El camino

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Volaba de un lado a otro, a pesar de no conocer el lugar. Seguía su instinto que le decía de ir a un lado o a otro. Era como si en su cabeza el camino estuviese gravado a fuego. No tenía la más mínima idea de a donde se dirigía, qué encontraría al final. No era lo más importante. El paisaje que se encontraba a su alrededor le agradaba. El viento que acariciaba su cara, le encantaba. La incógnita de no saber a donde viajaba, engatusaba cada célula de su cuerpo. Su cuerpo se sentía por fin libre. No sabía a dónde iba, qué pasaría por el camino, qué es lo que encontraría al final, pero por lo menos lo disfrutaba. Todo ese recorrido, aunque acabase mal, nunca estaría de más. Esa emoción de sentir que era libre, ese sentimiento, nunca, jamás, se arrepentiría. Pues lo que cuenta es el camino. Es lo que toma más tiempo, ¿porqué quitarle importancia?

Esos Pensamientos EfímerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora