Finalmente en Casa

108 8 2
                                    

Arthure tomó la mano de Sinéad ya que esta estaba muy débil para caminar por la nieve, así que Arthure la sostuvo y la ayudó a subirse lentamente a la camioneta. Cerró la puerta y se dirigió a su asiento, se colocó el cinturón de seguridad al igual que a Sinéad, encendió el aire acondicionado y se puso a manejar. Durante ese momento un silencio muy incómodo inundó el momento, Sinéad solo miraba los paisajes sin decir palabra alguna y Él solo manejaba. Una tristeza y preocupación inundaba la mente de ambos aunque ninguno lo dijera. Pasaron aproximadamente 25 minutos y finalmente llegaron a casa.

- Lo mejor será que abra la puerta primero, no quiero que te enfermes con el frío de afuera, ¿Donde guardan las llaves de repuesto?- Dijo mientras miraba y analizaba la casa.

- En el arbusto a un lado de la puerta, escarba un poco bajo la nieve y enseguida encontrarás debajo de el una roca falsa, voltéala y Justo debajo encontrarás la llave-

Arthure se quitó el cinturón, se bajó de la camioneta y rápidamente camino hacia la puerta, se agachó, comenzó a escarbar solo un poco y finalmente encontró la piedra. Aunque lamentablemente estaba vacía. Arthure buscó debajo del Arbusto aunque como estaba cubierto con nieve le fue muy difícil lograrlo. Se levantó, el invierno en Canadá era tan frío que el vapor que emanaba de su cuerpo salía como si estuviese fumando un gran puro. Arthure  se dirigió a las ventanas, tocó la puerta varías veces pero nadie respondió así que rápidamente se metió al auto.

- No están las llaves Sinéad, tampoco hay alguien en casa, ¿Quisieras ir a mi casa? Prometo que nada sucederá, allí podremos llamar a tus padres y en cuanto regresen te traeré de vuelta, ¿De acuerdo?

- Bien- Dijo

Arthure manejo y de nuevo nadie dijo nada durante el camino, Arthure miraba a Sinéad y se preguntaba en que hubiera pasado si Él no hubiera abusado de ella. ¿Serían una pareja?, tal vez estuviera embarazada pero por gusto propio. Millones de preguntas sin respuesta inundaban su mente y eso hacía que perdiera cada vez más la cabeza, en cambio Sinéad solo miraba los paisajes. Sinéad pensaba en las cosas que había perdido, que la hablan lastimado, se preguntaba si alguien sufría igual que ella, pensaba en todos sus errores y malas decisiones, y eso vaya que la hacía arrepentirse...

Después de un lento trayecto llegaron a la casa, las puertas automáticas de la lujosa casa de Arthure se abrieron, se estacionó frente a la puerta y me ayudó a bajar de la camioneta, lo sostuve del brazo mientras Él me sostenía la cintura, caminamos lentamente hasta la puerta, la cual Arthure abrió enseguida.

- Bienvenida a casa Sinéad.. ¿Quisieras comer o beber algo?-

- Por ahora no, Si no te molesta quisiera tomar una ducha larga y después dormir- Dijo 

- Por supuesto, Puedes hacer lo que quieras, esta es tu casa, Y si necesitas ropa limpia busca en el closet-

No dije ninguna palabra, ni siquiera emití expresión alguna, no tenía ganas de nada. Subí las escaleras lentamente y me dirigí a la habitación, camine lentamente hacia el closet y abrí la puerta, era una habitación enorme, con un montón de ropa aunque en su mayoría eran trajes y camisas, al parecer nada me serviría, hasta que me hinque y revise en uno de los cajones inferiores, allí encontré una camiseta negra básica y un short corto de hombre, no seria lo mismo pero de igual manera funcionaría... tomé la ropa limpia y me levante, la coloqué sobre la cama, me dirigí al baño y abrí el agua caliente y espere mientras está se llenaba. Me mire unos segundos frente al espejo y comencé a desnudarme, a cada prenda que quitaba podía observar que cada parte de mi era irreconocible, juro que no me podía reconocer.
Mi piel estaba pálida cual muerto, tenía unas ojeras moradas que cubrían el contorno de mis ojos, en mis párpados de podían notar perfectamente las venas azuladas y verdosas que hacían que mi piel se viera más débil y enfermiza, y mis ojos verdes estaban completamente hinchados. Termine de desnudarme y lentamente me adentré en el agua, se sentía delicioso, después de todo lo que había pasado durante esos días no había mejor cura que relajarse tomando una ducha larga. Me quede allí durante un largo rato, de vez en cuando Arthure abría la puerta sigilosamente y me miraba para ver cómo me encontraba. Se que Arthure lo hacía con intención de cuidarme sin que yo me diera cuenta, pero obviamente era algo imposible.

Cerré los ojos y por un momento olvidé todo.
Olvide a mi familia, a mis problemas, a mis errores, a mis dolores, a mis angustias, a mis preocupaciones etc. Y solo me dedique a relajarme.

- Toc, Toc. Sinéad, Perdon por interrumpirte cariño, pero es para ti- Dijo nerviosamente mientras tocaba la puerta.

Abrí los ojos, lo mire y pregunte quien me llamaba pero Arthure no me contestó, se acercó a mi oído, beso mi cuello y me susurró;

-Estoy aquí Sinéad, y nunca te dejare- Dijo tiernamente

Besó mi frente, Me dio el teléfono y se sentó Justo a un lado de la tina de baño, tomó mi mano izquierda y mientras yo hablaba Arthure jugueteaba con mis dedos.

- Ho... Hola...?- Dije nerviosamente

ONLINEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora