Todo del revés // Martalia💗

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No sabía si la gente se habría dado cuenta de que entre Natalia y yo había algo raro.
Estaba muy preocupada, y no podía concentrarme bien en mi primera actuación junto a Amaia. Ella estaba poniendo todo su esfuerzo y yo simplemente no podía estar más de dos minutos sin pensar en Natalia.

No habíamos hablado desde lo del chat, y lo prefería así, como iba a pasar página si... Espera, ¿acabó de decir que no he pasado página?

— Joder — digo en voz alta sin darme cuenta.

Amaia no pregunta, pero me mira con una sonrisa de compasión, sabe que me pasa algo.

Cuando acabamos de ensayar voy directa al baño a encerrarme.

Natalia no me dejaba concentrarme y lo peor de todo era que ella no tenía culpa ninguna, todo era por mi culpa, por no pasar página.

Apoyo la cabeza sobre las manos.

Llaman desde fuera.

— Marta ¿estas ahí? — Natalia está fuera, tal vez lo mejor sea hablar las cosas.

Abro y la veo, tiene un chándal negro y mantiene su postura relajada.

— Entra — la digo y eso hace.

Cierro la puerta tras ella.

— Estaba deseando que estuviésemos solas — se acerca de una manera peligrosa — Joder Marta no puedo dejar de pensar en ti —me está arrinconado contra la pared — Te necesito, de verdad que te necesito ahora mismo.

Retrocedo pero la pared me lo impide.

— Natalia, no puedes hacer esto — la empujo y la retiro — Todo a cambiado... —me está mirando con esa carita a la que no me puedo resistir— mira no... A la mierda — me lanzó a ella y la empiezo a besar desesperadamente.

Ella me sigue el beso y me vuelve a girar para poder empujarme a la pared.

Sus besos son agresivos y igual de desesperados que los míos.

Sus manos están en todas partes y las mías la están sujetando.

Me retiro para poder coger algo de aire y antes de que pueda besarla ella ya lo está haciendo.

Oigo dar golpes en la puerta, pero como Natalia no para yo tampoco.

Y vuelven a llamar.

Me retiro.

— Natalia... Están

— Me da igual.

Vuelve al ataque pero yo me retiro.

Y otra vez la puerta.

— ¿Hay alguien? — Natalia resopla y la oigo murmurar algún taco.

— Si soy yo Marta, eh... Es que estoy un poco mala.

— ¿Estas bien marta? — Juraría que es Alfred.

— Me ha sentado mal el desayuno —digo, me sabe mal mentirle—

— Vale mejorate.

Oigo sus pasos alejándose.

—Sal de aquí Natalia.

Eso hace, y sin rechistar algo que me sorprende.

No se porque siempre la cago de estas formas. Tengo un maldito don para liarla.

Salgo del baño varios minutos después para que nadie se dé cuenta de que Natalia y yo estábamos juntas dentro.

Dentro de unos minutos tenemos clase con los javis, la primera clase con ellos en grupo.