Palabras: 1051
...
Y sí...
... entonces
...
—Y eso es todo lo que ha sucedido, madre —concluyó Shaoran. Le había informado a ésta, todos los acontecimientos que habían sucedido en Tomoeda.
—¿Eso es todo?
—No tengo nada más que reportar —volvió a concluir. Ieran lo observó, ella conocía a su hijo a la perfección y sabía que algo le faltaba agregar al asunto.
—¿Nada más que quieras decirme? —la mujer de cabellera oscura lo vio dudar.
—¿Puedo ser honesto con usted?
—Eso es lo que espero, Shaoran —le informó su madre.
—Encuentro que ir a Japón fue una pérdida de tiempo, que me hizo perder meses de entrenamiento y preparación —exclamó exasperado.
—¿Perdida de tiempo? —aquello la sorprendió. Había hablado con Meiling cuando regresó de aquel país y claramente su sobrina le había resaltado que su hijo había mostrado varias mejoras en su personalidad.
—Sí las cartas Clow ya tenían una dueña establecida desde que Clow falleció, fue una pérdida de tiempo enviarme a mí por ellas.
—¿Estás seguro que no has sacado ninguna lección valiosa de tus meses en ese país?
Shaoran observó a su madre, sabía que estaba tratando de hundirse en sus pensamientos para que le contara más cosas, pero él se negaba a hablar. ¿Qué iba a decirle a su madre? ¿Qué sentía que era otra persona? ¿Qué la dueña de las cartas había calado hondo en su ser y le había dado un vuelco a su corazón? ¿Qué cosas infantiles eran esas? Sí, sonaba muy infantil, y aunque él era solo un niño, no podía pensar como tal.
—No madre, definitivamente no rescato nada —respondió de manera seria. Ieran movió con negación la cabeza, pues no interferiría más con eso. Aunque ella ya sabía la verdad, esperaría a que su hijo se diera cuenta de todo.
—Mañana le daré una lista de entrenamiento a Wei, descansa por hoy.
...
Las semanas para Shaoran se volvieron prácticamente días. El entrenamiento y su lectura habían avanzado considerablemente. Mantener la cabeza ocupada era lo mejor que podía hacer.
Ahora estaba preparándose para entrenar con Meiling, defensa en artes marciales, pero su compañera estaba llegando tarde. La impuntualidad de su prima lo estaba fastidiando, él odiaba a las personas impuntuales... sobre todo porque le recordaban a alguien que luchaba por sacar de su cabeza.
—¡¡Llegas tarde!! —le gritó en cuanto vio a la jovencita acercársele.
—¡No seas gruñón, Shaoran! —protestó Meiling—. Estaba conversando con...
—No me interesa —la interrumpió—, si vas a seguir entrenando conmigo, no juegues con mi tiempo.
Meiling apretó los labios para no tirarle una maldición a su amado Shaoran. Tras hablar con Tomoyo, pudo darse cuenta de algo. No solo Sakura estaba rara, sino que también Shaoran. Ambos habían sido afectados por el otro, y aunque no quisiera admitirlo, que el Shaoran apático hubiera regresado, no le gustaba para nada. ¡Estaba empezando a odiarlo!
—¿Señorita Meiling? —Wei se agachó un poco, buscando la mirada rubí de la mencionada— ¿Qué es lo que sucedió?
—Es que estaba hablando con Daidouji —le comentó apretando los puños—, al parecer Kinomoto está teniendo problemas otra vez...
—¿Qué dijiste? —Meiling observó a su primo sorprendida. Por un par de segundos, había visto de nuevo al Shaoran de Japón con un brillo de preocupación en sus ojos marrones. Sintió un pinchazo en el pecho—. Digo —tosió para acomodar su voz—, ¿sabes que le sucede a esa niña? —el tono despectivo, ya no convencía a Meiling.
—Las cartas Clow ya no le obedecen —comentó con una mueca—, las ha tenido que cambiar a su magia, y está pasando por muchas dificultades porque hacerlo le consume mucha energía.
Shaoran se sintió de repente sin energías, cayó al suelo sin entender porque aquello le afectaba tanto. Meiling le pidió a Wei que los dejara solos por un momento, cuando se retiró, Meiling se arrodilló frente a su primo.
—¿Estás preocupado por ella?
—No —dijo corriendo la mirada.
—No me mientas —le pidió, buscándole la mirada con su mano derecha—, ¿Te preocupa Kinomoto?
—Bueno... yo —no podía mentirle mirándola a los ojos—. Sí —respondió cerrando los ojos.
—¿Y por qué estás aquí? —le preguntó, alejándose un poco para quedar sentada en el suelo— ¿Por qué volviste?
—Eso no tiene nada que ver —respondió, aunque sabía que era mentira. Se quedó en silencio por un par de segundos y luego volvió a hablar—. Pase lo que pase, ella está con su persona especial, aunque pase dificultades ella sonreirá por estar con él... Mi preocupación es infundada y no tengo nada que hacer ahí.
—O sea, ¿regresaste por qué pensaste que ella era feliz con esa persona? —la pregunta de Meiling la puso entre la espada y la pared, sabía que contestarla le haría mucho daño a su prima y él no quería eso—. La verdad, Shaoran.
—La verdad... —suspiró—, es que sí.
—Entonces, si ella es feliz como piensas —Meiling apretó los puños con rabia, y la voz se le tomó un poco—, ¿Por qué busca y extraña a otra persona?
—¿Qué? —exclamó sorprendido.
—Sí Kinomoto es feliz con Tsukishiro, ¿por qué te busca a ti cuando tiene problemas? ¿Por qué te extraña a ti?
—Meiling, yo...
—Te gusta ella, ¿verdad?
—No le he puesto un nombre a lo que siento —juntó sus piernas, las flexionó y apoyó la frente en las rodillas—, lo siento Meiling...
La muchacha de cabellos oscuros lo miró melancólica, sabía que lo que iba a hacer sería muy doloroso para ella, pero no podían vivir en una mentira. Eso era mucho peor para ella que cualquier cosa.
—Eres libre —le dijo. Shaoran levantó la mirada, sin comprender sus palabras—. Dije que eres libre, vete —le pidió poniéndose de pie— No quiero verte así, vete. Y no importa lo que sea que pase con la despistada de Kinomoto. No te quiero así aquí... Me gustabas más como eras en Japón, así que te dejo... Nuestro —la voz se le quebró un poco, por lo que Shaoran se puso de pie para acercársele, pero ésta se lo prohibió, mirándolo con los ojos rojos llenos de lágrimas que no soltaría frente a él— compromiso está roto.
Y sin otra palabra más, se fue corriendo de vuelta a su casa.
—Meiling... —fue lo único que pudo susurrar el castaño.
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Y sí...
Fanfiction¿Y sí lo que ves, no se siente real? ¿Qué harías? Touya y Shaoran decidieron dejar ser felices a Sakura y a Yukito como Clow lo estableció tras el Juicio, pero esa rara sensación en ellos los hará cambiar de parecer. Mas al ver que aquella pareja no...