Capítulo 12

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- Me parece bien chicos, por hoy creo que ha sido suficiente y merecéis descansar -. Nos dijo Ana mientras se acercaba hacia nosotros.

- Sí... Y yo estoy deseando llegar a casa y descansar... Que noche tan subrrealista, de verdad... -. Le respondí mientras trataba de abrazarla.

- Pues descansa... Mañana va a ser otro día -. Me dijo Miriam para animarme mientras besaba mi mejilla.

Lara se acercó a Luís para despedirse de él. Le dijo unas palabras al oído, que yo apenas pude escuchar y luego lo abrazó. Luís asintió con la cabeza y continuó despidiéndose del resto.

Cuando terminamos de despedirnos de todos, fuimos andando hasta donde estaba aparcado el coche pero sin apenas intercambiar palabra. Después de lo ocurrido, estaba todo demasiado turbio.

Al llegar, le dió al botón del mando del coche y sacó el seguro para que se pudieran abrir las puertas. La abrí despacio y me adentré dentro, en el asiento del copiloto.

- ¿Te llevo a tu casa de siempre verdad? -. Dijo para romper un poco el hielo mientras entraba dentro del coche.

- Sí... ¿A cuál va a ser? -. Le dije sin poder contener la risa ante aquella pregunta tan absurda.

- Ah... Yo no sé... Podrías tener otra casa por ahí.. -. Continuó con toque pícaro encendiendo el coche.

- Bueno sí... tengo veinte casas abiertas ahora... Tengo una y me llega, tonto... -. Continué diciendo mientras abrochaba el cinturón de seguridad.

- Anda... La calle ya sabes cual es ¿Verdad? -. Añadí.

- Claro que sé... He ido un par de veces ya ¿No? -. Continuó mientras conducía.

- Pues se ve que sí... -. Respondí con toque de interés.

La situación estaba siendo bastante tensa, ya que se notaba que apenas teníamos un tema de conversación normal y estabamos intentando sobrevivir con uno bastante absurdo.

No tardamos en llegar, ya que no estabamos muy lejos de la calle. Además, había sitio delante del portal y no hacía falta andar buscando sitio para aparcar como otras veces.

- Bueno... Ya ha llegado usted a su destino, son cien euros -. Me dijo con toque irónico.

- Aquí los tienes imbécil... -. Le dije sin poder contener la risa ante semejante tontería y desabrochando el cinturón de seguridad.

- Anda... Descansa -. Dijo mientras besaba mi mejilla.

- Gracias por acercarme, de verdad...  -. Le dije muy agradecida.

Vi como se quedaba pensativo y mirándome fijamente mientras yo trataba de bajar del coche.

- Aitana... -. Oí desde su boca al salir del coche.

- Dime... -. Respondí pensativa al oír aquello.

- ¿Somos amigos? -. Me dijo directamente, sin rodeos.

- Mmmmm... Pues claro ¿No? -. Respondí pensativa.

- Eso espero... No quiero que lo de hoy interfiera en lo poco que llevabamos construído... -. Continuó.

- No va a interferir... Creo que me he pasado un poco y te debo unas disculpas... -. Le dije pensando bien en lo que había hecho y acercándome otra vez al coche para continuar hablándolo.

Es cierto que a veces los celos me pueden y digo cosas que no son correctas en momentos determinados y esa noche había sido una de ellas.

- No te has pasado... Simplemente has sido sincera conmigo y me has confesado como te sentías... A partir de ahora trataré de que no pase algo así delante tuya -. Continuó contando.

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