Capítulo 5

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V. CENA

Lena

Llevaba un hermoso vestido azul bebé que se ajustaba a su cuerpo a la perfección. Ella no sabía cómo sentirse hablando con el Príncipe. Si era una persona tan buena como Niall dijo que era, no habría ningún problema, ¿verdad?

Pero aun así, estaba nerviosa. Tenía un presentimiento sobre el Príncipe, y no era uno bueno.

Se sentó en su cama esperando la hora de la cena. Miró a su mesita de noche y abrió el cajón de donde sacó un gran libro.

Antes de prepararse, Lena pasó por la biblioteca y tomó algunos libros de la colección del Príncipe. No estaba segura si podía tomarlos prestados, pero decidió arriesgarse. Examinó la cubierta, pasando sus dedos sobre el título en relieve del libro. Lena pensó que tal vez al leer los libros favoritos del Príncipe Harry podría conocerlo, al menos saber poco sobre él, ya que no sabía nada.

Al parecer, los rumores no eran ciertos, según Niall. Así que Lena tuvo que descubrir quién era realmente el Príncipe. Comenzó a leer las primeras páginas, las páginas se convirtieron en capítulos. Se encontró tan enganchada al libro que no notó el tiempo que pasaba volando.

Tan pronto como se dio cuenta de que había llegado la hora de la cena, rápidamente volvió a colocar el libro en el cajón de la mesita de noche y abrió la puerta de su recamara con demasiada prisa. La puerta golpeó algo duro, algo que aparentemente estaba esperando afuera de la habitación de Lena.

Escuchó una risa profunda y una voz ronca que decía,

—Deberías tener más cuidado la próxima vez.

Lena se quedó sin aliento y rápidamente se quedó fuera y cerró la puerta, sus ojos se encontraron con los del Príncipe, que estaba a punto de llamar a la puerta de Lena —. Lo ... lo siento, su alteza —Lena tartamudeó, mirando hacia el suelo, sonrojándose de la vergüenza.

—Está bien, de verdad. ¿Cómo podrías haber sabido que estaba parado afuera? Y, por cierto, puedes llamarme Harry si no hay nadie alrededor. Si lo hay, preferirá su Majestad —sonrió un poco.

—Gracias...Harry —Lena le devolvió la sonrisa.

—Entonces, la cena está lista. Déjame acompañarte hasta el comedor. Debes confundirte con todos los pasillos, escaleras y habitaciones. Pero confía en mí, te acostumbras después de un tiempo.

El Príncipe acompañó a Lena al comedor, donde ya se servía la cena. Esta vez habían tres lugares en la mesa, en lugar de solo dos. El Príncipe debió haber notado a Lena mirando el asiento vacío.

—Niall se unirá a nosotros hoy. Tengo entendido que ustedes dos ya se conocieron —Harry dijo antes de darle un mordisco a su comida.

—Pensé que no vendría a cenar esta noche.

—Cambió de opinión —explico. Lena solo asintió y miró su comida. Se veía deliciosa, mejor que cualquier cosa que jamás había cenado en su vida, pero Lena no tenía hambre.—¿Te esta molestando algo? —pregunto Harry.

—No, está bien. Estoy bien. —Lena se encogió de hombros.

—Entonces háblame. Por favor. Me gustaría conocerte, Lena. Déjame hacerlo.

Lena suspiró. —¿Que quieres saber?

—Todo lo que hay que saber de ti.

—No hay mucho en ese departamento. —El príncipe se echó a reír, lo que provocó que Lena sonriera y se sintiera más cómoda. Ella le contó un poco sobre su familia y cómo era la vida en casa. Lo mantuvo simple, sin derramar cada detalle, pero lo suficiente como para que él estuviera al tanto de la situación en el pueblo.

Harry estaba desconcertado después de escuchar acerca de la vida de Lena en los campos. —Supongo que es la primera vez que he elegido a alguien de tu entorno —dijo, el comentario 'generalmente es de chicas de clase alta' fue inferido, pero obvio.

Lena abrió la boca para preguntar por las chicas elegidas anteriormente, pero rápidamente la volvió a cerrar, dándose cuenta de que probablemente sería un error colosal. Tendrá que averiguar sobre el destino de esas chicas cuando llegue el momento adecuado.

Las puertas del comedor se abrieron de repente, tanto Harry como Lena giraron sus cabezas en dirección a las puertas, quienes revelaron a un Niall aparentemente agotado en ropa ecuestre. —Lo siento. —Niall se disculpó —. Regresé a los establos y el tiempo voló, ¿estoy interrumpiendo algo? —sonrió, peinándose el cabello rubio con una mano y tomando asiento en la silla vacía.

—Lena y yo solo estábamos hablando —, respondió Harry, sus ojos se enterraron en un lado de su cara. Ella asintió firmemente, consciente de los ojos del Príncipe sobre ella y comió tranquilamente. La cena transcurrió en silencio durante unos minutos, el único sonido que se podía escuchar era el tintineo de los cubiertos contra la porcelana.

El Príncipe Harry se aclaró la garganta, ganándose la atención del Príncipe Niall y Lena. —Estoy organizando una fiesta la próxima semana —anunció —. En tu honor, Lena. —Lena se atragantó con el vino del que estaba tomando un sorbo.

—Oh, Dios. ¿Para mí? —Sintió que sus mejillas se calentaban una vez más.

—Por supuesto cariño.

—Gracias; estoy realmente agradecida, aunque no tienes por que hacerlo.

Lena, sin hacer un esfuerzo consciente, se encontró mirando al Príncipe el resto de la comida. Admirando cómo sus labios carmesí se movían cuando hablaba con Niall sobre los sementales (los caballos eran una pasión compartida por ellos), grabando su hermosa risa en el fondo de su mente, mirando profundamente a esos ojos esmeralda que tenía, los mismos ojos que de vez en cuando mientras miraba a Lena, causando que se sonrojara una y otra vez.

Estaba abrumada por el encanto del Príncipe, aunque no estaba sorprendida. Se decía por ahí que su encanto te atrapaba para luego destruirte. Era tan dulce con Lena, ofreciéndole más vino y, a menudo, preguntando si necesitaba algo. El Príncipe parecía estar de excelente humor esa noche. Parecía jubiloso cuando alcanzó a Niall, como dos viejos amigos que no se habían visto en años. ¿Cómo pudo haber estado tan mal informada sobre él? Realmente parecía una gran persona.

Sintió la necesidad de ir a su aldea e informar a su familia y a todos los demás que él no era el hombre de los rumores. Pero no podría, no hasta que estuviera cien por ciento segura de las otras chicas. Sobre por qué desaparecieron, qué les sucedió después de que pusieron un pie en el castillo. Y sobre sus padres, el rey Robert y la reina Anne. Simplemente desaparecieron un día. Sin advertencia, sin rastro de ellos.

Nada.

Ella no podría hacer eso, hipotéticamente claro, hasta que confirmara sus pensamientos sobre el Príncipe. Su mente aún estaba debatiendo su moralidad. Parecía muy serio en sus intenciones, pero la intuición de Lena trató de desviar su mente en la dirección opuesta.

The Harvest || h.s. [ESPAÑOL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora