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-22-

La luna brillaba y todo se reflejaba en él.

Me miró con sus labios entre abiertos y pensante, hace dos minutos seguía así.

Me reí suavemente, tocando su hombro.Y, ¿ahora qué?, ¿qué se supone que tengo que decir? ¿te gustó el beso?.

-Nunca pensé que pasaría esto.-

-Ni yo, pero aquí estamos- tomé sus manos, mirando las estrellas.- Feliz cumpleaños, Jungkook.-

-Ahora lo és- reímos-estaba un poco abrumado dentro de mi casa, me hacía falta algo-.

El aire era exquisitamente dulce, acompañado de un viento helado.

Me monté en su auto, en todo el camino no soltó mi mano, su peso en esta era tan cálido que me podría acostumbrar por un largo tiempo. Mantuve la ventana abierta, aunque estuviera muerta del frío, mis mejillas estaban muy calientes, igual que las de él, lo sé.

Puso una agradable canción. No sabía para donde iba nuestra parada, pero no me importó, desaparecieron las cosas que me tenían preocupadas, suspiré.

Lo vi tan alegre, nos vimos tan alegres en ese momento, fue lindo.

-Jungkook, no te he entregado tu regalo- emocionada se lo entregué, mientras aparcaba.

-Qué linda eres, Yon sun.-

-Espero que te guste, no sabía que regalarte, estaba angustiada. yo...- otra vez hablé de más

Pero creo que no le importó, su sonrisa era tan hermosa.

-Wow, ¿cómo me conoces tan bien? amo dibujar, nadie me trajo un regalo- rio- pero, este de verdad me encantó, muchas gracias.

Corté ese momento con un beso en la mejilla, me gusta sentirme así.

Tomé sus manos, le sonreí.

Tal vez me esté apresurando. Su mirada me decía que no estaba preparado, preparado para mi, preparado para esto. Nunca me aseguré de mi versión con todo esto, pero, en realidad ¿quién está preparado?.

No estaba segura de nada, tenía mucho miedo de intentarlo, de hacerle aquella pregunta.

Su mirada me aterrorizaba, ¿me atacará algún día? ¿me hará daño? ¿le haré daño?.

él siempre estaba para mi, era casi una necesidad de que no se fuera nunca.

-No me dejes sola.-

-No lo haré, aunque ya no me quieras a tu lado.estaré ahí, suni- y le creí.

Le creí cada maldita palabra. Su sonrisa y sus ojos me obligaban a darle la razón siempre, a darle mis pensamientos y sentimientos. Darle todo de mi.

La noche se hizo cómplice de nuestras falsas promesas que nunca cumpliremos, pero le di la mano y mi corazón.

Así es como terminó la noche más excitante de toda mi existencia.

No dejé de mirar el techo como hasta las tres de la mañana, apagué mi celular, apagué la luz e  imaginé aquellas estrellas, las que combinaban jodidamente genial con Jungkook y su traje negro, su cuerpo encajaba tan bien con el cielo.

Jamás volveré a ver algo tan perfecto.