Cap. 2

347 11 4
                                    

- ¿Cuándo se casa tu amigo? – le preguntó siguiéndolo con la mirada ya que se había levantado y se sentaba en el sofá quedando cara a cara.

- Mañana.

- ¡Vaya! Lo siento ¿te dará tiempo de poderte cambiar?

- Si claro, descuida – sonrió recordándole la moto.

- Parece un buen tipo, bueno todos.

- Sí, lo son. Somos una gran familia.

- Te entiendo – suspiró.

Él la observó en silencio.

- ¿Quieres venir conmigo?

-¡¿Qué, yo?! ¡No!. Estás loco, no os conozco – rió – Además, tu ya tienes pareja con quien ir.

Él negó con la cabeza.

- ¡Anda ya! No me tomes el pelo, un chico como tú seguro que tiene con quien ir.

- Pues voy a ir solo si no me acompañas, que triste ¿no? – le soltó una sonrisilla traviesa con cara de cachorrito abandonado.

- No me conoces.

- Pues así nos conoceremos. Venga, vente. Te divertirás.

- ¿Y qué me pongo?

- Seguro que tienes algo bonito para ponerte.

- Quería ir a escalar mañana… - suspiró

- Si me acompañas, luego haré el ascenso contigo, si quieres.

Ella enarcó una ceja pensándose la oferta y finalmente aceptó tendiéndole la mano que él estrecho acariciando descuidadamente su palma.

- En ese caso será mejor que nos vayamos a dormir.

Él se encogió de hombros y ella se rió mientras seguían hablando, fuera el alba iba despuntado.

A la mañana siguiente Yaizha se vistió con un elegante traje rojo de palabra de honor, ceñido a sus curvas de cintura para arriba. Era algo plisado y luego caía elegantemente. Por detrás hacía un bonito escote en pico cerrado por unos botones que parecían sugerir ábreme y un corte a un lado para darle mayor movilidad, había recogido parte de su suave melena en un desenfadado recogido con pincitas brillantes, se dio un toque de brillo en los labios, se puso unos zapatos de tacón y bajo, la tela vaporosa parecía ondear tras ella como si flotase sin tocar el suelo, cogió las llaves de su descapotable y despertó suavemente a Wolf que estaba aun dormido tendido sobre la cama de la habitación de abajo como un ángel. Ella lo miró durante un rato hasta que abrió los ojos, él bostezo dejando ver unos afilados colmillitos y se frotó los ojos.

- ¿Ya estás lista, qué hora es? 

- Es temprano tranquilo.

- Creo que no dormía tanto desde hace tiempo – se levantó mirándola casi sin respiración – Estas increíble. Mis amigos se morirán de envidia.

- Oye, que no soy un trofeo de exhibición. ¿No desentonaré? – Se miró preocupaba.

- Vas perfecta. ¿Me dejaras lucirte aunque sea un poquito? – sonrió travieso.

- Vale – rió – Pero sólo un poquito – dijo haciéndole un gesto con los dedos saliendo hacía el comedor – Vamos, te llevo.

Yaizha lo esperaba en el coche mirando el cielo despejado, no había sucedido nada pero lo deseaba tanto… 

Había algo en él que le hacía olvidar quien era ella y a la vez le daba la sensación de que era igual, que la entendida, pero no podía ser, si fuera como ella… 

ClanesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora