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AMISTAD PROHIBIDA

Se podría decir que la relación entre Mérida e Hiccup se había afianzado desde aquella tarde en las cataratas de fuego, ahora se saludaban discretamente, porque aún su padre les tenía prohibido cualquier contacto, y tenían pequeños encuentros roce...

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Se podría decir que la relación entre Mérida e Hiccup se había afianzado desde aquella tarde en las cataratas de fuego, ahora se saludaban discretamente, porque aún su padre les tenía prohibido cualquier contacto, y tenían pequeños encuentros roces podían. Astrid y el vikingo en cambio estaban en un punto muerto, donde ambos aún se encontraban enojados el uno con el otro, y sus amigos intentaban actuar indiferente al tema de su relación.

Aquella tarde Hiccup quería ver y charlar un rato con la DunBroch. Chimuelo no le acompañaba esa tarde, y probablemente era porque nunca pudieron tocar el tema de su padre, que aparentemente había sido un príncipe.

El joven Haddock estaba ayudando a Bocón en la herrería, y curiosamente vio pasar a cierta pelirroja por la ventana donde se tomaban los pedidos, por lo que intentó apresurarse a ella, asegurándose antes de que el soquete sarcástico no estuviese observando. 

—¡Hey, Mérida! —saludó con entusiasmo, pero en voz baja para no llamar la atención.

La pelirroja volteó a verlo con una sonrisa, de las reales, e hizo un gesto a forma de saludo. Hiccup le correspondió torpemente y luego cada uno siguió en lo suyo.

Al terminar el trabajo Hiccup se escabulló de Bocón y fue en busca de Mérida, que juraba por su única pierna estaba en su casa, leyendo el diario de su madre.

Caminó colina abajo, encontrándose con Chimuelo en el camino, que se veía ansioso por salir y volar un rato.

—Hoy no, amigo —suspiró el castaño acariciando la cabeza del dragón, que parecía abatido—. Pero te prometo que mañana te lo compenso, volaremos todo el día si eso quieres.

El dragón casi sonrió y le propinó un lametón a su jinete, que rió tras quejarse.

—Ahora voy a casa de Mérida, ¿podrías cubrirme las espaldas?

Chimuelo asintió alegremente, sabiendo que si hacía algún desastre llamaría un poco la atención de Estoico y Bocón, y ninguno repararía en la desaparición de Hiccup. El Furia Nocturna salió disparado a quién sabe dónde, a realizar su travesura.

Mérida vivía en una cabaña colina abajo, que tenía una perfecta y única vista al mar enorme que rodeaba a la isla. El castaño entró sin tocar, creyendo que era justo después de que Mérida entrase a la suya aquella vez que le regaló el collar de su familia, que no se lo quitaba ni para dormir, temiendo perderlo. Claramente, sus suposiciones sobre la DunBroch eran ciertas, y ella leía tranquilamente el diario.

Ambos sonrieron e Hiccup se apresuró a cerrar la puerta a sus espaldas, para sentarse frente a la de rizos. 

INDOMABLE ━━ mericcupDonde viven las historias. Descúbrelo ahora