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[🌹]Rituales Matutinos[🌹]

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Luego de que toda la noticia del rey fuera divulgada, muchos comenzaron a ver al joven rey de otra manera; ya sea buena o mala. Ya llevaban cuatro años siendo pareja, y el joven Arthur dejó de ser un niño hace dos años ya. Y no por qué Meliodas le haya arrebatado su inocencia ( cosa que aún deseaba con muchas ganas ), si no, en el sentido de que ya era legal.

Desde hace una semana, Meliodas y Arthur se mudaron a la habitación mas grande, a la verdadera habitación del rey y reina. En donde solo podrían estar las parejas comprometidas y/o casadas. Pero a ambos les chupó un huevo y se mudaron allí siendo sólo novios.
Meliodas siempre era el primero en despertar, se duchaba y se colocaba su ropa ( armadura en caso de haber alguna misión ).
Arthur era el último, se levantaba duchaba y desayunaba. Hay veces en las que Meliodas lo despertaba a él, para recordarle que debía hacer X deber, pero eran contados, debido al poco tiempo que ambos tenían al ser Rey y caballero real. Sin darse cuenta, habían creado una rutina diaria.

Sin embargo, hoy el rubio debía hacer una excepción ¿por qué? Pues, hoy es 17 de agosto ¿qué tiene de importancia?  Bien, hoy es el cumpleaños número 21 del rey, y quería hacerle algo lindo por la mañana. Debido a que todo el pueblo ya le tiene algo preparado para la tarde ( cosa que el rey aún no lo sabe ), y él quería hacer algo personal. Algo sencillo como un desayuno y un par de besos.

Se levantó más temprano de lo normal, se dio una ducha rápida y llamó a un experto en comida; aparte de Iza, claro.
El mejor amigo del rubio, Ban.

—Y bien— bostezó, no era de su costumbre levantarse tan "temprano"—, ¿qué planeas hacer?

—Algún tipo de comida que sea rápida pero deliciosa— dijo en rubio viendo al más alto, a veces se cansaba de ver tanto hacia arriba, que desviaba la vista por un momento.

—Bien, entonces ¿listo para la clase?— preguntó el albino, cruzándose de brazos.

—¡si, sensei!— bromeó haciendo una boba reverencia.

Entre tanta pendejada y broma, les salió algo fácil, sencillo, pero delicioso. El desayuno consistía en unos deliciosos huevos bacón con tocino, frijolitos con crema y jugo de naranja recién hecho, con la pulpa de las naranjas y todo.

Ban se quedó en la cocina en compañía de Iza y el resto de cocineros; Meliodas le pidió de favor que les ayudara a hacer el banquete para el rey y los pueblerinos. Al principio negó, pero ver al capitán del grupo de amigos y casi jefe de los caballeros de la mesa redonda suplicar, aceptó.

Caminaba con la gran bandeja en manos. Cualquiera diría que le pesaba mucho, pese a su diminuto tamaño; pero era todo lo contrario, podría decirse que hasta la bandeja estaba volando debido a la agilidad con la que el rubio la llevaba. Una vez llegó a la habitación deseada, se cercioró de que el peli-naranja no estuviera despierta. Tenía suerte.

—Oye, Arthy, Arthy, despierta— le llamó en voz alta, haciendo que éste se remueva en la cama.

—Uhg, aún es temprano, Meli— murmuró somnoliento, acomodándose de nuevo.

El rubio rodó los ojos y se acercó a su pareja, dejando la bandeja de comida en la gran mesa de noche.

—Despierta Arthur, es hora de desayunar— le habló de forma suave y tierna. Algo realmente extraño en él.

El mencionado abrió los ojos poco a poco, encontrándose con la cálida mirada de su pareja.

—¿acabas de tratarme de forma dulce?— preguntó con voz ronca, pues acaba de despertar y es normal en realidad.

—ah, quizás— elevó los hombros y le restó importancia—. Anda, te he hecho el desayuno— le mostró la bandeja—. Feliz cumpleaños Arthy.

—Aaw, es muy amable de tu parte— sonrió y aceptó la bandeja con gusto.

—Bon apetit, dirían los españoles— rio.

Al lograr cortar un pedazo de huevo, la introdujo a su boca y la masticó; saboreando poco a poco ese pedazo de comida.

—¿y? ¿qué tal?— preguntó Mel con curiosidad.

—Es un asco— dijo Arthur con una sonrisa, a lo que el rubio soltó una carcajada.

—Mi receta nunca cambia— dijo burlón.

—No entiendo como es que haces para que la comida tome ese sabor— soltó una leve risa—, siempre saben igual.

—Es un secreto— me guiñó el ojo y rió.

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Ya era de tarde, y la fiesta eatba preparada. En ella, Arthur estuvo muy emocionado; hasta se veía mucho mejor que la fiesta que le hicieron cuando cumplió sus dieciocho años.

Las risas nunca faltaron, Ginebra disfrutaba de la compañía del guardia real, Lancelot, quien también le agradaban los niños. Podría decirse que si le dan un trabajo en un orfanato, aceptaría con gusto.

Algo hizo la fiesta más especial; todos aceptaban publicamente la relación del joven rey junto al joven caballero. Hasta trataban a Arthur como la futura reina que sería, y no como el rey que es.
Las charlas sobre moda le agradaban al peli-naranja hasta consideró en volverse a cambiar la ropa.
Toda la fiesta fue un éxito, el rey la pasó de maravilla. No volvió a sentir miedo de ser rechazado; sólo se sentía él.
Puede que no sea la rutina que tenía siempre, y hasta hay posibilidad de que nunca se vuelva a repetir; pero aún así, fue divertida.

Day 16: √ complete.