IV

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Todos los ángeles más importantes estaban reunidos mirando al primer ángel, Lucifer, y a la humana que había dado a luz a su príncipe. Podían no expresarlo, pero la humana no era muy bienvenida en el mundo celestial, su comportamiento dejaba mucho que desear. Pero debían respetarla desde el momento que padre la había anunciado como su mujer, ahora es la reina de los cielos y merecía su respeto y lealtad, sin importar su forma de actuar. Pero eso no significaba que todos en el cielo la respetaran, algunos todavía estaban molestos con padre por hacer a una humana su mujer.

-Que haces?! –grita la humana con furia al ver que Lucifer no se disculpaba con ella por haberla hecho caer- sabes quién soy?

-Si, eres una humana –le responde Lucifer con voz seria-

-Soy la madre del príncipe de los cielos! Debes obedecerme y tenerme respeto.

-Eres tan solo una humana como las demás, no tengo motivos por los cuales deba obedecerte. No te creas tanto solo por el hecho de que hayas tenido al hijo de padre.

-Maldita arcángel!

-Ten respeto, humana. Recuerda que te encuentras en el cielo, un lugar sangrado –no podía entender como padre se había podido enamorar de una humana como esa, ella conocía a mujeres humanas con más clase y hermosas que esa- tienes que comportarte de forma civilizada, no como un animal.

-Maldita! –se acerca a Lucifer y le pega una cachetada que se escucha por todo el lugar, muchos ángeles al ver eso se molestaron, incluso Miguel. Podía no soportar a su hermana, pero no le agradaba que la golpearan, mucho menos una simple humana como esa- le diré a mi hijo que te castigue! Perra.

-Deberías aprender a comportarte, sucia humana –la voz de Suigetsu se escuchó fría y a más de un ángel le dio miedo, el peliblanco es conocido por ser alegre y nunca enojarse por nada- puedes ser la mujer de padre, la madre del Príncipe –se acerca hasta donde está la humana y la ve con ojos fríos- pero eso no te da el derecho a pegarle a mi hermana –levanta un dedo y se lo pone en la frente de la mujer que lo mira con miedo- pídele perdón a mi hermana antes de que acabe con tu miserable alma, y yo mismo te arrastre hasta las puertas del Inframundo.

Todo se había quedado en un silencio aterrador después de escuchar las palabras de Suigetsu, nunca lo habían visto actuar de esa forma, Miguel miro a Lucifer que se tocaba la mejilla donde la humana le había pegado, noto como sus ojos cambiaron de color y se puso tenso, si no hacía algo pronto, Lucifer llevaría el alma de esa humana al Inframundo, busco a los protegidos de su hermana y los vio desenvainando sus espadas, mierda, debía actuar pronto o las cosas se saldrían de control.

-Que pasa? –pregunto el creador al notar que todos sus hijos se encontraban reunidos en un mismo lugar, había salido detrás de sus hijos para hablar con ellos cuando sintió un incremento de poder en varios de sus hijos y eso solo significaba que se preparaban para pelear- Lucifer? –pregunto extraño al ver a su hija con ese color de ojos. Sus poderes no hacían más que incrementar con el paso de los años-

-Mi vida! –grita la mujer con lágrimas en los ojos, se aleja rápidamente del peliblanco y se dirige a los brazos del creador que la mira confundido, más al notar la expresión de su hijo Suigetsu- tus hijos querían arrastrarme al Inframundo!

-Que!?

-Yo no les hice nada, pero ellos de repente me dijeron que mi presencia no era querida en el cielo –llora con más fuerza- tenia tanto miedo.

-Lucifer, eso es cierto? –pregunta enojado viendo a la pelirosa que lo miraba sin expresión alguna en su rosto, los demás se mantenían al margen, algunos miraban a la humana que se encontraban en los brazos de padre mientras se preguntaban cómo podía mentir con tanta facilidad- estoy esperando una respuesta!

La Historia del Ángel caido; LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora