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DONDE EL ATARDECER ES
SÓLO EL COMIENZO

—¿Qué significa? —pidió deseoso de saber, sin notar como se acercaba un poco más a la pelirroja

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—¿Qué significa? —pidió deseoso de saber, sin notar como se acercaba un poco más a la pelirroja.

—¿Recuerdas este cuaderno? —iquirió a lo que él castaño asintió, atento a ella—. Es de mi madre. Era como una especie de diario, donde escribía sus pensamientos, sus mejores recuerdos, historias, leyendas, enseñanzas... Es algo que dedicó especialmente para mí. Para mi futuro.

Hiccup pestañeó y frunció ligeramente el ceño, sin saber qué decir. Notó la sonrisa que se formaba en su rostro al hablar de eso, de su madre. Pensó que probablemente era el único que lo había notado, y eso le arrancó otra a él también. La pelirroja continuó con su habla.

—Ella dejó una historia donde me cuenta de como ella se enamoró de mi padre —ella abrió el diario en una hoja ya señalada y leyó—: ... Podría haberme quedado viendo a tu padre durante horas, allí, en las Cataratas de Fuego, con el crepúsculo de paisaje y el sol testigo de mi amor a aquél hombre que ahora es tu padre. Deseé que el momento se quedase congelado en el tiempo, pero agradezco que no hubiese sido así. Si los dioses hubiesen hecho realidad mi deseo, entonces tu padre probablemente jamás se me hubiese declarado, y... Dioses, que cursi era mi madre.

—No deja de ser una bonita historia —opinó el castaño embelesado por la narración de la pelirroja.

Ella esbozó una tímida sonrisa que enterneció al vikingo. Ella siguió con la lectura: —Fergus me dió más de lo que esperaba ese día. En verdad la naturaleza es sorprendente, hija. Quedé impresionado cuando tu padre me hizo cruzar las cataratas, descubriendo un lugar que hasta puedo asegurar, era mágico.

Luego de un silencio donde Hiccup se encargó de encajar las piezas, dijo:

—Entonces... Crees que lo que tu padre te dejó, está en las Cataratas de Fuego, ¿no?

Ella asintió.

—¿Entonces qué esperamos? Vámonos.

—Aunque no lo creas Haddock, te están vigilando desde las sombras, y me fue muy difícil llegar hasta ti sin ser vista —comentó distraída, mientras veía como Hiccup guardaba los mapas en su propio cuaderno de dibujos.

—¿Entonces  por qué te arriesgaste? —preguntó—. Pudiste haberlo hecho sola, ¿lo sabes, no?

—Sabes el porqué —repuso la DunBroch.

Haddock sonreía con rebeldía y satisfacción a la vez, y sus ojos cual esmeraldas brillaban por oírla decir lo que él esperaba.

—Me gustaría oírte decirlo.

Mérida puso los ojos en blanco y bufó resignada.

—Eres mi cómplice ahora —refunfuñó cruzándose de brazos.

INDOMABLE ━━ mericcupDonde viven las historias. Descúbrelo ahora