Donde habita el dolor

Capitulo 1: El bosque

-Joder,como me duele la cabeza. ¿Eso que oigo son hojas? Estoy tirado en el suelo. Mierda, me duele todo. Estoy muy mareado.

Abrí los ojos y me levante sobresaltado -¿Donde coño estoy?¿Que es esto?¿Esto es un puto bosque?¿Que coño hago aquí?- Estaba asustado no sabia que pasaba. -¿Hay alguien?- Grite sin recibir respuesta mientras el eco retumbaba entre los arboles.

Miré a mi alrededor en busca de alguien más pero, solo pude ver kilómetros de bosque extenderse hasta el horizonte. Era tarde el sol se iba a poner en un par de horas y según mis conocimientos no podía perder el tiempo no había tiempo para pensar. Estaba confuso pero debía actuar. Además, ya estaba acostumbrado a hacer las cosas solo.

Yo era un aficionado a los programas de supervivencia y sabía que no sobreviviría a la noche en el bosque si no hacía algo. Sin pensarlo mucho decidí ir a buscar recursos y hacer un pequeño refugio, con suerte antes de que llegase la noche.

Empecé a recoger trozos de madera y yesca para hacer una fogata; las noches en los bosques son muy frías, no iba a sobrevivir sin agua, comida y un fuego.

Empecé a recoger madera y ramas secas junto con yesca en el bosque sin alejarme mucho del claro. Me sorprendió no encontrar ningún animal pero no le presté mucha importancia. Seguía sin ver a nadie y estaba rodeado de un silencio extraño y ,aunque no lo pensé mucho, si que me daba mal royo.

Me centré en trabajar lo máximo posible. Acumule la madera en el centro del claro donde desperté y empecé a hacer una pequeña fogata. Hice un circulo de piedras y coloqué parte de la madera en el centro. No tenia un mechero ni nada parecido pero como dije antes era un aficionado a los programas de supervivencia, sabía como encender un fuego con un pequeño palo un trozo de madera y algo de arena del suelo y yesca.

Ya casi había llegado la noche, estaba cansado y aun no había encendido el fuego. Dije que sabia hacerlo pero no que fuera fácil.
Ni siquiera tenia nada para comer o beber. Si seguía así iba a morir.

Pasaron un par de horas la oscuridad se había hecho presente. La verdad nunca había visto una oscuridad tan siniestra, parecía como si te fuera a devorar, como si tuviera vida propia.
El frío me estaba congelando y mis manos empezaban a entumecerse
Finalmente saltaron chispas y una pequeña luz surgió de la yesca, estaba salvado. Lleve el pequeño hilo de luz hasta la fogata.

-¡Si! Joder,por fin, estoy salvado. Aunque no se cuando fue la ultima vez que comí o bebí algo. Me siento muy débil. No puedo salir ahora no se si hay animales salvajes y el frío me mataría. Debo descansar, mañana buscaré algo de comer y de beber.
Recemos porque no se apague el fuego.-

Estaba demasiado cansado y débil para pensar que hacía allí y como había llegado. Me tumbe en el suelo en un lecho de hojas que había improvisado y me dispuse a dormir.

Pero no sería tan fácil. Noté como una mirada se clavaba en mí y, no se quien o que era pero me producía terror. Algo no estaba bien. Me puse en pié y busqué con la mirada aterrado en busca de la mirada pero no pude distinguir nada mas allá del fuego de la fogata. Me tumbé aliviado de nuevo y pensé que seria el cansancio que me hacía delirar.

Nada mas lejos de la realidad cuando pude ver esos ojos brillantes verdes de algo que me observaba desde los limites de la luz de la fogata.

Mis ojos se clavaron en la criatura con pavor. Momentos después se perdió entre la oscuridad del bosque.
Estaba tan aterrado que no pude pensar en nada más aquella noche.

¿Deliraba?¿Era el cansancio?¿Que estaba pasando? No sabia que ocurría pero, aquella visión me había marcado.