Estaba llegando tarde, como siempre solía pasarme con cada baile al cual me invitaban. Aunque esta vez no era del todo mi culpa.
Cuando llegué al salón, arreglé mi vestido evitando que alguna arruga se viera en él y coloqué rapidamente el antifaz sobre mi rostro.
Los músicos ya hacían de las suyas dentro y un vals estaba sonando; varias parejas estaban ya posicionadas para comenzar con el baile. Me escabullí entre la multitud para llegar hasta donde se encontraba el gran piano, el cual estaba siendo tocado por mi hermana mayor. Cuando me vio negó con la cabeza riendo y yo sonreí divertida; ya se acostumbraba a mis llegadas tarde.
El ambiente del lugar se tornaba cada vez más cálido, y las personas hablaban entretenidas entre sí, compartiendo sus vivencias y algún que otro rumor. Aún seguía al lado de mi hermana y no iba a moverme de su lado; no era alguien muy sociable y me costaba demasiado entablar una conversación con otras personas.
Bailaba al son de la música y movía mi vestido al mismo tiempo, disfrutando de cada nota. De repente, cuando levanté la mirada de mis pies, un joven llamó mi atención; parecía un príncipe azul, como a veces suelen caracterizarlos en los cuentos de princesas. Se encontraba del otro lado del salón, y su traje resaltaba de entre el resto de los jóvenes que allí había; o al menos eso me parecía. Tenía un aura de felicidad que lo rodeaba todo el tiempo, y hablaba o saludaba con quien se cruzara en su camino. Muchas muchachas iban tras él buscando su atención, pero solo se limitaba a saludarlas y seguir en lo suyo.
Durante el transcurso de la noche, y mientras aún bailaba, no hacía otra cosa que mirarlo y seguir cada paso que daba; parecía haberme hechizado. En un momento, estaba tomando ponche, y él alzó su vista hacia el salón observando a las personas que estaban presentes, hasta que se topó con mi mirada. Mis mejillas comenzaron a sonrojarse y el calor no paraba de subir, pero ninguno de los dos desviaba la vista del otro. Me regaló una sonrisa que me pareció de lo más bonita. Comenzó a caminar en mi dirección y mis nervios surgieron en mi estómago, provocando que mis pies se movieran hacia otro lado. No quería pasar un mal momento y no poder emitir palabra alguna. Pensaba ya me estaba alejando lo suficiente, cuando alguien tocó mi hombro con suavidad; me di vuelta quedando con aquel joven de frente. Hice una reverencia en modo de saludo y él correspondió, para luego quitar su antifaz dejando ver su rostro, resultando ser el causante de mi temor a hablar con las personas.
—Sunnie.
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↬ Mis ideas, mis inspiraciones
DiversosRelatos, textos diversos que a mi mente se le ocurren. • Todos son de mi autoría. • Actualizaciones lentas, todo depende de las ideas que tenga mi imaginación. • Contenido variado. • Mini historias. • Reflexiones. • Inspiración a partir de cancio...