Capítulo 7

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VII. ROSEDAL

—¡El castillo se ve encantador, cariño! —La tía de Harry se rió borracha mientras posaba su mano en el hombro de su sobrino. Lo que había dicho no causó ni un poco de gracia en nadie, pero había bebido tanto champán que un mosquito que volaba cerca podría provocar un ataque de risa en ella.

—Gracias, tía Mary. —Harry sonrió incómodamente. Necesitaba salir de allí.

—Estas hecho un hombre tan madure e independiente, mi chiquillo —le apretó la mejilla, lo que causó que Harry contrajera los músculos de su cara a causa del dolor—. Estoy tan orgullosa de ti.

—Gracias, tía Mary —repitió Harry. Buscó desesperadamente alguna cara conocida que pudiera sacarlo de la situación.

Lou notó la desesperación en las miradas de Harry y rápidamente caminó hacia él y su tía.

—Hola —Lou sonrió a la duquesa —discúlpeme, ¿le podría robar un segundito a su sobrino? El sultán de Brunei lo está buscando. Es de suma importancia. —dijo rápidamente, sin dar tiempo a la Duquesa para procesar sus palabras ni formular una respuesta. Tomó la mano de Harry y lo arrastró lejos de su tía, sin siquiera esperar su respuesta. —Me debes una, grandote —dijo una vez que la perdieron en la multitud.

Harry se rio. —Gracias, nena. ¿Quieres algo de beber?

—Pero si que me conoces bien —Lou sonrió y Harry la acompañó a la barra. Pidió las bebidas para ambos, y se sentaron en los taburetes del bar con las bebidas en la mano.

—Ahora dime, ¿cómo está ella? Hace tiempo no la veo, ya sabes de quien hablo —Lou preguntó, tomando un sorbo de su bebida, y sintió a Harry ponerse rígido a su lado.

—Um, esta... bien. Como siempre. ¿Has visto a Lena? —preguntó, esperando dejar caer el tema y distraer a Lou con algo mas.

—No, no desde el baile.

—Hablando de ese baile, se prefectamente lo que hiciste allí, jovencita —acusó. Lou echó la cabeza hacia atrás y se echó a reír.

—¿Y qué es lo que hice?

—Oh, ya deja de fingir —Harry rió un poco. —Vi tu pequeño baile con Niall. ¿Y eso para qué fue?

—Fue para enojar a mis padres, como de costumbre.

—Ah, tus habituales bromas. ¿Recuerdas cuando éramos más jóvenes? ¿Cómo harías exactamente lo contrario a lo que te dijeron que hicieras frente a la prensa? —Ambos se rieron de nuevo.

—Esos fueron los días de gloria, amigo mio.

—Los días de gloria. Los echo de menos.

—También yo —suspiró Lou—. Solíamos ser libres, ¿sabes? Comparado con ahora. Incluso con nuestras restricciones, aún éramos libres. Yo ni siquiera puedo tener mascotas. ¿Qué tipo de persona prohíbe que otra tenga una jodida mascota? —Lou preguntó y resopló, cruzando los brazos sobre su pecho—. Al menos tú tienes a Percy.

—Sí, en realidad no sé dónde está —dijo Harry, refiriéndose a su amado gato persa—¿Por qué no escondes una en tu castillo? Me refiero a que es un jodido castillo, por el amor de Dios. Nadie se dará cuenta. Confía en mí; nadie se da cuenta de la mitad de las cosas que están sucediendo aquí. —Y estaba cien por ciento correcto.

—Tienes razón. Voy a hacerlo. Voy a meter un jodido caballo. ¿Sabes qué? Espero que si lo noten —Harry rió de la respuesta de Lou.

—¡Ahí estás! —exclamó Harry, y lanzó sus manos en el aire tan pronto como vio a Lena acercándose a ellos. Extendió su mano para que ella lo alcanzara. Ella tropezó y agarró su mano antes de que pudiera caer al suelo y avergonzarse frente a cientos de las personas más importantes del mundo.

The Harvest || h.s. [ESPAÑOL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora