UN MUNDO REVERSIBLE | One Piece Fanfic

7- ¡Menú del día!

Les tuve que explicar a todos lo que había sucedido. Cuando acabé, ni siquiera me preguntaron nada.

-Claaaro, Asique eso fue lo que pasó -dijo Marco con un dedo debajo de la naríz- ¡¡DE ESO SE AVISA ANTES YOI !! ¡BAKA! -hizo un puchero

-¡Pensábamos que habías huido de nosotros! ¡¿Acaso sabes como nos hiciste sentir?! -dijo Teach.

-Tampoco era tan raro que se hubiese escapado... Sólo habría que estar diez minutos con nosotros para querer huir... -Thatch me miraba desilusionado.

-Yo he pasado tiempo con Prince...-empezó Ace- Y estoy seguro de que ella no es de las personas que suelen abandonar a nadie.

Le miré complacida. Otra vez estaba rojo, qué mono.

-Bueno gracias, pero aún así me merecía la bronca...

-Ah y otra cosa... -Marco fue hacia donde estaba Viserion, observando la escena desde una silla- ¡¡NO NOS DESPIERTES ASÍ RATA CON ALAS!! -empezó a estrangularlo- ¡¡¡¿¿QUERÍAS MATARNOS??!!

-¡¡PRIIIINCE SOCORROOOOOO!! ¡UNA PIÑA ME ESTÁ MATANDO!!

-¿¡CÓMO DICES, ENANO??!

-Déjale Marco... Es ilegal cometer un draconcidio -los separé mientras los demás se reían.

Miré el reloj y suponiendo de que ya sería hora de volver al instituto, pero las agujas no se movían. Viserion lo observó atentamente.

-Prince, creo que te puedes quedar unas horas más.

-Pero tengo clases...

-Mira el reloj, el tiempo pasa diez veces más despacio aquí en comparación con el mundo real.

Los otros nos miraban perplejos.

-Menudo lío... -dijeron.

-UAAAAAA! CÓMO MOLAAAA!! -a Thatch se le pusieron estrellitas en los ojos. Yo sólo suspiré.

-Bueno vamos a comer algo -el sol ya había salido por completo- Me muero de hambre.

-Okaay yo también -me apoyó Ace. Me puso una mano en el hombro y me guio hacia el comedor.

-Menuda pasada de barco que tenemos, es más grande que Hogwarts... A ver si no me pierdo y no logró salir...

-Bueno, una vez que Padre se enfade y tengas que huir lo más rápido posible de él... Te aprenderás los pasillos de memoria, Prince-yoi.

Llegamos hasta el comedor. Era tan impresionante como el barco. Una larga mesa se extendía de lado a lado, con banquetas y taburetes por todas partes. Barbablanca ya se había sentado en una gran silla que había (aparentemente era la única incapaz de romperse con su peso), me aguanté la risa.

De pronto se levantó y caminó hacia nosotros con una sonrisa de oreja a oreja, pero los demás ya estaban retrocediendo.

-Ehh jeje... ¿Cómo estás?

Me dio una colleja con tanta fuerza que me tiró al suelo y los demás lo miraban aterrados.

-¿¡PERO QUE HACES MALDITO VIEJO?!

-Enseñarte una lección antes de que la vuelvas a hacer -dijo simplemente.

-Ya... Tiene sentido... ¡Pero no de esa manera, so bruto!

-Es mejor asegurarse. Y también tendré que castigarte...

-Oe Oe! Yo tengo una idea -dijo Marco.

Recorrió el comedor y se metió en una puerta que supuse que serían las cocinas, y volvió con un delantal.

-Yo quiero una tortilla francesa. -dijo poniéndome el delantal en la mano todo contento.