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Eren comía helado de zarzamora con chocolate blanco, los mocos escurrían de su nariz y sus jades estaban cristalinos

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Eren comía helado de zarzamora con chocolate blanco, los mocos escurrían de su nariz y sus jades estaban cristalinos.  Sentado a mitad de su cama.

— tonto alfa. Lo odio. Bueno, no. Pero sigue siendo un idiota.

Varios toques de puerta le alertaron, cubriendo la mitad de su cara con una cobija impregnada del aroma de su compañero.

— amor, ábreme.

El castaño negó y siguió comiendo su helado.— vete con tu amante.

Se escuchó un suspiro y luego el sonido de las llaves, Levi entró.— ya te dije que..eso es un boxer mío lo que tienes en la cabeza?.

— (sniff) si.

Nuevamente suspiró con un toque de burla, fue hasta la cama y se sentó en la orilla, observando como su Omega le miraba con recelo.— sabes que eres el único para mí.

— a mi(sniff) no me quieras ver la cara de estúpido. Te escuché hablando con alguien y dijiste que lo habías disfrutado mucho esa noche.

Levi restregó su mano en la cara.— hablaba con la señora de los tacos.

— ¡Lo sabía, sabía que me engañabas con esa!.

— amor, ella podría ser mi abuela. Y sólo me preguntó por los tacos con el nuevo ingrediente, la salsa.

Eren aventó su pote vacío al suelo.— ¡es que ya no te gusto, verdad?! ¡Estoy engordando y comienzan a salirme lonjas, y todo porque me alimentas con esos deliciosos tacos!.

— ¿ya no te traigo entonces?.

— ¡¿Es que me quieres dejar morir de hambre?!

©OteloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora