Observo mi figura en el espejo y cierta timidez invade mi mente.
El regalo de mi madrastra era hermoso; un vestido ajustado negro, bastante corto y con escote pronunciado. Pero realmente me incomodaba salir así, más aun visitando a mi familia. De todos modos no había demasiado por hacer, ella quería que lo llevara puesto para el cumpleaños de Hoseok y no podía negarme por cortesía.
— Soy demasiado afortunado. — Siento su respiración chocar con mi cuello y levanto la mirada nuevamente al espejo para encontrarme con la suya.
Aquellos ojos oscuros me hacían perder la cordura. — Llegaremos tarde.
— Muy bien, vamos.
...
—¡Que alegría tenerlos en casa nuevamente! — Mi padre nos recibe con una amplia sonrisa. — ¡Pasen pasen! Son los únicos faltantes en la mesa.
Avanzamos con lentitud hacia la sala principal, los chicos yacían en los sillones jugando videojuegos, como si se tratase de niños pequeños. Hoseok estaba con Namjoon, Jin y, por desgracia, también con Yoongi.
— ¡Hermanita!— Se coloca de pie y corretea cual infante hacia mí, envolviendo sus brazos en mi cuerpo posteriormente. — Gracias por venir.— Susurra en mi oído.
— ¡Hola Pryce! — Oigo aquella voz que tanto lograba joderme y ruedo los ojos.
— Hola Jin, Hola Namjoon. — Sonrío dirigiéndome únicamente a ellos y oigo al otro quejarse.
— Helen, por favor, saluda a Yoongi. — Taehyung me ruega en voz baja y vuelvo a suspirar.
Lo miro a Min, quien yacía con una amplia sonrisa satisfactoria en su rostro.
— Hola. — Prácticamente murmuro y se coloca de pie, caminando lentamente hacia mí y con sus manos en los bolsillos.
— Tan ancha... — Susurra mirando a mi novio, quien me sujetaba de la cintura. — Taehyung, ¿realmente no te molesta que su cuerpo sea tan grande? ¿Cómo es en el sexo? Seguro deben tener complic-
— Sugiero que no hables tan descaradamente de mi novia si no tienes idea de lo que dirás. — Sujeta mi mano con aun más fuerza. — Y sí, es más prominente que cualquier chica coreana. Pero, ¿sabes una cosa? Ninguna mujer mueve el culo de la manera que lo hace ella cuando lo hacemos. — Habla con seguridad y cubrí mi rostro avergonzada.
Los ojos de Min se ampliaron al máximo al igual que los de los demás presentes. Claramente se quedó mudo, en un estado de quietud memorable. Tae sonríe y besa mi mejilla con ternura.
Mi madrastra se asoma desde la cocina. — ¡A la mesa chicos! — Todos se ponen de pie y lentamente comienzan a trasladarse al comedor.
La mesa estaba llena de maravillosos platillos, principalmente de origen oriental. Lo que claramente sacó una sonrisa y, supongo que a mi padre también, fue el hecho de que también hubieran platillos italianos, propios de mi país de origen. Todos tomamos asiento, y Taehyung no se despegó de mí así que inevitablemente se sentó a mi lado.
— Mamá. — Hoseok llama la atención. — ¿Podemos comenzar? — Se lo ve hambriento.
La mujer bate las pestañas y murmura algo poco comprensible. — Bien, sólo lo haré porque es tu cumpleaños. Pero siempre debemos esperar a que todos estemos en la mesa. — Frunzo el entrecejo al no comprender nada.
Todos rápidamente comienzan a comer, y yo también lo hago. Comenzamos a charlar, a reír, a contar anécdotas que inevitablemente nos hacen llorar de alegría. El ambiente parece ser magnífico, hasta que yo cometo una estupidez.
La carne estaba deliciosa, pero me estaba costando cortarla, realmente. En un movimiento brusco corto mi dedo levemente, un pequeño tajo que a pesar de ser ínfimo sangraba muchísimo. Todos se alteran, y entonces yo ordeno que guarden la calma. Me coloco de pie y sonrío.
— Por favor, continúen. Sé que hay un botiquín en el baño, iré por él y me curaré para no infectar la herida. Sigan charlando, no se alboroten por una tontería. — La mayoría suelta un suspiro y yo también lo hago al verlos más calmados.
Me dirijo hacia las escaleras, camino con cuidado, poniendo no sólo atención a la herida que estoy tratando de apretar con la yema de mi dedo para evitar mayor sangrado, sino también a los escalones que se ven algo lúgubres por falta de iluminación.
Llego al primer piso, y el pasillo algo oscuro me estremece. Enciendo el interruptor a mi lado y avanzo con lentitud sobre él. Oigo los gritos y carcajadas desde la planta baja y sonrío contagiándome de la risa de Hobi. Observo mi herida, demasiado concentrada en ella.
<<¿Acaso podía ser tan estúpida como para lastimarme cortando carne?>>
No me alcanza el tiempo para autoresponderme cuando chocó con un cuerpo ajeno al mío y prácticamente suelto un grito. Amplío los ojos viendo la silueta que yace frente a mí, al menos un poco más grande que la mía. Un físico masculino, ropa negra y ceñida, y luego ascendiente a aquel torso, un cuello y mandíbula fuertes.
Finalmente, aquel rostro.
Labios finos pero bonitos, nariz refinada y de puente alto, y aquellos ojos, esa mirada que parecía tan profunda pero tan inocente a la vez. Sus ojos eran grandes, demasiado como para tratarse de un hombre coreano. El color café oscuro de sus iris y sus cejas pobladas enmarcaban su rostro a la perfección. Y su cabello café alborotado generaba confusión respecto a su imagen general.
Parpadeo un par de veces y me quedo atónita. Sus ojos descienden de la mía y con suma seriedad observa mi mano herida. Arruga el entrecejo y la toma entre las suyas.
Oh Dios, y aquellas manos eran simplemente perfectas. Dedos largos, pálidos, tallados por un ángel.
Todos mis sentidos se potencian al máximo, su colonia varonil es percibida por mi olfato, y me hace sentir adormecida.
— Parece doloroso. — Chasquea la lengua y al oír su grave voz siento mis piernas temblar.
Las palabras no salen de mi boca, simplemente mantengo esta abierta como una estúpida y me dedico a observar a la persona que yace frente a mí hace rato. Me mira, quizá esperando respuesta y sacudo mi cabeza.
— Y-yo, l-lo siento. Disculpa, ¿quién eres?
Hace una mueca, quizás una pequeña sonrisa pero sin siquiera mostrar los dientes.
— Jeon Jungkook.
<<Soy la persona que te arruinará para siempre, querida Helen.>>
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• KILLER • (J.JK)
Hayran KurguHelen Pryce trabaja para la policía y se dedica principalmente a investigar los casos más graves ocurridos en la ciudad de Busan, Corea Del Sur. Al ser extranjera, su trabajo era desprestigiado por los demás. Por lo que ella decide tomar uno de los...