Capítulo III

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Narra Kyuhyun

La calle donde Toby hizo su última entrega fue un callejón sin salida, y tanto esta como las casas de alrededor estaban oscuras y vacías. Cuando llegaron a la dirección, lo primero que vieron fue un Ford Taurus blanco en la entrada desierta. Se volvió frío como hielo y miró a King con una expresión igualmente horrorizada e incrédula. Rodney conducía un Taurus blanco.

Compartieron una dura mirada antes de que King aparcase. Salieron del coche, dando vueltas por la parte de atrás del Ford para revisar la matricula con una linterna. Era el de Rodney, y King pasó una mano temblorosa sobre su rostro, antes de sacar su teléfono y pedir rápidamente respaldo.

Comunicándose a través de expresiones y gestos, King se dirigió a la puerta de entrada, con Kyu dirigiéndose alrededor de la casa para ir a la parte de atrás. Ambos hombres sacaron sus armas. Si había alguna posibilidad de que Rodney estuviera dentro, ninguno esperaría el respaldo para entrar.

Cuando alcanzó la desvencijada entrada trasera de madera, rodeada de una hierba que le llegaba a la rodilla, pudo ver que la puerta de atrás estaba abierta. Escuchó a King golpear la puerta principal y gritar:

—¡Policía, abran!

Con su linterna en una mano y su pistola en la otra, pateó la puerta trasera terminando de abrirla y entró en la casa.

—¡Policía! —gritó—. ¿Hay alguien aquí? ¡Salir con las manos en alto!

Oyó que King entraba desde la puerta principal y le gritó para que supiera dónde estaba. King movió un interruptor de luz en la sala de estar, pero la electricidad debía de estar cortada. La linterna de Kyu iluminó un sofá verde en medio de la habitación con manchas oscuras en los cojines. Botellas de cerveza y cajas para llevar llenaban el suelo, junto con algunas cajas de pizza, y había una antigua televisión en la esquina.

Se movieron por el resto de la casa, revisándola lentamente habitación por habitación. Kyu atravesó la cocina y fue hacia dos dormitorios en un pasillo sombrío que tenían sucios colchones sobre el suelo. Rápidamente revisaron cada uno antes de volver a la cocina y encontrar una puerta al sótano.

Temiendo lo que podían encontrar allí, usó su linterna para descender lentamente frente a King, que estaba usando su propia linterna para barrer delante de ellos. Un húmedo olor de sótano les golpeó en el rostro mientras descendían. Cuando llegaron al fondo de las escaleras, encontraron mantas arrojadas en el centro del suelo de cemento junto con dos finas bobinas de cuerda. Kyu se arrodilló junto a las mantas y las apartó con cuidado. Un fuerte olor a sudor agitó el aire, por lo que comenzó a respirar por su boca. Había otro olor en el sótano que no pudo identificar hasta que escuchó a King jadear. Se volvió para ver a su compañero arrodillado sobre una pequeña mancha de sangre en una viga de acero. Miró a King y cabeceó hacia el otro extremo del sótano.

Se movieron con cuidado hacia cada lado oscuro, buscando entre las sombras, temerosos de lo que pudieran encontrar, pero no había nada allí excepto bolsas de basura y una pila de ropa vieja y mohosa.

—Llamaré —dijo, y King asintió. Sus hombros comenzaron a temblar, y Kyu enfundó su pistola para tirar de su compañero contra él en un áspero abrazo. Sabía que King se sentiría avergonzado por esto más tarde, por lo que no dijo una palabra y le dio una oportunidad de recomponerse antes de marcar para pedir ayuda.

Cuando King dejó de temblar dijo:

—Marilyn no necesita saber lo que encontramos aquí. Y tampoco Liz.

—Vale, pero ten cuidado con lo que le ocultas. Se resentirán contigo por ocultarle las cosas, no importa cuánto quieras protegerlas —respiró profundamente el aire fétido y sacudió la cabeza—. Esperemos fuera. No puedo respirar aquí.

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