GANANDO ALGO QUE
UNA VEZ TUVO
SÍ, NO MENTIRÍA; se sentía fatal por hacer llorar a Mérida, pero sus esperanzas de acercarse a ella volvieron a renovarse en cuanto a los días la vio de vuelta en el gran salón acariciando cada tallado que había en el carcaj que Hiccup hizo con tanto esmero y esfuerzo. Por eso, ese mismo día luego del almuerzo, se dirigió junto a su grupo de amigos a la arena para ayudar a otros jinetes que quisiesen aprender a entrenar a un dragón. Ese día los Gronckles serian los protagonistas y Patapez se encargaría de dar demostraciones junto a Albóndiga.—... Y su cabeza no se diferencia de su cola —decía el joven Igerman a los nuevos y jóvenes reclutas.
Hiccup vigilaba todo junto a Chimuelo, Astrid alimentaba a Tormenta, los gemelos jugaban con su Cremallerus, Patán mimaba a su Pesadilla Monstruosa, y Mérida desde lo alto, en las gradas, leía aquél cuaderno distraídamente, cargando el arco cruzado sobre su pecho y carcaj de flechas a su lado.
De verdad ella se veía muy concentrada en su lectura, e Hiccup no pudo evitar preguntarse qué estaría haciendo ella por allí, pues nunca venía a ver los entrenamientos como Gothi o Bocón siempre hacían.
La leve brisa movía los rizos de la pelirroja y también algunas hojas del misterioso libro.
Cuando Hiccup dio por terminado el entrenamiento, los reclutas jóvenes comenzaron a irse, y los jinetes a guardar a los dragones en los establos. Mérida también se levantó y de una manera lenta pero decidida bajó hasta la arena mientras a su vez, continuaba leyendo aquél cuaderno, atrayendo más de una mirada extrañada. Sin siquiera levantar la vista ella se posicionó frente al joven Haddock para finalmente dejar su lectura de lado.
Ella carraspeó y miró al castaño, que se veía a la espera.
—Yo...Hiccup, de verdad que no entiendo tu repentino "acercamiento" —murmuró haciendo comillas con los dedos—, o el regalo del otro día, pero quiero que te quede claro que mi opinión respecto a ti y toda esta isla no va a cambiar —determinó.
Hiccup pasó saliva, nervioso.
—Bueno... —intentó decir, pero se vió interrumpido.
—De igual manera —continuó ella, ignorandolo como solo ella podía—, aprecio el gesto y la enorme molestia que te tomaste, por eso simplemente vengo a darte las gracias. Gracias, Hiccup.
El castaño parpadeó un par de veces y boqueó sin saber qué decir, totalmente sorprendido por la joven DunBroch. Finalmente reaccionó y susurró:
—Porque lo vales.
Mérida frunció el ceño.
—¿Qué?
—Es algo que siento, solo creo que realmente lo vales. Mereces tener ese arco—Y mucho más, quiso agregar, pero presentía que aquello estaba de más y ya todo era bastante extraño.
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INDOMABLE ━━ mericcup
FanfictionINDOMABLE | ❛ Tocarían el cielo, pero aquello que sube debe bajar ❜