La Gran Noticia

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Al siguiente día me levante acurrucada. Después de mucho tiempo había dormido realmente bien. Moví un poco mi cuerpo y me di cuenta que Arthure no estaba en La cama, aunque no me importó mucho, me estire un poco sobre la cama y me levante rápidamente a ducharme. Me desnude y lave cada parte de mi cuerpo perfectamente, al terminar simplemente tomé la toalla y me seque el cabello y el cuerpo. Al salír del baño me encontré con Arthure. Como siempre había dejado sobre la mesa de noche mi ropa recién lavada, doblada y perfumada. Llevaba consigo una mesa pequeña que colocó frente a la cama, La mesa contenía panecillos recién horneados, fruta cortada, miel fresca, café de grano, jugo de naranjas recién extraído y diferentes frutos como nueces, cacahuates y almendras. Todo se veía delicioso aunque, no tenía hambre en lo absoluto.

- Buenos días Sinéad, Te prepare este desayuno, aunque es muy ligero, pero es lo más adecuado para ti en estos momentos, Créeme. Recuerda que hoy hay que apresurarnos, tenemos que ir al médico- Dijo amablemente

- En verdad no tengo hambre, y sobre el medico, no te preocupes, me siento muy bien, no necesito ir- Dije seriamente mientras tomaba un puñado de almendras.

- ¡Tonterías! Ya hice la cita con mi colega. Te atenderá enseguida, solo relájate. Lo importante es que tú estés bien- Arthure me miro a los ojos, se levantó a un lado de mi y beso mi frente. - Espero que algún día me perdones- Dijo arrepentido.

Me apresuré a comer, Al terminar me levante y tomé mi ropa de la mesa, Arthure y yo nos desnudamos y comenzamos a cambiarnos de ropa para ir al médico. No había prestado atención alguna a lo que sucedía. Aunque, al momento en que volqué la mirada y mire de perfil, pude observar a Arthure mirándome, me sentí Algo nerviosa pero hice como si no me incomodara y continué vistiéndome.

Termine de cambiarme al igual que Arthure, así que era momento de bajar y tomar mis cosas para así finalmente salir por la puerta, aunque algo me detuvo. La parte consiente de mi me decía que todo era una mierda, aunque la parte inconsciente me decía que me arriesgara.

Así que me quede quieta, sin decir alguna palabra, mire a cada parte de la habitación y me di cuenta que a pesar de la mierda que había vivido allí, hubo un momento de mi vida donde me sentí feliz y emocionada por algo. Nunca me había sentido así, y ahora me sentía con sentimientos encontrados. Me sentía confundida, adolorida, abusada y engañada pero parte de mi agradecida.

Arthure me miro por algunos segundos y rápidamente se colocó detrás de mi, me tomó por la cintura y me abrazo mientras mirábamos el día nublado y la nieve caer por los pinos. Arthure puso mi cabello a un lado y comenzó a besar mi cuello lentamente, yo solo cerraba mis ojos y sentía sus labios tocando mi piel. Me volteé y Él comenzó a besar mis labios suavemente mientras sus manos tocaban mi cintura con movimientos suaves.

- Eres muy hermosa Sinéad, y creo que me he enamorado de tí. Estoy muy arrepentido por mis actos y Ahora Tengo miedo a perderte- Me susurró al oído tristemente

- Creo que es momento de irnos- Dije seriamente mientras me separaba de Él- Arthure se quedó inmóvil y por sus expresiones faciales estaba triste y arrepentido, aunque ya no me importó. Lo que me había hecho era una mierda y no se si algún día se lo podría perdonar...

Baje rápidamente por las escaleras y Arthure estaba caminando detrás de mi. Fui a la entrada y tomé mis cosas y antes de salir por la puerta, Arthure sostuvo mi mano y me detuvo.

- Sinéad, Antes de que te vayas quiero decirte que en verdad lo siento, se que nunca podrás perdonarme, aunque espero que lo hagas algún día. También, recuerda que esta es tu casa, cuando tengas problemas con tus padres o con cualquier persona y necesites un lugar para vivir o simplemente un lugar para quedarte algunos días, recuerda que estoy aquí para ti. Y esta es tu casa, nunca dudes en llamarme, aún así sea en la madrugada, a cualquier hora, cualquier día de la semana voy a estar para ti. Solo llama y enseguida pasaré por ti en cualquier lugar del mundo donde estés. Recuerda que no estás sola, yo estoy contigo- Dijo tiernamente mientras tocaba mi cabello y con sus dedos frotaba los míos- Al escuchar sus palabras no pude evitar que las lágrimas salieran de mis ojos.
No podía creer que Arthure se comportara de esa manera. Después de todo lo que había pasado, Era muy dulce y muy tierno. Y a pesar de todo había estado conmigo y me había apoyado, No como mis padres. No se donde diablos estaban, ni siquiera se habían molestado en llamarme una sola vez en estos días.
Tomé suavemente El rostro de Arthure con las yemas de mis dedos. Él solo cerró los ojos y besó mi mano. Abrí la puerta y salimos por la puerta, Arthure tomó mis cosas y me ayudó a llevarlas a la camioneta, me abrió la puerta y me subí con cuidado, enseguida Arthure me colocó el cinturón de seguridad, beso mi frente y me dio mis cosas, posteriormente cerró mi puerta. Tomé la bolsa de mi maquillaje y lo demás lo coloque debajo del asiento. Arthure se subió al coche, se colocó su cinturón y comenzó a manejar, Abrió su portón automático con un control remoto y salimos a la carretera, la cual estaba sin vida. Solo había nieve y uno que otro coche a varios kilómetros. Traté de no darle importancia al camino, y mientras Arthure manejaba saque mi maquillaje y comencé a maquillarme. Traté de cubrir con maquillaje los moretones y heridas de mi piel y mi cuello.

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