3- El Comienzo del Pasado

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Pov PRINCE:

Me quedé alucinando ante lo que había dicho Viserion.

¿YO? ¿Salvando el mundo? ¿De qué?

Viserion se quedó unos segundos callado mirándome, dándome un poco de tiempo para que asentara la noticia. Y entonces empezó a hablar.

-Hace mucho tiempo, yo y a mis otros amigos dragones, nos encomendaron una misión: controlar la Naturaleza. Nosotros no podíamos guardar semejante poder en nuestro interior, por lo que tuvimos que crear objetos inanimados mágicos en los que guardar esa energía.

No me acuerdo el por qué, pero los guardamos en katanas que nosotros mismos forjamos para asegurarnos de que eran seguras.

La energía de la Naturaleza otorgaba a los seres que habitaban en ella lo necesario para sobrevivir:

Agua, con la que poder beber; fuego, con el que poder calentarse y alumbrar; tierra, para poder cultivar y descansar; aire, el que producía brisas y poder respirar; y éter, un espíritu puro con el que poder vivir.

Éramos cinco dragones, cinco katanas, y cinco poderes.

Surgieron los siglos, y el tiempo siguió su curso sin complicaciones. En ese entonces, había paz y armonía. Y para asegurarnos de que seguía siendo así, escondimos las catanas en lugares inimaginables; porque haciendo un mal uso de ellas, el equilibrio natural se destabilizaría.

Pero para los humanos nunca era suficiente.

Corrieron rumores acerca de esas fuerzas comprimidas en un objeto tan simple como una katana, por lo que muchos empezaron a buscarlas: Quien porte las cinco catanas, será el Dueño y Señor de la Naturaleza; y el mundo entero estaría a su merced, y empezó una Nueva Era en su busca.

Todos los que intentaron hallar las catanas acabaron muertos, ya fuese por cansancio , enfermedades, o los múltiples obstáculos que había.

Pero sólo UN humano logro dar, no con una, sino con cuatro catanas.

Su nombre era Sir Aaron; un hombre muy temido por todos los de este mundo, y considerado por el hechicero más poderoso y malvado que ha existido.

Pero este, se consumió de viejo intentando encontrar la catana del Éter, la más difícil de encontrar, pues sólo los de corazón puro la conseguirían.

Desesperado, sabiendo que su muerte se le aproximaba y que a Él le era imposible dar con la katana por mucho que lo intentara; decidió dárselas a algunas personas de confianza para él, y que terminaran en su nombre el trabajo que había empezado.

No se sabe si Sir Aaron llegó a morir, pero muchos afirman que lo han visto vagar por los mares; aún buscando la katana que le llevó a su fin.
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Me quedé callada. No sabía que decir.

-Y supongo que me has traído aquí para que te ayude, ¿no?

-En efecto chica, aprendes rápido. -contestó el dragoncito.

-Oye, mira, ya sé que es un gran problema... Pero no creo que YO sea la mejor opción para resolverlo.

-¿Por qué no? -en dijo desilusionado.

-En primer lugar, me has hablado de magia; y quiero que sepas que yo no tengo nada relacionado a ella. No tengo ni una pizca de magia.
En segundo lugar, me has hablado de cosas que ocurrieron hace siglos -él asintió- ¿Cómo sabes que ya no se han solucionado?
Y tercero... De los millones de personas de mi mundo, ¿Por qué me has escogido a mí para esto??

-Sé que estas cosas siguen ocurriendo por esto.... -en señaló al horizonte.

Me quedé horrorizada. Había una especie de sombras negras en movimiento... Parecían tragarse el océano. Todo quedaba oscuro a su paso.

-Sobre lo de que te he elegido a tí y lo de tu magia... Bueno, éso se lo tendrías que preguntar a la katana.

-¿Qué katana?

-Chica, ¿Me juras seguirme en esta misión y completarla aunque haya dificultades y obstáculos? -en preguntó el dragón.

Me dejó mi tiempo para pensármelo. Era demasiada información en una sola hora; demasiadas emociones en muy poco tiempo....
Y no sé el tamaño del golpe que me di al caer, porque dije:

-Sí, lo juro.

-¿Prometes mostrarme fidelidad y no usar las katanas para actos malvados o para tus propios bienes?

-Sí, lo juro.

-Y Chica, ¿Juras completar esta misión hasta el final, por muchas personas u amigos que mueran; incluyéndome a mí?

Dudé...

-.....¿Lo juras?

-Sí, lo juro.

Viseron me miró con ojos destellantes.

-En ese caso, yo, Viserion, Guardián de la energía Éter, te hago entrega de la Katana del Éter.

-¿C-CÓÓÓMOO?!!

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Pero él no me hizo caso. De su cuerpo empezó a salir una luz plateada, que se fue solidificando y formó una figura alargada: una katana.

Tenía una funda azul marino, con decorados plateados que brillaban de diferentes tonos azules según como le diera la luz, como las escamas de Viserion. Era preciosa.

-Gracias por confiarme algo tan valioso... No sé que decir... Es muy bonita.-dije un poco indecisa.

-De ahora en adelante, será tuya. Pero tienes que aprender a que no te controle....-dijo un poco serio.

No sabía a qué se refería con eso último, pero preferí no preguntar.

-Ah... por cierto, no me llames "Chica", no me gusta.

-Pues dime otro nombre, porque "Paula" aquí no te servirá.

-¿Por qué?

-Porque si alguna vez los dos mundos interactúan, correrás un grave peligro si saben tu nombre y que eres la Portadora de una de las Katanas; por muchas Paulas que haya en tu mundo.

-Pues... Llámame Prince entonces. -dije.

-Me gusta. Muy bien, Prince, comencemos a entrenar. -dijo satisfecho.

-¿A entrenar? ¿En serio??

-Sí. Tienes que aprender a combinar los poderes con la katana. Además de ser mágica, te da una serie de posibilidades de uso. Esta katana te permite el poder de la magia: realizar hechizos, maldiciones y conjuros.

-WOOOOOAAAAAUU!!!!! La cosa se pone interesante!! -exclamé con ojos destelleantes.

-¿Y es que antes no lo era??- rió.

-¡Venga! ¡Vamos al lío! -me empezaba a emocionar.

Pero entonces, oímos unos pasos.

-¿Quién anda ahí?-dijo una voz desconocida. Era masculina.

Viserion se metió en mi corriendo en mi brazalete, sin decirme nada.

-¡Oye maldito cobarde!!-le grité enfadada al brazalete- ¡Encima que me metes en este embrollo ayúdame a luchar!! ¿¡Qué se supone qu...

Pero no pude continuar, porque una bola de fuego casi me impacta en la cara.

UN MUNDO REVERSIBLE  | One Piece FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora