Cap 40 Tenemos Que Hablar

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Mientras me acerco a su auto que esta tan solo al doblar la esquina convoco con todas las fuerzas de mi ser a mi dignidad, le grité, por favor tú haz aparición y devuélveme a casa. Y funcionó, de hecho contra todo pronóstico me fui devolviendo, solo que había  dado unos cuantos pasos dubitativos hasta que alguien tomó mi brazo y me dio vuelta.

-Pensabas dejarme plantado. _Preguntó Lorenzo tratando de reprimir una sonrisa.

-Eh, no, si....._Trate de responder pero solo salían de mi boca una masa inconvexa de palabras.

-Bien, entonces nos vamos, en serio quiero hablar contigo. _Pidió poniendo su carita de perrito de la calle.

Juro que iba a devolverme a casa y vivir de la mano de la dignidad por siempre y para siempre. Pero no funcionó pues como lo he dicho en varias oportunidades le caigo muy mal al universo y este siempre hace todo lo contrario a lo que yo necesito que suceda.

Y así fué como me fui acomodando en su auto, ahora vamos con rumbo desconocido, ya que, Lorenzo no me lo dijo y yo tampoco se lo pregunté.

Tiempo después estaba deleitandome con el paisaje, además estaba tan nerviosa por estar a solas con él, en nuestros cinco sentidos sin que de por medio estuviera el alcohol o cualquier otro desafortunado accidente que nos llevara a tener que vernos que no me había dado cuenta que habíamos dejado el bullicio de la ciudad.

-¿A dónde vamos? _Pregunté luego de percatarme de lo lejos que estábamos.

-Voy a raptarte y nadie se enterara de que fue lo que hice contigo. _contestó con un intento de voz siniestra que se me antojó demasiado graciosa.

-Bueno pues solo diré.... Adiós mundo cruel. _Dije sacándole una de sus hermosas carcajadas, esas que tanto me gustaban, esas que le provocaba cuando no era una indeseable en su vida.

Él recuerdo de nuestro distanciamiento me sacó de un momento a otro del instante que compartimos, la sonrisa se disdibujo de mí rostro y volví a mirar por la ventana, me dedique a ver pasar árbol tras árbol hasta que Lorezo al fin paro el coche. El tampoco hizo comentarios sobre el repentino silencio y de todos modos era mejor así.

Llegamos a una especie de cabaña a las afueras de la ciudad o algo así, me baje del auto para inspeccionar un poco, el sitio se veía solitario pero a la vez se respiraba una tranquilidad agradable, nada del constante ruido de los autos o el bullicio de la ciudad.

Estaba muy nerviosa, Lorenzo estaba a solo unos paso de mi, el silencio ya se estaba haciendo insoportable así que lo mejor era acabar con el antes de que me ahogara.

-Y estamos aquí por qué.... _Pregunté de frente, ya la anticipación era lo suficientemente insoportable y era hora de llegar al punto.

-Lia.... Yo, este, como te dije por teléfono quiero hablar contigo, te he traído a este lugar porque aquí nadie podrá molestarnos. _Contestó. Lorenzo lucía bastante nervioso entonces en definitiva ya éramos el equipo de los torpes y  nerviosos.

-Hablemos entonces. _Respondi con fingida seguridad.

-Aqui no..... entremos si, adentro estaremos más comodos.

Me dejé guiar al interior de la cabaña, me daba cuenta que esta había sido una muy mala idea, ya que, una cabaña solitaria, él y yo.... Dios aquí podía pasar cualquier cosa y se suponía que yo ya daba por terminada nuestra relación de tira y afloje.

Ya en la cabaña deje que mi mirada se distrajera un poco pasando la vista por el lugar, la verdad la decoración me valía mierdita pero estaba tan nerviosa que necesitaba fingir para no hacerme chis en los pantalones.

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