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imagina.
tener insomnio y escuchar que alguien toca la puerta de tu habitación y al abrirla aparece de vil.
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3:49am, esa hora marcaba el reloj que estaba sobre la puerta de la habitación de la hija de alicia, tres golpecitos se hicieron presentes en esos momentos, cuando fue a abrir, se topó con carlos con sus ojitos llorosos y rastros de lágrimas en sus mejillas.
—hey, ¿qué ocurre? ¿estás bien? — preguntó la rubia mientras hacía entrar al de ojos marrones, el cual de inmediato se soltó a llorar en silencio una vez adentro de la habitación de la chica. —carlos, ¿qué te pasa? — fue hasta él, como la habitación era muy grande, igual a todas las de la escuela, había una mesa con cuatro sillas una en cada lado de esta, carlos estaba en una y ella se sentó enfrente.
—¿quieres escuchar una muy triste parte de mi vida? — preguntó mirando a la chica, aunque su voz se oía firme sus lágrimas no paraban.
ella asintió y tomó las manos de de vil por sobre de la mesa mirándolo.
—tú sabes que mi vida, la de jay, la de mal y la de evie no es igual a la de todos aquí, vivimos diferente y...bueno, mi madre me dejó muchos traumas, ¿sabes? por ejemplo, el miedo a los perros que supere con chico. — la rubia ponía atención a todo lo que el mayor le contaba. —mi mamá me convirtió en su esclavo, si ella me pedía algo y las cosas no resultaban como ella quería, me esperaban palizas o simplemente me negaban la cena...era horrible, y tuve una pesadilla...recree todos los malos momentos con mi mamá...—contó soltándose en llanto nuevamente.
—oh, carlos. — la de ojos claros se levantó de su silla y fue hasta el de pecas para poder abrazarlo. —ya no te hará daño aquí, te lo prometo. ¿quieres dormir hoy aquí conmigo? — cuestionó, el chico asintió. —esta bien, entonces espérame. — se retiró a el baño para poder hacerse una coleta y ya no traer el cabello suelto, cuando ella se metió al baño, llegó chico y subió a la cama quedándose arriba de esta, de vil fue hasta la cama también y se puso a un lado del perro, acaricio su cabellera dorada, él estaba vestido igual que el can, se veían como mejores amigos, de pronto, la de ojos verdes regresó y se recostó a un lado de chico, dejando al canino entre ambos. —descansa.
—tú también, por cierto, gracias. — le dedico una pequeña sonrisa, haciendo que ella se la regresará.
—¿por qué me agradeces? —
—por no burlarte de mí, cualquiera en tu lugar lo hubiera hecho, también por escucharme y dejarme pasar la noche aquí. — le respondió.
ella se sentó en la cama y besó la frente del chico de la isla, después se recostó nuevamente. —buenas noches.
aunque carlos si pudo dormir esa noche, ella no, ella simplemente se quedo velando sus sueños acompañados de los de chico toda la noche.
