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LA RAZÓN

Hiccup no prestaba atención

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Hiccup no prestaba atención. No prestaba atención a su padre, que le gritaba por haber estado con Mérida aún cuando él le había dicho ya más de mil veces que no lo hiciera. No oía como su padre le decía que ahora tendría que tomar medidas graves con la DunBroch, porque no importaba. Mérida se iría, era así de simple que dolía. Aún más sabiendo que ambos estaban enojados. Bueno, ella debería estar enojada, Hiccup ahora solo se arrepentía de lo que dijo.

Soltó un largo suspiro mientras se recargaba en la mesa de su casa, y dejaba caer la cabeza entre sus manos. No quería que ella se fuese, y no entendía por qué. Le gustaba pasar tiempo con ella, ¡qué diablos! Adoraba estar junto a ella, aún si fuese en un silencio eterno, juraría que podría pasar toda la vida pegado a su lado y jamás se cansaría. Y haría todo por ella, lo sabía, porque era su mejor amiga. Pero dejarla ir por su cuenta era muy difícil, porque en ese sentido Hiccup era egoísta. Pero no se trataba de lo que él quisiese, sino más bien de lo que ella quería. Y Mérida quería irse.

¿Estaba dispuesto a dejarla ir? No, pero no era su decisión, así que tendría que aprender a hacerlo.

Su padre seguía gritando, ignorante a que su hijo no había oído nada de lo anterior dicho por el jefe.

Hiccup se levantó de la mesa, tomó su casco para ponérselo y salió afuera, ignorando olímpicamente los llamados de Estoico. Lo primero que vio fue a Chimuelo, que parecía a la espera de algo por parte de su jinete.

—¿Qué pasa, amigo? —preguntó yendo al Furia Nocturna.

El dragón emitió un leve gruñido y pasó por entre las piernas del castaño, acomodándolo sobre su lomo.

—No estoy con ánimos de volar, Chimuelo.

Pero el dragón no voló, simplemente caminó de forma tranquila entre el pueblo. Ganaron un par de miradas, y mientras Hiccup le preguntaba a Chimuelo a dónde lo llevaba, éste se dedicaba a ignorarlo. Para sorpresa de Hiccup, su dragón solo lo llevaba al punto más alto de la isla, con una bella vista al mar frío de Berk. Chimuelo se recostó e Hiccup se recostó también, solo que arriba del dragón.

El firmamento era cubierto de nubes oscuras dándole un aspecto bastante tétrico, augurando un fuerte tormenta. Incluso el cielo comenzaba a iluminarse debido a los rayos de Thor, que anunciaban la tormenta.

Hiccup sentía un nudo en su pecho. Algo que le estrujaba todo con el solo pensamiento de la ida de Mérida. Y lo intentaba. Por todos los dioses, de verdad lo intentaba, pero aún no podía hacerse la idea de que Mérida simplemente se fuese para probablemente no volver. No era tan fuerte como a él le gustaría ser, y definitivamente no era como Mérida.

Pero tenía que hacerlo, por ella y su felicidad estaba dispuesto a la suya sacrificar.

Cuando las primeras gotas cayeron, Hiccup y Chimuelo se vieron obligados a salir de sus ensoñaciones y buscar un techo. E Hiccup se había decidido en ir a hablar con Mérida, por lo que fue colina abajo, a la pequeña cabaña con vista al mar que se volvía más salvaje conforme la lluvia caía intensamente.

INDOMABLE ━━ mericcupDonde viven las historias. Descúbrelo ahora