Cap. 8

229 9 2
                                    

- ¿No lleva demasiado dormida? – pregunto nervioso Joe que había acudido a la llamada de sus compañeros.

- Está cansada, está bien, no os preocupéis. Id a la otra habitación – les pidió Sina que acariciaba el pelo de Yaizha que se había recostado en su regazo al levantarse Wolf.

- ¿Cómo lo sabes?

Sina lo fulmino con la mirada y Koen los hizo salir a todos incluido Wolf que andaba de un lado al otro de la habitación y al que hizo sentar en la butaca cuando estuvieron en otra sala donde pareció serenarse sumido en sus pensamientos.

- Vaya luna de miel ¿eh?- Sonrió Noa a Koen.

- No os preocupéis, ya hemos tenido muchas – le devolvió la sonrisa guiñándole un ojo – Voy a por algo de beber.

Yaizha se revolvió intranquila, tenía pesadillas pero la voz suave de Sina la reconfortaba. Aún así se despertó sobresaltada, casi angustiada y temblorosa.

- Bienvenida bella durmiente – le sonrió

Ella miró alrededor aún desconcertada y se sentó apoyando la cabeza en el hombro de la mujer que tenía al lado sin darse cuenta y cerró los ojos llenándose de la calma y la ternura que desprendía la otra.

- Que bien hueles – murmuro hasta que se dio cuenta de lo que pasaba y la miró con los ojos como platos.

- Sina, estas…

Ella asintió con una sonrisa y se acarició el vientre levemente redondeado.

- Sí, son gemelos. Voy a ser mami.

Ella la miro un momento seria y luego le devolvió la sonrisa.

- Felicidades.

- Gracias.

- ¿Lo sabe él?

- Bueno… creo que ya ha notado un cambio en mí – rió – Si lo sabe, y esta tan feliz como yo.

- ¿tu… querías?

- Claro. Temí que no podía tener hijos… pero al final sucedió. Lo hicisteis posible – suspiró alegre.

Yaizha no lo entendió pero le dio igual, por fin se sentía a salvo, en casa… Sina se levantó y salió de la sala. Le hizo un gesto a Wolf que se levanto y se acerco hasta ella, le susurro algo y él la beso en la frente cariñosamente y entro cerrando la puerta quedándose a solas con Yaizha.

- Creo que no te di las gracias por lo de anoche – lo miró algo cabizbaja.

- No tienes que darlas.

- Pero no debías haberte metido, podía ocuparme yo sola. Lo siento…

- Puede, pero si tenía que hacerlo, no me pidas porque pero me importas… desde el momento en que te vi en ese antro… Sentí algo muy fuerte y no sólo deseo…

Ella lo miro en silencio.

- Genial, así la va a asustar – murmuro Rihana con la oreja pegada a la puerta.

- No seas chafardera, ven aquí – la riñó Noa añadiendo - ¿Qué están diciendo?

Wolf le tendió una mano sin dejar de mirarla, el corazón le latía sin tregua pero finalmente su cuerpo reacciono por ella cogiendo la mano que le ofrecía, se dejo levantar y lo siguió, bajaron hasta el parking, cogió las llaves del primer coche que encontró le abrió la puerta, ella se sentó y observó como él se metía, arrancaba y salía dejando poco a poco la ciudad detrás. El bosque los arropo con su murmullo, ya no se veían edificios ni se oían los ruidos de la urbe, Wolf bajo las ventanillas y dejo que el aire fresco con olor a pinos y tierra mojada entrara en el coche, aspiraron profundamente hasta que llego a una pequeña fortaleza con forma de mini castillo. Yaizha lo miró encantada y lo siguió hasta el interior, se parecía bastante a su casa, en la primera estancia la recibieron sus perros con alegría, ella los abrazo y acarició contenta de verlos a salvo, miro a Wolf que seguía mirándola y lo siguió escaleras arriba donde había una habitación inmensa con alfombras mullidas y almohadones, una gran cama confortable y fuego en la chimenea. Creía que estaba soñando.

El móvil de él sonó y miró el mensaje, era de Sina que le decía que tuviera cuidado y que la cuidara (“sus poderes están despertando, su solsticio está muy próximo, es muy frágil ahora y el proceso duro y doloroso para ella”). Cerró la tapa y lo dejo en vibración sobre una mesita dudando entre acercarse a ella o no.

Ella no se daba cuenta, pero estaba tensa, alerta… la agresividad se reflejaba en sus ojos, su cuerpo se agitaba, cambiaba poco a poco y sabía que aunque ahora, aún adormilada por la infusión relajante de Sina, cuando los efectos pasaran, el dolor la invadiría.

- Duerme un poco.

- ¿Te vas?

- No, estaré ahí, leyendo – señalo la salita cálida de al lado donde se veía titilar las llamas de otro hogar por el tono anaranjado.

Asintió y empezó a quitarse lo poco que llevaba encima lentamente sin darse cuenta de la mirada de él y tras tomar un baño calentito se metió en la mullida cama.

Se despertó  aturdida, le dolía todo el cuerpo y tenía ganas de gritar, era un dolor insoportable, los rayos de la luna se filtraban por la ventana acariciando su piel relajando allí donde la tocaba los músculos rígidos, se hizo un ovillo en el charco de luz e intento relajarse, se sentía morir, estaba mareada, su cuerpo ardía parecía ir por su cuenta, por un instante deseo estar con Naya, ella la hubiera ayudado a pasar ese trance o con Sina, con una hembra que pudiera orientarla. Estaba asustada, la cabeza le zumbaba, sentía una fuerte corriente de energía zarandeándola de pies a cabeza, se convulsionó y sin darse cuenta a cabo por escapársele un alarido. Wolf la abrazo por la espalda con fuerza mientras su cuerpo se estremecía, la aguanto mientras ella se debatía y luchaba por soltarse diciendo palabras ininteligibles, las lagrimas resbalaban por sus mejillas teñidas de rojo. La voz de él susurrando extrañas palabras en su oído hicieron que se fuera tranquilizando, era como si de repente la hubieran poseído fuerzas opuestas que la desgarraban, sabía que la causa era su solsticio, estaba a poco de recibir la plenitud de sus facultades de loba, pero no sabía que debía hacer ni que comportaba. No sabía nada… ahora se daba cuenta de su error de querer alejarse del clan, de que no le importase que no la enseñasen porque no quería aprender. Que necia y egoísta había sido…al menos en ese momento se lo parecía pese a estar siempre sacrificada. Finalmente exhausta quedo tendida en la cama mientras él seguía abrazándola aunque lo había mordido y arañado. No solo eso…también le había besado el cuello y luego había clavado sus colmillos en este saboreado el sabor de su sangre dulce y cálida. La sentía fluir poderosa por su interior haciéndole palpitar las venas con cierto dolor. Y eso sólo podía deberse a algo que su mente se negaba a admitir. Le aterrorizo pensar que hacía ella sola ahí con él, ¿y si se transformaba? ¿Y si sin quererlo mataba como loba? ¿Y si…? demasiadas preguntas sin respuesta. Pero sí que recordaba su beso, el beso que le había dado él, dulce, salvaje, ardiente… 

Cuando se quedo adormilada sintió como él la soltaba y preparaba algo en la cocina, olía amargo pero le resultaba familiar, se lo dio a beber a Yaizha y ella obediente y sin fuerzas trago el brebaje de hierbas que poco a poco la fue devolviendo a la normalidad.

Se durmió pero seguía asaltada por las pesadillas, Wolf la miraba paciente, preocupado, no podía hacer nada por ella, ni siquiera podía imaginar por lo que estaba pasando, era un trance que sólo conocían las lobas y sólo las señaladas lo pasaban peor, alguna incluso no lo había superado… para ellos era más fácil.

Golpeo la pared frustrado ante su impotencia y se sentó observándola aliviado cuando su respiración se normalizo y durmió plácidamente, estaba tan hermosa… incluso pudo apreciar la luz azulada que desprendía su cuerpo tendido y desnudo sobre las sabanas blancas. Su pulso se agitó por el deseo pero se obligo a pensar en otra cosa, ya se había dado cuenta, pero no podía dejar de pensar en ella. La amaba, siempre lo había hecho, no había ninguna otra hembra para él. No dejaría que le ocurriese nada, no iba a perderla de nuevo. No renunciaría pasara lo que pasara, con o sin profecía.

ClanesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora