30 Final

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1 año más tarde.

Un año...

Aún me sorprendo al notar cuan apresurado avanza el tiempo y es que a su lado todo es tan diferente.

Los días grises se transforman en color, mi tristeza se evapora al verla sonreír.

Me hace amarla aún más incluso cuando todo parece desmoronarse.

Luego de la última conversación con Marcos, no hemos vuelto a saber de él, exceptuando aquella vez que llegó al bar que antes trabajaba Michael, disculpándose mientras acomodaba su peluca.

Ese sujeto realmente era extraño...

Los meses avanzaban y en nuestro décimo mes juntos decidimos mudarnos a otro lugar para comenzar de cero.

Todo está yendo tan bien que incluso en algún momento temí despertar y no encontrarla a mi lado.

Sin dudas Michael ha sido la luz que necesitaba en mi oscura y decepcionante vida.

—Cariño ¿Crees que es hembra?— me pregunta sosteniendo en brazos a nuestro pequeño gatito.

—Michael... ¡¿Es qué acaso tú no notas que este gato tiene dos bolas?!

Abre su boca con indignación— ¡No grites lo asustarás!— me reprende.

—No he gritado...— murmuro bufando.

—Lo has hecho— gruñe alzando al pequeño animal frente mi rostro— Ahora pidele disculpas y besa su nariz.

—¿Qué?

-¡Hazlo o duermes en el sofá!

Suspiro asintiendo y besando su pequeña nariz.

—¿Contenta?— pregunto con burla.

—Idiota— ríe— ¿Qué haces?

—Intento acomodar esta jodida caja— gruño con enfado.

—Presta atención y lo lograrás— responde sentándose en el sofá mientras bosteza.

—Podrías ayudarme— murmuro frunciendo el ceño.

—Podría— responde— pero no, gracias.

Gruño con irritación.

Aún con el tiempo lograba irritarme con facilidad.

Los minutos avanzaban y el maldito objeto no se abría.

Suspiré con resignación.

25 minutos después.

—¡No era tan difícil!— musité con orgullo al terminar de arreglar la pequeña caja de cartón para Manchita.

—¿No, enserio?— ahí estaba su sarcasmo— Creía que no acabarías jamás.

—Estaba pensando.

—¡¿Tú piensas?!— sostiene al gato observándolo con sorpresa— ¡Tú padre tiene neuronas!

—¡Ya entendí! Eres muy mala.

—Me lo dicen seguido— sonríe con suficiencia.

Michael rueda sus ojos para luego reír.

—¿Por qué me miras así?— pregunté observando su rostro sonriente.

—Porque estoy completamente enamorada de ti.

—Estoy tan orgulloso de tenerte a mi lado, chica irritante— besé sus labios con suavidad.

—Y esto es tan cliché— respondió por fin.

—¿Cliché?— resoplo— ¡¿Ir a prisión por culpa de una mujer loca, es ser cliché?!

Enserio está loca.

—Pues... si lo dices así— sonrió— entonces si.

—¿Entonces qué?

—Si es cliché.

AtrápameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora