Deseame

Capitulo 6

El aire de la carretera sorprende mi realidad de la temperatura del ambiente, el auto descapotado de Ryle, Hace sentir un cambio de época en un transcurso tan corto por la carretera, mientras que vamos pasando los edificios casi derrumbados de la antigua ciudad, inmuebles sarrosos y descompuestos, vidrios sucios y rotos, graffitis en las paredes, todos mal formados, con una precisión torpe y palabras algo grotescas para mi gusto, pero plasmados para una gran temporada y basuras en las esquinas. Vagabundos frente a botes humeantes buscando calor en la madrugada. Perdidos en su mundo, alejados de sus familias por ellos mismos o sacados a las calles por malos comportamientos. Algunas bandas de rufianes cada cuantas calles, con músicas exageradas en vulgaridades y ritmos torpes que la música decente taparía sus oídos para omitir tal abominación. Su Lincoln Continental del 61 color arena, con partes sarrosas va a unos 90 km por hora mientras mi paz aumentan mientras nos acercamos a la ciudad.

Las calles, adquieren una familiaridad. Mientras que las casas, se ven cuidadas y limpias, las tiendas de conveniencia con vidrios limpios que se deja ver al interior de la estancia. Dejan salir un liberador suspiro.

- Veo que te encuentras mas tranquila. - Alza el tono de voz, el aire ha provocado que mis oídos se tapen haciendo que su voz se escuche baja en comparación a la real. cierro mi boca y tapo mi nariz con pulgar y mi indice, tratando de sacar aire, así logro destapar mis oídos y poder escuchar mejor.

- Digamos que me siento familiarizada con el entorno, nunca había pisado las calles de la vieja ciudad. Así que si me sentía un poco preocupada. Sabes que cuando no conoces algo, te da miedo lo que pueda pasar. Así mismo con las personas. No sabes como pueden ser, quizá se escuche mal eso de juzgar por la apariencia, pero en un mundo corrompido de hoy en día, es casi necesario. también como te puedes equivocar. por eso del dicho "Piensa mal y acertarás".

- Tienes razón, como mis palabras cuando nos conocimos, el del que yo podría ser un asesino en serie.

Sus palabras se vuelven frías, un escalofriante aire me golpea desde la parte de atrás del auto, y al mismo tiempo que miro un edificio por que pasábamos, veo algo blanco atrás de mi, dentro del auto. me siento desfallecer. Tan rápido como puedo me giro y verifico que es lo que hay atrás, pero no hay nada, trato de ver al suelo de la parte trasera, pero nada. 

- ¿A caso has visto un fantasma? - Sus palabras resuenan en mi cabeza "fantasma" y mis pensamientos vuelven a la mujer de aquella vez. Un escalofríos me sacude de vuelta, y tengo la sensación de que si vuelvo mi vista a la parte trasera, sería un error. Mantengo mi vista al camino y trato de disipar mis pensamiento. "Un fantasma", esas palabras ¿Estarán tan acertadas a mi realidad? puedo sentir como una mano se apoya a mi hombro. Una sensación que nunca había sentido. Pero que no es tan pesada como para sentir terror, en su contrario, siento paz y tranquilidad.

- Sólo quisiera llegar ya a mi hogar -  mi voz se escucha desganada, es muy raro todo lo que está pasando últimamente. 

Las casas de los alrededores se empiezan a hacer conocidas, puedo darme cuenta que estamos entrado a mi cuadra, por fin. Aparca justo enfrente de mi casa, y vuelve a mirarme.

- Se que no quizá no sea bueno que me conozcas, pero, si en algún momento necesitas estar a salvo, no lo pienses dos veces y en voz baja di mi nombre tres veces. Yo vendré a tu rescate. y por cierto ¿Cuál es tu nombre bella dama? - Acaso es Bitelchús*, ¿Qué tiene que venir a sacar a los fantasmas de mi casa?

- Mi nombre es Erika Myller, un gusto conocerte Ryle Maison. Y gracias por salvarme de nuevo.

Salgo del auto y camino por el jardín a la puerta de la casa. Estando frente a la puerta, doy media vuelta y vuelvo a despedirme con un movimiento de mano. Él espera en su auto y se despide de mis misma forma, espera que entre a casa y por los vidrios de la puerta puedo ver como enciende las luces del auto y se empieza a alejar.

Apoyo la espalda en la puerta y me dejo caer al suelo, los acontecimientos por los que tengo que pasar, me sacan de mis casillas. ¿En serio tengo que lidiar con fantasmas?

Al subir la vista, puedo ver que las maletas de mis padres ya no están en la estancia, voy a la cocina, el estomago me pide comido casi a gritos, el refrigerador está atascado de comida, tomo la leche y una gelatina que esta a su lado. la hago en trocitos y vierto un poco de leche en ella. el sabor es tan increíble que mi paladar salta de emoción al tacto. Guardo de nuevo la leche y subo a mi habitación, en la puerta una nota.

"Lo siento cariño, no te hemos podido esperar, hemos tenido que salir con urgencias a la casa de tus abuelos, al parecer mi mamá no ha estado bien, llámanos cuando estés de vuelta, dejé el frigorífico con comida de sobra y  hemos puesto tus regalos en tu cama, cuídate mucho y no salgas tan tarde a la calle. te amamos. Atte: Tu madre".

Tomo la nota y la hago bolita, al entrar a mi habitación puedo ver las bolsas exageradamente grandes en ella. tiro la bolita a la papelera. En el reloj de la encimera se pueden ver las dos de la mañana y media, el camino si que ha sido largo. 

Tomo cada bolsa y las pongo a los pies de la cama, aproximadamente 10 bolsas de diferentes tamaños adornan ahora la habitación, sacudo la cama y antes de acostarme, camino a la ventana que da a la parte trasera de la casa, los arboles bailan al compás del aire de la madrugada, cierro bien la ventana pero antes que baje la cortina, me percato de una mancha blanca que se vislumbra a lo lejos, cerca de los arboles. trato de enfocar los ojos para agarrar sentido a aquella figura amorfa, pero antes que pueda, esta desaparece.

Me siento en desventaja. Los acontecimientos que pasan me sacan de órbita, pero quiero saber mas. Todo comenzó cuando lo conocí.

Bitelchús*: Beetlejuice, película estadounidense dirigida por Tim Burton estrenada en 1988, una mezcla de comedia e historias de fantasmas. En la trama para invocar al fantasma se deberá anunciar tres veces, así este ayudará a los viejos ocupantes de la casa a sacar a los nuevos inquilinos recién llegados.