Capítulo 3

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Cuando Jared se despierta, es por el zumbido habitual de su alarma. El sistema domótico ya ha abierto las persianas y permite que entre la luz tenue del sol naciente.

Jared bosteza y se estira como siempre antes de darse cuenta de que no está solo en la cama, por primera vez en mucho tiempo, y la sensación le hace marearse de emoción. Cuando mira, Jensen sigue dormido, sin responder a la alarma. No es que sea una sorpresa, ya que está acostumbrado a su antiguo y chillón pitido. Jared sonríe para sí mismo.

Jensen se ve tan tranquilo ahí, con la cara enterrada en la almohada y la manta tapándolo hasta los hombros. Es algo hermoso, verlo dormir de esa manera, y Jared casi quiere unirse a él y seguir durmiendo, excepto que eso arruinaría su horario de sueño y sus articulaciones ya de por sí rígidas.

Observa a Jensen dormir unos momentos más antes de decidir que tiene que ocuparse de lo inevitable, es decir, despertar a Jensen.

—Jensen —grita suavemente, aclarándose la garganta después porque esta reseca después de haber estado durmiendo. —Oye, dormilón, hora de levantarse.

Jensen no reacciona, y Jared piensa que, tal vez, también se está quedando un poco sordo, últimamente.

—¡Jensen! —repite, más fuerte, y coloca su mano sobre el hombro de Jensen, la manta separando su piel de la mano de Jared.

Todavía no hay ni un pestañeo, ni un aleteo de sus pestañas, ni un solo resoplido, ni un "déjame dormir, vamos, cinco minutos más", la réplica favorita de Jensen. Y Jared ha intentado despertar a Jensen con la suficiente frecuencia (en casa, en su remolque en el set, o cuando se quedó dormido en el columpio del porche) y esto le empieza a preocupar.

—¿Jensen?

Jared acuna la mejilla de Jensen, y está fría al tacto, más fría de lo que debería estar una piel a causa del sudor húmedo o del fresco del aire acondicionado. De repente, Jared se da cuenta de un par de cosas más. La mandíbula de Jensen está rígida, sus labios demasiado azules, y su piel, incluso bañada por la cálida luz del amanecer, está mortalmente pálida.

Al darse cuenta, el pánico golpea a Jared como un tren de mercancías.

—No, no, no, por favor, no, esto no puede... —empezó a murmurar mientras se ponía de rodillas, ignorando el dolor agudo y molesto que les atravesaba.

Jared palpa el cuello de Jensen, buscando su pulso.

Nada.

Presiona más fuerte, pero aún así no hay nada. Jensen no respira, obviamente, y ¿cómo no se había dado cuenta antes?

Tira apresuradamente de las mantas, grita "Llama al 911" al sistema domótico e intenta colocar a Jensen sobre su espalda para poder administrarle la reanimación cardiopulmonar.

Jensen, el cuerpo de Jensen, es casi inamovible, y Jared tiene la desventaja añadida de la vejez y los músculos débiles y reumáticos. Lleva tres intentos que lo dejan jadeando con dificultad, llorando por la desesperación, maldiciendo y gritando, pero no puede lograrlo. Cuando ha conseguido medio girar a Jensen, intenta abrirle la boca, insuflar aire en sus pulmones, pero su mandíbula no se abre y Jared no quiere hacerle daño.

Sin embargo, ya ve las manchas rojas y azules oscuras en el costado de Jensen, y las lágrimas de desesperación e impotencia comienzan a desdibujar su visión. Rigor mortis, le informa su cerebro inútilmente, y Jared siente que algo dentro de él se quiebra, la verdad abriéndose paso, a pesar de que Jared lucha contra ella hasta el final.

 Rigor mortis, le informa su cerebro inútilmente, y Jared siente que algo dentro de él se quiebra, la verdad abriéndose paso, a pesar de que Jared lucha contra ella hasta el final

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