La marca de la familia Selwyn

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-¿Agotada? – Alis se despertó al sentir a Draco en su espalda.

-Hola – le sonrió –. No sé qué ocurrió, solo tomaríamos una siesta – Draco miró a Scorpius y Teddy que dormían del otro lado de la cama.

-Seguro que eso fue – la besó con ternura.

-¿Qué hora es? – le preguntó a la vez que se frotaba los ojos.

-Las siete – Alis miró su reloj.

-¿Debería despertar a Teddy? – Draco negó.

-Lo llevare a su cama y tu deja a Scorpius en la cuna – Alis asintió e hizo lo acordado, al acomodarlo lo miró con embelesamiento, ella y Draco habían debatido mucho al respecto de en donde dormiría el pequeño y habían terminado por decidir que lo mejor sería que durmiera en su habitación, pero en su propia cuna, al menos los primeros meses.

-¿Cenaste? – le preguntó a Draco en voz baja, en respuesta su esposo negó –. Creo que Greta hizo algo, podríamos cenar solos.

-Me encantaría – le respondió antes de tomar a Teddy en brazos.

-¿Tuviste un buen día? – le preguntó Alis mientras cenaban juntos en el piso de la sala.

-Sí – Draco tomó un sorbo de vino blanco y le sonrió –. Todos te mandan saludos.

-Me gustaría ir, quizá lo haga pronto – le respondió animada.

-Sería una gran idea – le limpió restos de la salsa de tomate que le habían quedado en la comisura –. ¿Y tú? ¿Alguna novedad el día de hoy? - inquirió Draco.

-En realidad sí, me encontré con un viejo amigo, Scott, ¿te he hablado de él? – Draco negó –. Nos conocimos cuando niños, a veces cuando me quedaba sola me gustaba ir al lago que está cerca de la casa en la que vivía con Remus, un día que estaba lanzando rocas al agua como siempre, resbalé, no sabía nadar así que pensé, ya está, voy a ahogarme, moriré en este lago, pero no fue así, Scott me salvo, por ese entonces yo debía tener unos nueve y el cerca de quince, se ofreció a enseñarme a nadar, nos hicimos buenos amigos, pero le perdí la pista cuando entre a Hogwarts al igual que a mis otros amigos muggles. No hace demasiado me tropecé con él y decidimos ir a tomar algo para ponernos al día, fuimos, una cosa llevo a la otra y le prometí que lo acompañaríamos a cenar este sábado en su casa ¿qué opinas?

-Me encantaría – le acomodó el pelo detrás de la oreja –. Será un placer conocer a alguien que te salvo la vida.


Alisa se presentó en casa de su tía en busca de Sirius, hacía ya varios días que no lo veía ya que tras el nacimiento de Scorpius se había ido a el Congo en busca de una aventura o algo parecido.

-A librar a una tribu del terror de mercenarios – le aclaró.

-Aunque suena algo que sé qué harías por placer creo que me estás ocultando algo – Sirius levantó la vista de su nieto y la miró arqueando una ceja.

-¿Qué te hace pensar eso? – un pequeño gesto, el segundo en que desvió la mirada la convenció de que estaba en lo correcto.

-Qué tú y Remus eran especialistas en ocultarme cosas – la segunda confirmación llegó en el momento en el que Sirius se apresuró a desviar el tema.

-¿Te está sentando bien la vida tranquila de familia? – pero Alis era más hábil.

-Sí, aunque a veces necesito un respiro ¿sabes?, extraño mi trabajo.

-No me sorprende, te pareces más a mí en eso, tu madre era más hogareña, pero yo no podía mantenerme tranquilo en casa todo el día, me inquietaba al poco rato lo cual se convirtió en un problema cuando tuvimos que escondernos como todo el mundo en esa época, no llamar demasiado la atención...

Alisa MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora