©Otelo

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El ojijade iba acariciando su tripa con ojos de ensoñación.— Panfilomeno Chencho te vas a llamar.– decía Eren mientras sobaba su panza algo inflamada.

— oye, ese asiento es para los y las embarazadas.– exclamó una jóven beta con una mueca de fastidio.

Eren frunció su nariz con enojo.— ¿y yo qué soy?.

— un omega que trae una indigestión.

El castaño golpeó el suelo con la suela de su tenis y se cruzó de brazos.— tengo un bebé.

— para mí que es un pedo atorado.

Eren jadeó de sorpresa y coraje.— ¡¿cómo te atreves a insultar a panfilomeno Chencho Petronilo?!.– para ese entonces ya todos en el bus miraban la escena y algunos estaban disgustados por el nombre tan horrible que habían elegido para la "criatura", ¡qué culpa tenía el niño!.— Levi, dile algo, insultó a nuestro feto.– se giró hacia su alfa, encontrándose con que su amado y bobo novio estaba con audífonos y durmiendo. Cierto, el motivo por el que iban en bus era porque el carro se había quedado sin gas camino al hospital, para que el chico se hiciera unas pruebas médicas.— ¡Levi!.– lo sacudió y el otro se levantó alarmado.

—¡Bajan bajan!.

Eren se dió una palmada en la frente y suspiró.— aún falta.

— Aaahh, bueno... Cinco minutos más.– volvió a ponerse los auriculares y de nuevo cayó en el mundo de los sueños.

— como decía.– habló la desconocida.— ese asiento no es para usted.

— ¡tengo un bebé!.

— pedo atorado.– corrigió

Eren ya no aguantó.— ¡Arrrg con la chingada y a ti que te importaaaaa, saquese a la bestia, es muy mi pedo!.