerro un par de veces, en un boqueo parecido al de un pez. Entonces intento usar estas cosas que hacen tu voz llamadas cuerdas vocales. Pero no salió ningún sonido que tuviera pies y cabeza.

—¿Qué?—expresó en voz alta y clara luego de aquel aturdimiento—no entiendo, Fon. Claramente está sucediendo algo que nadie me ha explicado aquí—señaló saliendo del agarre para pasar sus manos por su cabello.

—Tsuna, entiendo que puede ser confuso...

—¡Claro que lo es!—se levantó de su lugar de manera exaltada—¡Entiendes a caso lo que estás diciendo?—su voz subió un par de desiveles—¡Estás preguntando si tengo más destinados!

El nudo que se formó en su garganta solo consiguió aturdirlo. Gracias a las pruebas que le realizaron cuando era menor, gracias a las marcas que solo aparecían cuando tu o tus  destinados están muertos según muchas suposiciones. Entendió que hay muchas formas de encontrar a tu alma gemela, había quienes nacían con un reloj en la muñeca que se detendría cuando su alma gemela estuviera con ellos, tatuajes que se complementaban con tu otra mitad, quienes portaban una representación animal de su alma gemela que los cuidará de todo. Entonces no estaba seguro de entender perfectamente el funcionamiento de tener un alma gemela, o en su caso varias. Porque muchos de los estudios solo llegaron a la conclusión de dos factores que no parecían favorables. La primera era de que las personas podían nacer sin ningún tipo de alma gemela específica, no hasta que encontrarán a la persona indicada para amar es que obtendrían una marca. Y la segunda que causó polémica, todos, independiente de la marca que se les fuera asignada terminaban con el nombre y el apellido de su contraparte tatuado en su piel cuando esta moría. Era un recordatorio de que fue real, que todo lo vivido había Sido genial. Entonces, él, un pequeño niño nacido no con una sola marca, sí no siete marcas antes de llegar a una edad justificable ante la aparición de los nombres tatuados en su temprana edad. Entonces ya no estaba seguro como es que el maldito universo podía juntarte con alguien.

—Yo realmente no tengo un nombre para esto—expresó al ver el rostro aturdido de su pareja—solo se que no puedo pensar en tener más de lo que ya conseguí.

Rodeó la mesa para poder sentarse en el regazo del chico mayor, pegando su espalda al pecho que subía y bajaba a un ritmo calmado de la respiración.

—Aunque no lo tenga—Fon depósito un suave beso en el cuello del menor—siempre te amaremos, no es que ellos nos detengan—sonrió al sentir como se derretía ante su calor—unidos o no. Nosotros estamos reclamando nuestro derecho de antigüedad.

Perdón, mi madre tuvo una cirugía de emergencia. Entonces no he podido seguir subiendo capítulos. Pero espero actualizar otra vez, seguido.

Love in the SkyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora