Epilogo.

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La noche en Tokyo se sentía fresca, el viento era suave y traía con él un monto de olores, un olor que él describiría como "El olor de Tokyo" aunque con los acontecimientos que tuvieron lugar hace medio año, ese olor comenzó a cambiar poco a poco,...

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La noche en Tokyo se sentía fresca, el viento era suave y traía con él un monto de olores, un olor que él describiría como "El olor de Tokyo" aunque con los acontecimientos que tuvieron lugar hace medio año, ese olor comenzó a cambiar poco a poco, adaptándose, como todo el mundo hacía en estos momentos.

Eso no le agradaba.

Últimamente se sentía muy huraño, había momentos en que el viejo él subía a la superficie y se manifestaba de manera aleatoria, sorprendiendo a algunos y provocando miradas penetrantes en otras.

¿Pero cómo demonios querían que actuara?

Ella se había ido sin razón alguna, sin dejar rastro, sin decirle nada.

Y ahora...

Ahora terminaba de leer una carta manchada de gotas que olían a sal fusionadas con la tinta y con su propio olor.

Girasoles y miel.

Se sentía furioso, triste, desamparado y culpable.

Estaba consciente de que había arruinado todo, que nunca debió de establecer distancia con ella, que debió percatarse a tiempo de sus sentimientos y el de los de ella.

Fue un imbécil.

Su garganta escocia, su corazón parecía contraerse en su pecho, su estómago se sentía hundido y sus mejillas se encontraban empapadas, mientras que el leve olor de los girasoles y la miel se filtraba con suavidad en su interior.

Su garganta escocia, su corazón parecía contraerse en su pecho, su estómago se sentía hundido y sus mejillas se encontraban empapadas, mientras que el leve olor de los girasoles y la miel se filtraba con suavidad en su interior

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El sol brillaba con fuerza esa mañana, justo como su resolución.

Sus pasos acelerados llamaron la atención de algunos que se encontraban en la base de Frente Unido, pero no se detuvo hasta llegar frente al "despacho" que Tsukiyama compartía con Banjou y su cuñado.

Hizo todo lo posible por regular su acelerada respiración y la ansiedad que comenzaba a subir por toda su tráquea.

Al entrar, no se sorprendió de ver allí a los tres directivos y a su hermana junto con una pequeña bebe.

—¿Podrían ayudarme a buscar a alguien?







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Dependiendo de si les gusto este pequeño proyecto, haré una continuación.

Caelus |Ayato Kirishima|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora