He estado algo indecisa sobre el ritmo de publicación. Se que llevo mucho tiempo sin publicar en esta historia, pero les preguntaré algo:
1) ¿Qué día prefieren? (Sábado/Domingo)
2) ¿Les gustaría que al final de cada cpítulo les dejara un adelanto del siguiente?
Bien eso parece ser todo.
Por el momento dejaré la que considero la primera parte del quinto capítulo (o un adelanto, como quieran llamarlo)
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5. El vendedor y la zanahoria.
— ¡Pff! —bufó Janice notablemente aburrida, estaba en una esquina del patio, había llegado temprano y estaba sola. Con su mochila a un lado, abrazando sus rodillas, esperando a que alguien pudiera sacarla de su soledad. Ni Jordan ni Hellen, ni Monroe ni Orlando. No había nadie que ella conociera lo suficiente.
— ¿No te aburres? —preguntó una voz de repente, volteó y observó un cabello rojizo y un par de ojos del color del cielo. Sin duda era Joseph.
— ¡Joseph! —exclamó alegre, agradecida por que al fin tendría alguien con quien hablar, de inmediato se puso de pie.
— ¿Y eso?
— ¡Ah! Llegué temprano porque mi papá me trajo.
—Yo no me refería a eso, ¿Qué escondes entre las manos? —replicó Joseph colocando una sonrisa y tratando de arrebatarle a Janice lo que fuera que trajese.
— ¡Quítate! —gritó poniendo su mano en la cara de Joseph para que no se acercara.
—Ya, está bien. Sólo dime qué es —pidió riendo mientras quitaba la mano de Janice.
—Un cuaderno.
—Creo que eso ya lo sabía, quiero saber que dice ese cuaderno —dijo intrigado ante la respuesta híper-lógica.
—Letras.
— ¿Qué dicen esas letras?
—Palabras.
— ¿Y qué más?
—Párrafos.
— ¡Ya préstamelo! —dijo perdiendo la paciencia y mucho más intrigado comenzando a discutir “amistosamente”.
Un par de manos blancas detuvo a los chicos. —Par de enanos —dijo Orlando viéndolos desde arriba, casi con superioridad. — ¿¡Qué!? —reclamaron los otros 2, molestos y apartando a Orlando, sintiéndose ofendidos por haber sido llamados “enanos”.
Con la conmoción que se formaba Monroe aprovechó para escabullirse estratégicamente y quitarle la libreta a Janice. Desde el inicio de clases la llevaba y todos los días, aún entre clases, escribía algo. Lo cual hacia que Monroe lo clasificara como “sospechoso”, le interesaba mucho saber el contenido pero cada vez que le pedía la libreta Janice negaba e inventaba una excusa repentina y poco convincente.
— ¡Lo logré! —Monroe elevó triunfante el cuaderno entre sus manos.
— ¡NOOOOOOO! —Gritó como si estuvieran a punto de torturarla, atrayendo la atención de todos los que pasaban por esa esquina excepto del Prof. Ton quien lucía malhumorado—. Monroe ¡Devuélvemelo! —su voz era energética y extendió la mano.
— ¡NO! —respondió estrechando el cuaderno rojo contra su pecho.
— ¡Dáaameloo!
Mejor me voy, huelo el peligro. Pensó Joseph despidiéndose con una sonrisa nerviosa y huyendo lo más rápido que podía. Suspiraba sin saber por qué, suponía que por aburrición o algo similar. En su camino, mientras pensaba en cosas tontas y sin sentido, chocó con otro chico, que andaba corriendo.
Al chocar ambos cayeron al suelo y las cajas que cargaba salieron disparadas por el aire, aterrizando en lugares dispersos.
—Vaya, lo siento —se disculpó el otro chico, Joseph al escuchar la voz abrió los ojos de golpe. La reconoció, era Mark, uno de sus compañeros de salón. Familiarizado por ser uno de los bromistas, además de ser conocido como “vendedor”, ya que ofrecía galletas en su salón, probablemente las cajas que habían caído eran de dicho producto—. ¿No te puedes parar? —le preguntó recogiendo una de las cajas viendo que Joseph aun lo contemplaba desde el suelo.
— ¡Ah no! Si puedo —se apresuró a contestar levantándose, tan sólo persistía el dolor del golpe. Lo miró de frente, era alto pero no tanto como Charles, tal vez unos 8 o 10 centímetros más bajo. Era delgado, de eso no cabía duda, su piel era blanquecina pero no como la de los demás si no con un ligero toque rosado y uno que otro puntito de acné juvenil, el cual no era mucho y poco a poco se iba desvaneciendo. Lo que resultaba realmente bello en él eran sus ojos, tan expresivos y claros que parecían soñadores. Su cabello era ondulado y castaño con algunos mechones de cabello en su frente a manera de flequillo desigual.
Lo que había asombrado a Joseph era que Mark en realidad no era muy amable, tal vez lo que le estaba sucediendo era un milagro. —Lo siento —dijo él.
—No hay problema, solo espero que las galletas no se hayan estropeado, si no, no tendré que vender —se lamentó recogiendo las cajas con suma paciencia y agitándolas esperando encontrar un resultado. Con esa caída lo dudo, pensó Joseph extrañado y maravillado, realmente lo que estaba contemplando era algo digno de video—. Como sea, si están rotas tú las pagarás —mencionó tranquilo dejando caer en sus brazos la cuarta caja.
— ¿¡Qué!? ¡Pero si fue tu culpa!
—Yo no fui el que estaba distraído ¿sabes? Te intente avisar como 2 veces —explicó pacientemente recogiendo la última caja y dirigiéndole la mirada.
— ¡Nadie puede aclararlo! ¡Como sea! ¡Me niego! —seguía reclamando Joseph molesto, dándole la espalda y caminando en dirección contraria.
De alguna manera u otra deberá pagármelas, pensó Mark viendo como Joseph se alejaba fastidiado, sonrió maliciosamente, entretenido y pensando en la forma de pago.
Estará loco, ¡fue su culpa! ¡Él venía corriendo! No yo, el pequeño pelirrojo estaba a punto de estallar—. Que fastidio —murmuró dejándose caer en una de las bancas del color de sus ojos, observando como Ed, el “repre”, huía de Charles. Aun así es la primera vez que lo veo de cerca, no entiendo que es lo que le ven las chicas del “D”, echó la cabeza hacia atrás, quería relajarse y olvidar el pequeño episodio que había vivido. Pensándolo bien no está tan mal, seguía divagando casi inconsciente de lo que pensaba. Espera… ¿¡Qué es eso de no está tan mal!?
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Si alguien leyó el pequeño adelanto espero que le haya gustado. :)
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Venus Christy (Yaoi)
RomanceA veces las mejores aventuras comienzan de la manera más inesperada. Un nuevo comienzo. Un nuevo año. Y la secundaria Venus Christy abrirá de nuevo sus puertas, es aquí donde todo da inicio y los encuentros peculiares comienzan. ¿Te animas a conoc...