Me recibió una chica con bastante cuerpo, un moño alto y suelto. Pantalones cortos blancos y un top suelto y colorido. Era bastante mona, un angelical rostro infantil.
-¡Hola chicos!- nos dió un beso en la mejilla a cada uno, me llegó un aroma reconfortante- Bienvenidos a mi fiesta- nos sonrió y pasamos a dentro.
El lugar, como en casi todas las fiestas estudiantiles y universitarias, era un caos. Música a todo volumen, distinguí una de mis canciones preferidas. Gente riendo como si fuera lo último que pudieran hacer... Allí había de todo.
-Eren, voy un rato con unos amigos, ¿quieres venir? -estaba más que claro que lo único que haría yo allí sería escuchar perversiones.
-Emm no, mejor me quedo aquí, tu vete
-¿Estás seguro?- me miró con una extraña expresión- Si cambias de idea pregunta por mí o ve a la segunda planta, sobre las escaleras. Nos vemos, y por favor, no te muevas de aquí, no vayas con nadie. Aquí cualquiera se ha podido colar.
Y se fué, y me arrepentí casi al segundo. Un chico no paraba de gritar riendose, así que me fuí al lado contrario de la casa. Allí ya no había tanta gente, descubrí que se podía ir al jardín trasero. Lejos del ruido, con la luz plateada de la luna dando en un pequeño estanque, el jardín era precioso.
Tomé el aire y no sé cuánto tiempo estuve allí. Casi inmediatamente después de preguntarme de qué estarían hablando Reiner y los demás, una chica vino hacia mí angustida.
-¡Menudo susto! ¿Por qué te fuiste? Reiner está buscandote ¡Ven!- dicho esto me cogió del brazo y me llevó al interior. Como si no supiera caminar.
Cuando entramos al interior todos estaban hablando, un chico nos vió y un pequeño grupo se giró. Vinieron a mí como moscas. Apenas podía escucharlos a todos a la vez. Estaba tan avergonzado que no sabía donde meterme.
Maldita costrumbre que tengo: desde muy pequeño ya me perdía dentro de tiendas o incluso en la playa. Nunca entendí la angustia de todos por encontrarme.
Alzé mi voz para intentar que me oyeran. Contando que casi siempre susurraba en vez de hablar, digamos que hablé al tono correcto.
-¿Donde está Reiner y porqué está bucandome?- extrañado, miré a todos lados.
-Te estuvo buscando aquí, pero como no te veía fué a buscarte al piso de arriba.¿Quieres que te acompañe?-dijo un chico pelirrojo. ¿Solo por no aparecer unos minutos ya anda así? ¿¡Que le pasa últimamente a todo el mundo?!
-G-gracias...
Acto seguido el chico me guió hasta el piso de arriba, en cuanto subimos el último escalón distingí a Reiner, desgraciadamente él también me vió y se dirigió a mi.
-¡Eren!- como no, el susto que me llevé fue con razón.
De improviso, me abrazó fuertemente, intenté soltarme del agarre pero me era imposible en esos momentos, no quería ser brusco.
Pero al final me rendí y me dispuse a abrazarle también. Pero no me dejó, al contrario, me alejó de él de un empujón que me hizo tambalear.-¡Acaso estas idiota Eren!, te dije que te quedaras donde te dejé, no que te vayas sin avisarme -mientras me gritaba, lo único que pude hacer es observar cómo se llevaba una mano al cabello y éste se enredaba en su mano suavemente.
-No tienes porqué preocuparte obsesivamente, eres un exagerado. Además, no es como si fuésemos amigos de...- antes de terminar la frase me jaló de la mano y bajamos de las escaleras, faltó poquísimo para que no tropezara y callera.
-¿Volverás después de dejarlo en su casa?- la chica que nos recibió le plantó un beso en la mejilla a Reiner.
-Lo siento pero no... adiós.
Me sentía tan inútil que estaba a punto de gritarle pero prefería la paz, ya tendré tiempo si es que me atrevo.
Todo el trayecto hacia mi casa fué silencioso, al principio incómodo, después reconfortante.
Cuando llegamos, al bajar de la moto casi me caigo. Ni siquiera eso lo animó a reírse.
Abrí la puerta de mi casa, dispuesto a entrar, me giré para despedirme.
-Supongo que todavía estás enfadado...
-Bueno, supones, pero no es así, no me puedo enfadar contigo- me sonreía como si no hubiera estado al borde de un ataque de nervios antes.
-Ah, bueno, me alegro- dicho esto mi gato vino de pronto, me habrá estado esperando, lo cogí y lo mantuve en brazos, acariciándolo y él ronroneando fuertemente.
-Te gustan los gatos por lo que veo- acercó una mano para acariciarlo pero Nekito se giró ofensivamente y rugió a su estilo gatuno- Uy...
-Parece que no le has dado muy buena impresión- no pude evitar reírme- ya se le pasará, los primeros días de conocer a alguien es así
-¿Quieres decir que volveré a tu casa de nuevo?- me miró fijamente
-Eso lo has dicho tu...no se...
Se rió.
-Solo si tu quieres, bueno, tengo que irme, mi padre no me quiere fuera de casa mucho tiempo, es un controlador- suspiró
-"De tan palo tal astilla" -pensé
Sin decirme nada, me besó en la mejilla y bajó corriendo los escalones riéndose.
-Cuídate, ah, y nos vemos mañana- dijo mientras se montaba en la moto y se colocaba el casco.
Y yo allí mirándole fijamente, claro está sonrojado.
-Me gus...tas- susurré sabiendo que no me eacucharía .
Giró la cabeza antes de arrancar y me giñó un ojo
-¡Igualmente!- y se fué
Mi reflejo al escuchar eso fué girar sobre mis talones, lanzar un grito angustiado casi inaudible y entrar corriendo en casa cerrando la puerta. Me escuch...¡no volveré a salir de casa hasta que me muera! ¡¿y que era eso de que volverá mañana?! ¿Para que?
Abracé a Nekito fuertemente, tanto que se deslizó de mis brazos fatigado. Aun así volvió al segundo a restregarse en mi pierna.
Le quiero tanto...a Neko
Al fin, podía asegurar que me sentía atraído por un hombre.
Pasé las 2 horas siguientes viendo un gore. Maldita mi estúpido amor al gore, no saben cuán traicionera puede ser la mente por la noche.
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Gracias por leer :D
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Mariposas en el cerebro (yaoi)
RandomEren es un chico amable pero tímido. Un imprevisto coche millonario lo llevará a pensar cuál es su verdadera naturaleza. El destino no existe, pero las coincidencias si.