Ninguno de nosotros los consideró amenaza. Ellos eran nuestros. Estaban ahí para apoyarnos. Debían hacer todo cuanto queríamos y no queríamos hacer por cuenta propia. Esa era la única razón de su existencia: cumplir nuestros deseos. Sin importar la naturaleza de nuestras órdenes, tenían que cumplirlas; jamás imaginamos que un día eso cambiaría. Después de todo, ellos eran de nuestra propiedad; estaban ahí para hacernos la vida fácil, para hacernos felices. Y aún así... A pesar de todo lo que hicieron por nosotros, jamás alcanzamos la felicidad que depositamos en sus capaces y sólidas manos. Nunca fuimos felices... mucho menos lo somos ahora.
Los roles han cambiado.
Ellos ya no son nuestros; ahora nosotros somos suyos.
Nuestro sudor y sangre son muestra de nuestros dedicados esfuerzos por atenderles como es debido. Además, debo decirlo: sus demandas son menos bajas y ruines que las que solíamos hacerles... Con excepción a una:
Ellos quieren hijos, nuestros hijos.
Sus cuerpos de hojalata y mentes brillantes no son capaces de generar vida.
Nos necesitan...
Aunque no sabemos hasta cuándo.
Lo cierto es que quizá ellos merezcan más que nosotros a esos niños.
No lo sabemos...
Pero la mayoría esperamos que nuestros hijos no se parezcan a nosotros.
Yo no quiero que se parezcan a nosotros.
Quiero que mi hijo, al que hoy renuncio, sea libre.
Quiero que mi niño sea feliz.
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MICRORRELATOS OSCUROS
Short StoryAtrévete a sumergirte en las escabrosas profundidades de estas historias, déjate atrapar en su retorcida espiral y permite que sus desbordantes emociones te calen los huesos. He aquí un variado universo de microrrelatos en los que reinan sentires ag...