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—hey, hola

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—hey, hola. —saludó una mujer de porte elegante llegando con la extranjera, se notaba una mujer agradable y una posible amiga nueva.

—hola, tu eres victoria evergolt ¿no es cierto? me contaron de ti antes de venir acá. —ronnie le dedico una sonrisa a la contraria.

—sí, pero prefiero victoria van dort. —especificó, prefería su nombre de casada que su nombre antes de victor.

—esta bien, yo soy ronnie beast. —se presentó mientras ambas comenzaban a caminar por ese mundo en blanco y negro en el que estaban.

—beast...hija de la bestia, ¿y tu esposo? ¿estás casada? —preguntó mientras la veía con curiosidad.

—no...no lo estoy. —

—pero tienes novio ¿no? —preguntó de nuevo sintiéndose algo extraña de ese hecho, en esa tierra era común que las personas se casaran a una muy temprana edad, como emily o como ella, bueno, emily lo intentó.

—algo así...—carlos y ella acababan de terminar por ese inter en el que ella no estaría en auradon, pero hay que recordar que regresarían si seguían solteros cuando ella volviera a auradon.

—y puedo suponer que esa costosa esmeralda te la dio él ¿no? —miraba su mano, donde yacía ese anillo anteriormente de cruella que carlos le había obsequiado.

—sí...así es. —sonrió apenas miró su mano.

justo en eso, un tercero llegó a la conversación, victor, el esposo de victoria.

—hola, querida. —saludó abrazando a victoria por detrás, ella sonrió al sentir a su esposo con ella.

—hola, tesoro. —saludó igualmente. —ronnie, el es victor, mi esposo. —presentó, el recién mencionado la saludó con una sonrisa.

—lamento interrumpir pero...cielo, soy un desastre con los niños y bueno...necesito ayuda con tim. —el pequeño hijo de la pareja de apenas cuatro años, victor aun no podía con su hijo, era muy difícil para él.

—claro. —victoria aceptó alegremente. —ronnie, cielo, nos vemos después, espero que nuestras islas puedan unirse, adiós, cielo. —se despidió y la feliz pareja se fue para poder atender a su pequeño.

ronnie se quedó analizando todo, vaya, ver a esa pareja hizo que extrañara aún mas a su amado, carlos de vil había cambiado su vida y ahora lo necesitaba, se sentía incompleta sin él, sentía que ese pecoso se había quedado con la mitad de su corazón, cosa que necesitaba para poder vivir.


IMAGINE ,, carlos de vil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora