My True Love (Sparia)

CAPÍTULO 27

Los días pasaban y aún no encontraba una oportunidad para hablar con Spencer adecuadamente, ya que siempre estaba pegada a Cavanaugh. Y las pocas veces que había logrado hablar con ella fueron solo por el proyecto de Historia, incluso los mensajes que me enviaba era sobre ello, y cuando intentaba cambiar el tema ella rápidamente cortaba la conversación.

Ahora me encontraba con las chicas en un pequeño receso que nos había dado nuestra profesora de Inglés. Ellas se la pasaban riendo a cada momento pero yo no les estaba prestando atención a lo que decían. Pues toda mi atención estaba centrada en la "bella" escena que tenía frente a mí.

Ver a Spencer tan cerca de él hacía que mi sangre hirviera. Simplemente no lo soportaba. Quería irme de ahí para no seguir viéndolos, pero si lo hacía Hanna me atacara con preguntas que aún no estaba dispuesta a contestar, así que resignada me quede ahí viendo como ellos dos se la pasaban tan bien platicando mientras que él le daba pequeñas caricias al brazo de Spencer.

En serio que estaba sorprendida por la fuerza de voluntad que tenía al quedarme ahí y ver lo que pasaba a unas cuantas mesas de mí. Pero cuando estaba dispuesta a dejar de prestarles atención, vi como Cavanaugh se acercaba aún más a Spencer y rodeaba sus hombres con su brazo... esa había sido la gota que derramó el vaso.

- ¡Ya no lo soporto! - Golpee la mesa con ambas manos y me puse de pie repentinamente.

- ¿Sucede algo? - Pregunto Hanna sorprendida.

- ¿A dónde vas? - Esta vez pregunto Emily dirigiendo su mirada hacia donde yo veía fijamente.

No le hice caso a ninguna de las dos y tome mis cosas para dirigirme a donde se encontraba Spencer. Podía sentir la mirada de los que se encontraban ahí sobre de mí, pero no me importó y seguí mi camino.

Cuando llegué a donde estaban, pensé unos segundos antes de armar una escena, pero mis celos pudieron más que mi cordura.

- ¿Podrías apartar tu brazo de ella? - Dije completamente enojada mientras apartaba su brazo violentamente.

- ¿Eh? - Cavanaugh me miró desconcertado por lo que acababa de hacer.

- ¿Aria que estas haciendo?

- Tenemos que hablar - La tome del brazo y la aleje de ahí sin darle tiempo a alguno de los dos de reaccionar.

No sabía exactamente lo que estaba haciendo, pero no iba a dejar que ella siguiera estando cerca de él.

Caminamos por un rato mientras escuchaba sus quejas, hasta que por fin llegamos a un salón que estaba vacío. Por suerte la puerta estaba abierta así que con mucho cuidado de que no nos viera nadie entramos ahí, y cuando las dos ya estábamos adentro cerré la puerta con llave.

- ¿Me puedes explicar por qué hiciste eso? - Dijo enojada mientras se cruzaba de brazos -. No tenías ningún derecho de apartarme de Toby.

- Toby, Toby, Toby... ¿QUÉ ACASO ES LO ÚNICO EN LO QUE PIENSAS? - Le grité acercándome a ella hasta que se topó con un pupitre.

Ella se quedó sorprendida por mi reacción, y se quedó en silencio un momento. Parecía estar analizando la situación, pues fue muy cautelosa con cada paso que daba hasta el momento en el que decidió apoyarse sobre el escritorio del profesor.

- ¿No me digas que... acaso estas celosa? - Esbozo una sonrisa juguetona.

Mi cara se torno carmesí y baje la cabeza, empezando a jugar con mis dedos con nerviosismo. El silencio se estaba haciendo incómodo. No sabía qué tipo de expresión tenía en su rostro en estos momentos, solo podía sentir su penetrante mirada sobre mí. Me estaba muriendo de los nervios, no sabia que hacer aun cuando había llegado tan lejos lo único que se me ocurría era salir corriendo.

Sentía que con cada mirada ella podía leer mis pensamientos, así que sin darme cuenta di un paso hacia atrás... pero ella ágilmente puso su brazo alrededor mío y presionó su palma contra mi espalda baja. El gesto hizo que nuestros cuerpos estuvieran tan cerca que mi corazón comenzó a palpitar incontrolablemente.

- Dime Aria... ¿Realmente estabas celosa? - Podía escuchar un tono de súplica en su voz, haciendo que me estremeciera aún más.

Ella se fue acercando lentamente hasta apoyar su frente contra la mía. Tomo suavemente mi mano y comenzó a darme pequeñas caricias con su pulgar, para después terminar entrelazando nuestros dedos.