Hospital Psiquiátrico

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Me seguía sosteniendo de Arthure. Sincerente no podía mi sostenerme yo misma, los nervios me erizaban la piel y causaban en mi miedo, terror y angustia. Arthure me miraba, me sonreía tiernamente y me sostenía cuidadosamente, en sus ojos podía ver el gran apoyo y cariño que me tenía. Aunque lamentablemente no podía olvidar lo que me hizo, ni siquiera se si lo que siento por Él es aceptable. Me siento atraída y tal vez enamorada, aunque se que todo lo que siento por Arthure es enfermizo y asqueroso, cómo puede ser posible que esté enamorandome del hombre que me maltrato y violo. Eso es asqueroso, tengo un problema mental y de eso estoy segura, Aunque sincerente no puedo dejar de sentirme así.

Arthure es un hombre muy inteligente, atractivo, sofisticado y guapo. Él es exactamente el estereotipo que cualquier chica suburbana buscaria, Aunque yo no lo buscaba presisamente por eso. Apesar de todos sus errores y de todas sus virtudes físicas, Arthure era alguien muy tierno y dulce, atento y muy amable, durante todos mis días en la preparatoria Arthure me cuido, me protegió e incluso defendió de las burlas y maltratos de otros compañeros hacia mi, cuando necesitaba de alguien Arthure siempre estaba allí, conmigo y me apoyo en mis peores momentos, Arthure se equivocó pero que diablos, todo el mundo lo hace -pensé- Me estaba contradiciendo a mi misma y no podía detenerme, en lo único que podía pensar era en Arthure y en lo que mis padres dirían. Estaba muy nerviosa y parece que Arthure lo notó, por que me sostuvo de la cintura, y me volteo lentamente hasta quedarnos frente a frente, aunque yo seguía con la mirada hacia abajo, no tenía el valor de mirarlo. Arthure me tomo de la quijada y dulcemente levantó mi rostro.

-Todo estará bien Sinéad, yo estoy aquí contigo, nada malo sucederá
- Dijo mientras me miraba a los ojos y su mano sostenía cada vez más fuerte mi cintura-

-¿Lo prometes Arthure? - Dije mientras me aferraba cada vez más a Él.

- Lo prometo- Arthure beso mi frente y lentamente bajo el cierre de la chamarra hasta abajo dejando que el top color rojo vino que llevaba puesto de asomara, colocó su mano dentro de la chamarra y sostuvo mi cintura arrimandome lentamente hacia Él. Podía sentir sus mano fría en mi piel, mis pechos sobre su pecho y Para ser honesta eso me hacía sentir excitada y me hacía gemir un poco, Arthure se colocó cada vez más y más cerca hacia mi, me miró y me sonrió, y de repente sentí sus labios sobre los míos. Puedo jurar que se sentía diferente, Este beso fue muy dulce y cálido, suave y muy excitante. Nunca me había sentido así.

Aunque lamentablemente a veces las mejores cosas duran poco. Un ruido se escuchó en la puerta de mi casa lo cual hizo que me apartará de Arthure inmediatamente mientras que con rapidez subía el cierre de mi chamarra.

- Hasta que por fin llegas Sinéad, por dios mírate, estás pálida y demacrada. Por dios hija, no te reconozco
- Exclamó mi madre mientras me miraba juzgadoramente de pies a cabeza- ¿Qué crees que piensen los vecinos o amigos de la familia cuando te vean así y se enteren de todo lo que haz hecho?

- Lo siento mamá... No fue mi intención, últimamente me siento muy triste y sola y el suicidio era la única salida en esos momentos, nunca quise avergonzarlos ni tampoco decepccionarlos
- Exclamé tristemente mientras agachaba la cabeza-

- Hay hija, pero si nos has decepccionado desde hace mucho tiempo atrás- Dijo seriamente, sin sentimiento alguno, lo dijo sinicamente sin ni siquiera importarle lo que sentiría con tales palabras - ¿Triste? ¿Estabas triste? ¡Por dios Sinéad! No seas patética, Qué vas a saber tú de tristeza si solo tienes 17 años. No sabes nada de la vida Sinead, no sabes lo que es sufrir realmente, aunque lo entenderás algún día cuando tengas a una cualquiera como hija, que encima de todo esté enferma y sea suicida y asesina- Dijo enojada mientras me miraba y movía su cabeza de un lado al lado-

- ¿Cómo se atrave a hablarle de esa manera a su hija? No sabe nada de ella en semanas, nunca se preocupan por ella y ahora viene y Dice que Sinéad es una cualquiera y no sé qué más. ¡Por Dios! Ni siquiera sabe cómo va en la escuela, si le va bien o mal, no tiene ni idea de los horrores que ha vivido y aún así se atreve a juzgarla. ¡Ay señora! No sabe la joya que tiene por hija. ¿Como puede decir eso? Sinéad es única en todas las formas posibles, y usted se las gasta diciendo que Ella es una decepcción- Exclamó Arthure molesto. - Pero que porqueria- Exclamó mientras me sostenía fuerte de la mano

-¿Y usted es...?- Pregunto mi madre mientras lo miraba con desprecio e indiferencia.

- Mi nombre es Arthure sweght y soy el Profesor de Sinéad. He estado con ella desde tiempo atrás, la he apoyado, consolado y ayudado en sus momentos más oscuros- Exclamó

- Y parece que algo más. Le llevas más de 15 años y ni siquiera te importó. Estoy segura que tú y esta cualquiera se han acostado todo este tiempo, y también estoy segura que el bastardo que esperaba Sinéad era tuyo, ¡Por dios! Basta de formalidades, no vengas a mi casa, me hagas sentir mal y te hagas el bueno de la historia que solo has venido a arruinar la vida de mi hija- dijo molesta, pero no me importa. No me esperaba menos- Susurró -Tú padre está furioso Sinead, será mejor que entres y hables con Él rápido, está sentado en la sala.

Arthure y yo Entramos por la puerta, Él no sé separó de mi en ningún momento, tomó mi mano y caminamos hacia la sala. Allí estaba mi padre sentado en su sofá frente a la chimenea mientras se fumaba un costoso puro y bebía coñac añejado.

- No puedo creer que todavía tengas el descaro de venir con este idiota- Dijo molesto.

- Pero papá, yo...

- Shhh, ¡Cállate! No quiero ni verte, ni escucharte. Me provocas asco y una decepcción enorme. Todo este tiempo te hemos dado la libertad para que hagas lo que quieras, pero creo que es suficiente. No puedo permitir que mi única hija esté haciendo el ridículo por ahí, acostándose con no sé quién, abortando y suicidándose en cualquier momento. Yo críe a una hija respetuosa, obediente y educada, no ha una cualquiera loca- Dijo con rabia y desprecio.

- Pero papá...- Dije tristemente mientras lágrimas caían de mis ojos

- ¡Maldita sea! Callate. ¿Qué no entiendes?, Estoy harto de ti, no quiero verte o escucharte. No te quiero más aquí, Llegó tu momento Sinéad, No regresaras a esta casa hasta que estés curada- Dijo enfurecido. -Veremos si tú noviecito sigue detras de ti, Adelante- grito al aire.

Y de repente dos hombres entraron por la puerta de la sala. Un hombre era alto de piel color oscura, ojos marrones y  musculoso y el otro era rubio con ojos verdes y de igual manera era alto aunque muy delgado.  Ambos llevaban puesto un conjunto de ropa blanca, entraron por la puerta y ambos  se dirigieron hacia mi sosteniendome.

- ¿Quienes son ustedes?- Pregunté mientras me forcejeaba y trataba de apartarlos de mi.

-Somos enfermeros  en El Hospital psiquiátrico de Quebec, tu papá nos llamó y nos explico todo por lo que habías pasado. Pero no te preocupes, nosotros vamos a ayudarte y pronto estarás mejor y podrás regresar a tu vida con normalidad- Exclamó el chico de piel oscura

- Por favor señorita, sera mejor que no se mueva y deje de forcejear, de cualquier manera tendra que venir con nosotros- dijo el rubio mientras el chico de piel oscura empujaba a Arthure.

Por un momento me volví más débil que nunca, sobre un punto que ya no podía más, así que con facilidad Ambos me sostuvieron fuertemente y no me soltaron.  Estaban listos para llevarme...

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