Capítulo 5 (8:00 pm - 12:00 mn)

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Cenamos en un restaurante italiano, y partimos rumbo a la montaña donde nos econtramos hace casi 24 horas.

Eran cerca de las diez de la noche cuando llegamos, y las estrellas nos esperaban ansiosas. Nos recostamos en mi auto a contemplarlas.

-¿Tienes música? Me gustaría darte un par de clases de baile antes de irme.

Busqué en la radio una emisora romántica, y le puse volumen. Me tomó, puso mi mano en su cintura y con la otra juntamos las manos. Despúes de algunos fallos, pudimos acoplarnos bien, y cerré los ojos disfrutando del momento. Cuando los abrí, ella traía puesto el mismo vestido blanco del inicio. Puso su cabeza contra mi pecho y seguimos bailando.

Después de un par de canciones, ella levantó la mirada y me vió fijamente a los ojos. Sabía perfectamente qué era lo que quería. Yo también lo deseaba. Acaricié su mejilla, y poco a poco me acerqué para completar lo que intenté en la mañana. Nos besamos dulcemente. Nos dejamos caer en el campo de flores y nos seguimos besando. Ella encima de mí, y yo abajo de ella. Se me escapó un beso francés, pero al parecer no le incomodó,  más bien me siguió el juego. Y así estuvimos un buen rato.

Puso de nuevo su cabeza contra mi pecho, y me dijo con voz mu dulce:

-Te puse un reto, hacerme pasar el mejor día de mi vida. Y lo has logrado con todo éxito. Déjame decirte que eres un hombre maravilloso que merece un amor tan maravilloso como tú. Y no te voy a mentir, allá afuera te vas a encontrar con mujeres de todos los tipos,  y hay mujeres que son malas. Muchas de ellas son malas. Y se distrazarán de buenas para que caigas en su trampa. Pero tú vales mucho más que eso, si te encuentras con una de ellas, aléjate lo más pronto que puedas, y no temas cortar con una novia que te esté haciendo daño. Quiérete tan fuerte como me has querido tú a mí.

Suspiro.

-Y cuando encuentres a mujer buena, quiérela tanto como a mí, o más si se puede. Respétala, nunca la obligues a nada. Cásense, y tengan muchos hijos. Ya es la hora, las estrellas me llaman de nuevo. Me has hecho la mujer más feliz del mundo en un solo día. Nunca cambies.

Se levantó y dió un par de pasos. Me le acerqué por atrás y la bracé por la cintura. Se volvió hacia mí y nos dimos un último beso, tan dulce como el primero. Y tal como había aparecido, empezó a brillar en un tono rojo, pero nuestros labios no se separaron hasta que desapareció por completo.

En su lugar, quedó una foto de ella en café, viendo hacia la ventana. Al otro lado, decía:

"Las mujeres no somos ángeles que bajamos a la tierra, pero un buen hombre como tú puede hacernos subir al cielo ♥"

Un día con mi amor ficticioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora