—Yael, yo... Eres un gran chico con hermosísimos sentimientos, además de muy guapo. En este tiempo que llevamos conociéndonos me has caído súper bien, estoy contenta de tenerte a mi lado.
Yael:
¿Estaba hablando con rodeos?
—Sin embargo me he prometido que no le fallaría a mi mejor amiga.
¿De qué estaba hablando?
—Y, perdóname, pero, no puedo corresponderte este amor.
Sentía como mi corazón se iba rompiendo poco a poco. Apreté mis manos para evitar golpear algo o a alguien.
—No te preocupes, entiendo, no voy a forzarte -fingí una sonrisa.
—En serio, perdóname- trató de abrazarme.
—No, es mejor que no me abraces-la aparté- es mejor que te vayas.
Ella asintió y se fue.
Cuando la perdí de vista, me tiré al suelo a llorar, Sofía corrió hacia mí e inmediatamente me abrazó a lo que yo correspondí.
___:
Cuando salí de ahí no pude evitar llorar, así que corrí hacia donde estaba Nathan.
—___...
—Abrazame...
—¿Estás bien?
—¡Solo abrázame!
—De acuerdo, de acuerdo -me abrazó- ¿estás conforme con la decisión que acabas de tomar?
—No, Nathan, no, pero no quiero dañar a Karina.
—Tranquila, te apoyaré en todo.
...
No tenía ganas de despertar, no tenía ganas de nada, sin embargo tenía que levantarme e ir al colegio.
Me fui sin desayunar, me fui sin ánimos, hoy tenía que ver a Yael, no sé cómo mierda iba a soportarlo.
Llegué al colegio, salude a Nathan, traté de aparentar frente a Karina y me dirigí a mi aula, y, ahí estaba, en su lugar, más lindo que nunca, o era lo que pensaba por el remordimiento que me consumía, me miró e inmediatamente volteó a otro lado, estaba claro, me odiaba.
Fui a sentarme, no quería entablar una conversación con él, por suerte llegó el profesor.
Antes de que comenzara la clase Yael levantó la mano.
–¿Si Yael?
—¿Puedo cambiarme de lugar con Melania? Es que no veo muy bien aquí.
Melania era una chica bajita, ojos color miel, de tez blanca con pequitas que le hacían verse tierna, se sentaba en la segunda fila.
¿Por qué con Melania? ¿Por qué no con Bruno?
—Claro, Yael.
Se levantó, me miró serio y se retiró.
—¿Yo puedo pasarme con ___?
Ni siquiera pude reaccionar, porque cuando me di cuenta, Nathan ya estaba a mi lado.
—Resiste- susurró.
—Eso intento.
Yael:
No lo soportaba, la amaba, la amaba demasiado, no quería verla, así que lo mejor era cambiarme de lugar, me senté junto a Melania, una chica súper tierna.
—Hola- saludé.
—Hola -sonrió.
—¿Puedo sentarme?
—Adelante.
Me senté.
—Te gusta mucho esta materia ¿eh?
—Para nada, odio las Matemáticas.
—¿Cómo?
—Así es. Pero mis padres siempre están presionandome, para ellos nada es suficiente.
—¿Por qué no hablas con ellos?
—Porque nunca están para escucharme. Y, ni siquiera tengo amigos para desahogarme.
—Bueno, ahora tienes uno con el cual puedes hacerlo -sonreí y le di un beso en la mejilla.
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𝙇𝙖 𝙘𝙝𝙞𝙘𝙖 𝙙𝙚 𝙢𝙞𝙨 𝙨𝙪𝙚𝙣̃𝙤𝙨.
Teen FictionÉl siempre sueña con ella. Realmente no sabe si existe, pero lo que sí sabe es que luchará por encontrar a su princesa de sus sueños. Junto a sus mejores amigos, sus únicos amigos, Sofía, Emiliano, Paula, Jelissa, Ivanna y Nathan. . . . . ¡Te encont...