III.

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 "Es mas fácil construir niños fuertes que reparar hombres rotos." -Frederick Douglas. 
(Comienzos de secundaria)

***

Draco comenzó a cambiar poco después del comienzo de secundario.

Ensimismado y agresivo, se ausentaba en los almuerzos, y cada vez que Harry o sus amigos intentaban invitarlo a algún lado, les decía que lo dejarán en paz.
A veces lo veía dando paseos larguísimos alrededor del lago, solo. Cuando entraba, pasaba de largo y se encerraba en su habitación en el ala sureste de Hogwarts, llamada Slytherin, y no los dejaba pasar.
Pasó de rodearse de Harry, Hermione, Ron y el resto de Weasley, a salir con chicos conocidos por ser unos abusadores.
En las clases, los ignoraba si intentaban hablar con él, se sentaba junto a Blaise Zabini, un chico de piel negra y actitud huraña, y  junto a una chica de mirada altanera que siempre empujaba a Hermione cuando la veía en los pasillos, Pansy Parkinson.

A Harry siempre le habían gustado los ojos de Draco, eran un color peculiar, grises, pero nunca le parecieron aburridos o tristes como se supone que el color era visto. Sin embargo, cada vez que veía los ojos de Draco (sin que él se diera cuenta que lo estaba mirando) los veía decaídos, a ratos tenía la mirada vidriosa o perdida.

Harry, de esta manera, aprovecho que parecía ser el único para el que Draco aún encontraba algunos minutos para hablar.

–¿Estás bien? –le preguntó despacio y suave, como sabía que otras veces había funcionado.

–¿Cuántas veces me vas a preguntar lo mismo, Potter? –Le respondió hostil, aunque pareció contrariado por la mueca de dolor que hizo Harry.

–¿Ahora me llamas por mi apellido? –Le volvió a preguntar, todavía con una voz suave y cariñosa.

Una voz que solo empeoraba los estragos del dolor y culpa en los ojos de Draco; se tragó ese dolor, lo tiró al vacío que había en su corazón, como venía haciendo con todo, y reemplazo todo rastro de tristeza con enojo.

Siempre funcionaba.

–¡Por favor! ¿No tienes algo más importante que hacer? Deja tus estupideces.

Harry estaba comenzando a molestarse. No sabía si la molestia era hacia Draco, hacia si mismo, o hacia lo que sea que estaba causando que Draco actuara de esa manera.

–¡No es una estupidez! –le gritó Harry, y no le pasó desapercibido la manera en que se tensó– perdón, no quise gritarte ¿Desde cuándo decimos malas palabras?

Hizo un gesto brusco con la mano, quitándole importancia, bufando:

-Bah, tengo clase, chao. 

-Tenemos las mismas clases, ¿Porque no vamos juntos? 

Harry comenzó a caminar algo rápido, intentando llegar junto  Draco, pero el otro apresuro el paso, y sin mirar atrás le dijo:

-Vete con tus amigos. 

Los pies de Harry se movieron por si solos, obteniendo su propia autonomía, cuando se vio siguiendo a Draco por los pasillos. Hacia bastante frió que incluso solo respirando y exhalando por su nariz, el aire se transformaba en vaho. 

Harry logro tomar a Draco del brazo y se giro con una expresión rabiosa y ligeramente golpeada por un semblante de pánico. Pero al verlo solo quedo el enojo, removiendo su brazo de forma grosera sin terminar de mirarlo a los ojos, pero teniendo la poca decencia de aun así empujarlo lejos de el. 

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