- 5. Escalando otra roca

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Después de dos semanas, mi "relación", término.

No fue así nada más. Tomé demasiado coraje. 

No recuerdo muy bien lo que le dije a mi mejor amigo. No recuerdo como terminé las cosas, o si fui muy ruda al terminar, 

Pero sabía que ese era el primer paso para salir del agujero. 

La primera piedra que tenía que escalar hacia la salida. 

¿Recuerdan que les dije que tenia 14 años? Bueno, le terminé por una llamada telefónica. No era capaz de ver su rostro después de esas dos semanas.

Lo llamé y le dije que no funcionaría. Y por alguna extraña razón, sabía que a pesar de que iba a enojarse conmigo no dejaríamos de ser amigos. 

Aún así, dejamos de hablar por un año. 

Las cosas comenzaron a cambiar drásticamente. 

Empecé a conocer a mas personas y los quise años de toda mi generación comenzaron a llegar. 

Para el que no sepa, en Sur América las personas acostumbran a celebrar los quince años de toda jovencita. 

Algo así como dándole la bienvenida a la vida de mujer.

O eso tratan de hacernos creer. 

Después de meses yendo a fiestas y demás cosas, recibí una de tantas invitaciones.

Una chica de mi antigua escuela, que se había mudado de ciudad hacia años, me invitaba a sus quince años. 

¿Como decir que no? Era una fiesta. Siempre he amado las fiestas. 

....

Recuerdo que era Enero. Principios de Enero. 

Ya había cumplido quince años. 

¿Recuerdan mi meta de salir de ese agujero? Bueno, se había vuelto un poco más complicado de lo que pensaba. 

Muchas de las rocas que escalé me ayudaron. 

El agujero del desamor y de la decepción amorosa se había vuelo más fácil de manejar, pero aún me encontraba dentro de él. 

La realidad es que ya me había acostumbrado a creer que nunca llegaría nada, ni nadie.

Bueno pues, ese día en la fiesta de mi amiga todo cambió. 

Y no, no sentí nada, no hubo ninguna señal del destino y nada parecido. Todo lo contrario. 

Recuerdo ver a un chico en la distancia.

Tenía gafas y se veía apuesto. 

Como era de esperarse, mi mejor amiga majo y yo reaccionamos al instante. 

Desde lejos se veía muy bien, pero ya de cerca no era tan apuesto. 

Estaba rodeado por otros cuantos chicos y un grupo de amigas del colegio de la cumpleañera.

Recuerdo decirle a majo: "Ellos nunca van a ser nuestros amigos" y lo creí firmemente. 

Lección #4: nunca asumas nada. La vida es un misterio y siempre da vueltas inesperadas. 

Claro que estaba equivocada. 

Hubo Una Vez Un NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora