Llueve muchísimo

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Como gritando. Las noticias dijeron que estaba tronando, pero a mi me parecía que estaban gritando.

Alguien muy enfadado en las alturas del cielo corría de un lado al otro, agarrándose fuerte el pecho, y llorando desconsoladamente. Así me imaginaba yo lo que estaba pasando ahí arriba.

Eso no era lluvia, me dije, eso era mucho más.

Tenía apoyada mi espalda a la ventana de la terraza, y el viento era tan fuerte que esta se movía, y en consecuencia, me movía yo.

Un viento tan fuerte que parecía que golpeara la ventana, como si pidiera entrar dentro.

Las gotas de lágrimas caían con la fuerza de agujas y con el tamaño de pelotas. Yo me escondía dentro de casa, por temor de perder un ojo si salía un momento fuera.

Cuando parecía que la cosa se estaba calmado, caía un trueno y todo empeoraba.

Os juro que alguien ahí arriba estaba gritando, llorando y pataleando.

Yo apoyada en la ventana, rezando para que esta no se rompiera y me cayeran los cristales encima.

Y arriba seguían llorando.

Recovecos del almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora