Capítulo 7

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—Hola —, le sonríe Genevieve cuando entra en su casa, tirando de su maleta detrás de si.

Sin decir una palabra, Jared suelta el asa y hace que se pare justo donde está, justo al lado de la puerta de entrada. Envuelve a Genevieve en sus brazos, levantándola fácilmente del suelo por un segundo. Su suave camiseta negra huele como el detergente en polvo que siempre ha usado, y Jared respira profundamente.

Ella se ríe y le rodea el cuello con sus brazos.

—¿Cómo te fue por Europa? —pregunta Genevieve, enderezando su camisa y vaqueros cuando Jared la deja de nuevo en el suelo.

—Genial, en realidad —responde, su voz un absoluto desastre, áspera y disparada como el infierno.

Ella le frunce el ceño y le dice: —¿Has...?

Y ahí es cuando Jensen y Danneel atraviesan la puerta y Jensen casi tropieza con la maleta de Jared.

—Más tarde —murmura Jared a Genevieve, y luego aparta su maleta del camino de Jensen. —Cuidado con los pies, viejo —, se burla, palmeando a Jensen en el hombro.

—Oh, jódete —le responde Jensen divertido, y Jared no puede dejar de ofrecerle una amplia sonrisa a cambio.

Danneel se ríe detrás de ellos, pero la sonrisa de Genevieve parece forzada.

—Vigila ese lenguaje, Jensen —Danneel regaña a su marido— Recuerda, estás con los niños otra vez.

—Están durmiendo arriba —añade Genevieve. —Y te extrañaron muchísimo.

La sonrisa de Jensen se entristece un poco. —Se lo compensaremos. ¿Se portaron bien mientras estuvimos fuera?

—Apenas —, se ríe Danneel, luego comienza a contar una historia sobre cómo Julia no quería irse a dormir una noche después de que se fueron porque papá no estaba aquí, y Sean trató de convencerla de que sus papás estaban en un viaje de ochenta días alrededor del mundo como en el libro, y luego Rose pensó que eran ochenta años y, en resumidas cuentas, los tres niños estuvieron despiertos durante horas después de la medianoche porque Genevieve tuvo que leerles el libro de Julio Verne para convencerlos de que un viaje alrededor del mundo en ochenta días era totalmente factible.

Jared se ríe un par de veces durante la historia, sorprendido por las payasadas de sus hijos y la maravillosa forma en que Danneel cuenta historias.

Durante todo ese tiempo siente los ojos de Genevieve sobre él, más de lo que le gustaría. Le están haciendo un agujero en la cabeza, como si quisiera leerle la mente, ver qué está pasando ahí arriba.

Jared ni siquiera se atreve a mirar a Jensen, porque siente que todo podría explotar en su cara en ese momento.

******

—Se lo dijiste, ¿verdad? —pregunta Genevieve con rotundidad cuando Jensen y Danneel ya se habían ido, con Julia durmiendo en los brazos de Jensen mientras la llevaba al coche.

Jared asiente con la cabeza y se sienta a su lado en el sofá. —Lo hice.

Ella se lo reprocha con una mirada aguda. —Sabes que estás haciendo esto a espaldas de Danneel y que estás presionando a Jensen, ¿verdad?

—Bueno, ¿qué se supone que debo hacer entonces? —. Jared estalla, la tensión del vuelo y de ver a Danneel con Jensen, todo explotando en su pecho. —¿Cuál se supone que es la forma correcta de manejar esto?

Genevieve sacude la cabeza y se frota los ojos.

—¿Qué?

—No lo sé —suspira Genevieve. —Pero si haces daño a mi amiga. Sabes, no le dije que me dejaste por Jensen, porque pensé que era responsabilidad tuya y de Jensen hablar con ella. Pero si vas a ser un gilipollas, entonces no me siento obligada a guardar ese secreto.

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