Infierno (M1)

Capítulo 1

Christian

FLASHBACK

Oscuridad, todo a mi alrededor es oscuro. Sin ninguna salida.

La respiración me falla con cada esfuerzo que hago para no caer, mi piel quema como si estuviese en lava caliente. Mi cuerpo grita auxilio pero pierdo las esperanzas de que alguien me encuentre.

Mi vista es nublada por el dolor en todo mi sistema, la espalda me quema cada segundo con los golpes que él da. No creo seguir aguantando pero tengo que salir de aquí.

Estoy en un lugar oscuro, nadie podría encontrarme aquí. Ni siquiera yo podría.

Él da pasos cautelosos hacia mi, sin quitarme la mirada, en su mano derecha lleva el látigo con el que me ha golpeado cientos de veces, y en su otra mano una copa de vino tinto.

—Decías ser inalcanzable, que nadie podía doblegarte, pero mirate —Su risa es siniestra, le satisface mi dolor —Te estás doblegando ante mi Christian. Eres un débil como todos.

—Escóndete muy bien —Hablo con poca fuerza —Porque cuando salga te buscaré en donde sea que estés hijo de puta.

Sus ojos negros me observa, es como un águila analizando su presa para luego comérsela. Él es peor que un águila, es un sádico sin escrúpulos.

— Tu mejor acompañante en tu estadía será el dolor y sufrimiento que te haré sentir—

—Eso ya lo veremos —Escupo sangre a sus zapatos como juramento.

Haré lo que sea para destruirlo.

—Que la tiniebla te reciba con grato dolor Black— levanta el látigo y vuelve a golpearme hasta caer en la oscuridad.

FIN DE FLASHBACK

****

Suelto un suspiro cuando abro los ojos y observo la luz del sol colarse por la ventana de mi habitación.

Siempre me ha gustado los lugares iluminados, me dan paz y una sensación de tranquilidad, la oscuridad me parece desagradable.

El silencio en la habitación seria agradable si no fuera por las constantes pesadillas que aparecen cada vez más seguidas. Una es más aterradora que otra, como si las estuviera sintiendo ahora. Pensé que por fin tendría paz, pero aveces las cosas no salen como queremos.

Gritos de dolor, agonía y sufrimiento me atormenta cada vez que cierro los ojos, es como si la jodida vida no quisiera que olvidara ni un solo detalle de esos insufribles meses. No sé si es un karma que estoy pagando, pero quiero que acabe ahora.

Siento una presión en mi pecho, tengo un mal presentimiento.

Con otro pesado suspiro me levanto de la cama y entro al baño a darme una ducha fría, para quitar el sudor y calor que siento desde que me levanté exaltado.

Me visto con un traje negro  y bajo hasta la cocina, no tengo apetito pero Jules, mi nana de muchos años, me mataría si no voy al trabajo con algo en el estómago.

Al verme me sonríe y sirve mi comida.

— Buenos días Nana— me siento en la barra bebiendo del café que sirvió. 

—Ciao Bambino.

Jules es proveniente de Italia. Me ha cuidado desde que tengo ocho años y me he familiarizado con su idioma natal.

–Quieres que te prepare la cena o irás a donde tus padres –Sacudo la cabeza.

–Estaré aquí a las siete.